"En Cuba la situación de los prisioneros es inhumana"

| El conocido disidente cubano, promotor del Proyecto Varela, agradeció al pueblo uruguayo el patrocinio de su postulación al Nobel de la Paz, que aprobó la Cámara de Representantes

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El disidente Oswaldo Payá, promotor de un referéndum que aspira a obtener mayores libertades para la sociedad cubana, agradeció ayer al pueblo uruguayo por el patrocinio de su candidatura al Premio Nobel de la Paz, que fue aprobada por la Cámara de Diputados a iniciativa del representante Jaime Trobo.

El País mantuvo una conversación telefónica con Payá en su casa de La Habana para hacerle llegar la noticia, que recibió con sorpresa y modestia.

—No esperaba algo así... Me alegro de poder hablar con usted para agradecer por su intermedio a los uruguayos, a todo el pueblo uruguayo y a la institución democrática que los representa. Lo considero un gesto de solidaridad con el pueblo de Cuba porque yo esa nominación no la tomo a título personal por méritos que no pretendo tener; ese voto de Uruguay es un reconocimiento a nuestro pueblo en un momento muy, muy difícil.

"La sociedad cubana hoy está atrapada por una verdadera oligarquía que no tiene otro proyecto que no sea concentrar todo el poder de manera totalitaria, en un hombre y en un partido, mientras la mayoría sufre la pobreza y la marginación.

—Quiero hablarle de un hecho que ocurrió el lunes en Cuba, pero del cual se informó oficialmente hoy (por ayer). ¿Está usted en conocimiento del intento de secuestro de una embarcación de pesca, que terminó con la muerte de los tres hombres que querían huir, y con un niño que recibió una herida de bala en la cabeza? ¿Sabe detalles del caso?

—Yo no tengo información adicional a la que se dio desde el gobierno. Fue una tragedia... Nosotros no alentamos y nos oponemos a cualquier acción de fuerza, de secuestro, pero pensamos que debería haber una investigación independiente de este hecho porque es verdaderamente trágico y confuso. Y es una pena que tantos cubanos, en la desesperación, traten de evadirse de esa manera del país. Tampoco justifica este hecho una represión sangrienta. La prensa debería intentar investigar este hecho gravísimo que ocurrió el lunes.

—¿Pero pueden hacerlo los periodistas independientes en Cuba?

—Creo que deberían intentarlo.

—Permítame una pregunta al margen: ¿Usted puede hablar libremente por teléfono? ¿Le están escuchando esta conversación?

—Ya lo creo que están escuchando y grabando todo lo que estamos hablando.

—¿Y no siente ningún temor?

—Yo estoy acostumbrado a la vigilancia. No creo que vaya a existir algún problema adicional. Generalmente hay vigilancia en torno a mi casa, hay presiones sobre la gente que me visita. Estoy acostumbrado a vivir "acompañado".

—Usted fue invitado el lunes, junto a otros conocidos disidentes, a la fiesta del 14 de Julio en la embajada de Francia en La Habana. Las autoridades del gobierno se negaron a asistir y amenazaron con tomar represalias hacia aquellos que acudieran a la sede diplomática. ¿Han tenido problemas, usted o sus compañeros, por haber acudido a la embajada?

—El gobierno cubano no tiene por qué indignarse con esa invitación. Francia es libre de invitar a compartir la fiesta de su Revolución a las autoridades y a la sociedad cubana. Nosotros también somos Cuba, somos parte de la sociedad, y pienso que la invitación es un reconocimiento que ellos nos hacen, en uso de su libertad. Francia y los gobiernos de la Unión Europea están expresando con este gesto que quieren tratar con toda la sociedad cubana y que no admiten la exclusión a las que nos condena el gobierno. Ayer (por el lunes) había un ambiente festivo en la embajada y nosotros rendimos homenaje al pueblo francés y pudimos intercambiar impresiones con muchos invitados —intelectuales, periodistas, diplomáticos, religiosos— que están muy interesados por nuestros prisioneros y por nuestra campaña del Proyecto Varela. No creo que esto sea una provocación de Francia o de la Unión Europea...

—Pero en otras ocasiones no habían sido invitados, ¿no es así? Esto cambió después de que la Unión Europea adoptó sanciones por los arrestos de numerosos disidentes.

—Estos ha sido una excepción, desde luego. A fiestas nacionales generalmente no hemos sido invitados. Quiero aclararle que nosotros no hacemos oposición en las embajadas. Nosotros luchamos en la sociedad cubana para lograr los cambios pacíficos que Cuba necesita ahora.

—¿Le preguntaba antes si hubo represalias con los disidentes que acudieron a la embajada?

—No, no ha habido represalias.

—¿Por qué usted no ha sido arrestado por el gobierno en la reciente ola de detenciones contra disidente? ¿A qué lo atribuye?

—Muchas personas me han hecho esta pregunta. Yo no puedo conocer la lógica interna de la represión. Lo que puedo decirle es que yo no cometí ningún delito. Sería una injusticia que me encarcelaran, pese a que lo injusto se ha vuelto común en esta tierra, porque mis hermanos disidentes —los prisioneros de la "primavera de Cuba", como los llamamos aquí— tampoco han cometido delito alguno, salvo expresar sus ideas y defender sus derechos.

—¿Cuál es la situación actual de esos prisioneros?

—Rápidamente le digo; de los 75 disidentes encarcelados hay 42 que son activistas del comité ciudadano del Proyecto Varela; ya había otros siete que estaban arrestados desde antes que se produjera la última oleada represiva. Están todos en prisiones diferentes y muy distantes de sus provincias, y ello significa un castigo adicional para los familiares de los presos. En Cuba, no sé si usted sabe, un viaje de 500, 800 o 1.000 kilómetros es una verdadera odisea. No hay hoteles donde los familiares se puedan hospedar, al menos los cubanos; los viajes pueden durar varios días y los pasajes son difíciles de conseguir, hasta en el mercado negro.

"Muchos de los prisioneros no tienen agua corriente, nunca. Las celdas en las que están encerrados son diminutas, sin luz eléctrica. Algunos tienen las rejas semitapiadas, los alimentos son incalificables... Las visitas son cada tres meses. En unas prisiones, los sacan una vez al día, esposados, a tomar el sol. Algunos tienen bloqueada la correspondencia. Están en celdas individuales, duermen sobre tablas... Las condiciones en las que están son inhumanas.

—¿Se realizan campañas para conseguir su liberación?

—Nosotros estamos llamando a una campaña permanente por la liberación de estos prisioneros. Ninguno de ellos hizo otra cosa que no pueda hacer un ciudadano libre en un país libre.

—Una última pregunta: ¿Qué futuro tiene el Proyecto Varela, que usted patrocina?

—El proyecto reclama la vigencia y el respeto de algunos derechos que están contemplados en la Constitución cubana. Es un proyecto de movilización cívica y la esperanza no la ponemos en la respuesta del gobierno. Después que entregamos las firmas necesarias para convocar el referéndum, muchos personas continuaron firmando la plataforma y averiguando sobre el Proyecto Varela, que el gobierno se negó a difundir. Estamos confiados en que esta movilización irá creciendo. La apertura la conquistará el propio pueblo cubano. Y seguiremos, pese a todo, reclamando la apertura.

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