Madrid - Tres mujeres, víctimas de la dictadura argentina (1976-83) acusaron el miércoles ante el juez español Baltasar Garzón a Ricardo Cavallo, de torturas, desapariciones y "secuestro a domicilio", poniendo fin así a los testimonios contra el ex capitán de corbeta encarcelado en España.
Ana María Testa, Silvina Testa y Consuelo Orellano de Ardetti, testificaron ante Garzón en el marco del sumario abierto contra el ex marino acusado de genocidio, terrorismo y tortura y extraditado a fines de junio desde México.
Las tres víctimas relataron de qué forma conocieron al ex marino y las torturas físicas y psicológicas a que fueron sometidas por éste, entonces oficial de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los mayores centros de detención ilegal de la dictadura, por el que pasaron más de 5.000 de los 30.000 desaparecidos del régimen militar.
"Tuve la desgracia de ser torturada por Cavallo, que además fue mi responsable durante mi detención en la ESMA", afirmó Ana María Testa en rueda de prensa tras declarar ante el juez de la Audiencia Nacional, principal instancia penal en este país europeo, en ausencia de los abogados defensores del imputado y de la Fiscalía que rechaza la jurisdicción de la justicia española.
Esta mujer de 49 años, secuestrada a los 25 cuando estudiaba arquitectura, y cuyo marido, Juan Carlos Silva, está desaparecido, explicó que aunque nunca vio "la cara de Cavallo durante las torturas, lo reconocía por su voz". "Nunca voy a olvidar la voz de Cavallo", aseveró.
Dijo que el marino la llevó tres veces a visitar a su familia en la localidad de San Jorge, provincia argentina de Santa Fé, episodios que su hermana Silvina calificó de "secuestros a domicilio" pues mantenían a toda la familia en vilo, y pretendían impedir cualquier acción legal o denuncia.
"Cavallo me dijo que el motivo de mi secuestro era localizar a mi marido", relató Ana María, que estuvo en la ESMA entre noviembre de 1979 y marzo de 1980.
"Cavallo no sólo cumplía órdenes, sino que era alguien plenamente comprometido con una campaña de exterminio masivo", afirmó la testigo.
Su hermana, radicada en París, tenía 15 años y recuerda los llamados telefónicos a su casa para avisar que "vendrían de visita", una de las cuales Cavallo lo hizo acompañado del suboficial de la prefectura Juan Antonio Azic, alias "Claudio".
"La violencia psicológica (que ejercía) tenía un peso ensordecedor", aseguró Silvina Testa, describiendo a Cavallo como una "persona fría, distante y siniestra", con quien se vieron obligados a pasar un fin de año, en una de las visitas de su hermana, que duraban entre dos y tres días.
Consuelo Orellano conoció a Cavallo en febrero de 1980, cuando el marino trajo por unas horas a su casa en la ciudad de La Plata (60 km al sur de Buenos Aires) a su marido, Enrique Ardetti, secuestrado en agosto de 1979.
"Estuvimos en la cocina más de dos horas. Cavallo estuvo hablando del proceso de reorganización nacional (ndlr: denominación que los militares daban a la dictadura), de la moral y de la familia. Me dijo que me dejara de denunciar, que mi esposo estaba allá (en la ESMA). Que vendrían a buscar un poder por el auto y una propiedad y que mi marido iba a llamar todos los miércoles", relató en voz baja haciendo un esfuerzo para controlar la angustia.
"Desde ese día, mi marido no llamó nunca más", sentenció Consuelo Orellano, denunciando al mismo tiempo la expoliación de bienes de las víctimas organizada desde la ESMA.
Las tres mujeres estuvieron acompañadas por otros cuatro testigos que declararon el martes ante Garzón, dos de los abogados de la acusación popular contra Cavallo, Carlos Slepoy y Manuel Ollé, y el abogado defensor de Ana María Testa, Antonio Segura. Todos ellos lucían un distintivo en rojo y negro con la leyenda "40 extradiciones ya".
En vísperas de la reunión semanal del gabinete español, los letrados afirmaron que "el gobierno (de José María Aznar) tiene la obligación absoluta" de elevar formalmente a su par argentino el pedido de extradición de 39 militares y un civil argentinos dictado por Garzón.
Slepoy calificó los testimonios del miércoles de "contundentes" y consideró que son "más que suficientes para procesar a Cavallo por tortura, secuestro, desapariciones y reducción a trabajo servil".
Estimó que en los próximos días Garzón concluirá el sumario y podrá iniciarse la etapa preliminar al juicio, que confían arranque en la primavera (boreal) de 2004.
Apodado en la ESMA como "Marcelo" o "Sérpico", Cavallo está detenido en una cárcel madrileña desde el 29 de junio pasado, cuando la justicia mexicana, que lo había detenido en agosto de 2000, autorizó su extradición a España, donde está acusado de 227 desapariciones forzosas y 110 secuestros. AFP