Hablar de áreas Ramsar significa referirse a un acuerdo internacional celebrado y respetado por muchos países del mundo, en materia de conservación de la diversidad biológica mundial. En realidad esta convención está concentrada específicamente en la protección de los humedales de importancia internacional. Cuando hablamos de humedales nos estamos refiriendo a extensiones de marismas, pantanos, bañados, esteros, turberas o aguas —dulce o salobre— estancadas o corrientes de baja profundidad. La presencia de esas aguas puede ser permanente o temporal.
Uruguay ratificó su compromiso con la convención el 26 de octubre de 1982 (Ley Nº 15.337), e incorporó 200 mil hectáreas al sistema mundial de áreas Ramsar, comprometiéndose a brindarle protección, garantizando un uso sustentable de tan importante porción de su territorio. Esa área Ramsar uruguaya se denominó Bañados del Este y se extiende desde el río Yaguarón al norte, hasta la costa atlántica cerca de Cabo Polonio al sur, la laguna Merín al este, —incluyendo por el oeste a la ciudad de Lascano.
Este acuerdo no responde a caprichos de los románticos amantes de la naturaleza, sino al incuestionable dictamen de la ciencia que señala a los humedales como uno de los ecosistemas más productivos del planeta. Brindan enormes y variados beneficios que van desde la pesca, hasta su esencial función reguladora de los ciclos hidrológicos. Inciden pues en la agricultura, en la disponibilidad y purificación de agua dulce, en el control de las crecidas, en la estabilización de las líneas costeras, en la producción de madera. Posibilitan el turismo natural y favorece la recreación. Conforman hábitat insustituibles para un elevado porcentaje de especies de la fauna y flora nativas.
En el caso uruguayo, afirma el reconocido zoólogo Raúl Vaz Ferreira que la mitad de las aves nativas —unas 200 especies— tienen su hábitat fundamental en el área Ramsar nacional. Desde luego, la designación de Bañados del Este como si fuera un área homogénea no ha sido una decisión rigurosa desde el punto de visto técnico, pero sirvió para la mejorar la toma de conciencia de la importancia que tienen las grandes zonas de bañados del país. Además, le creó un marco inexistente hasta ese momento.
Dos decenios después, Uruguay toma la sabia decisión de incorporar al listado su segunda área Ramsar. Se trata de los esteros de Farrapos junto a 24 islas e islotes del río Uruguay. Es una zona de humedales localizada al oeste del departamento de Río Negro, sobre el curso bajo del río Uruguay. Su superficie es de 17.500 hectáreas y, a diferencia de Bañados del Este, la mayor parte de ella es propiedad estatal. Su elección ha sido muy atinada. Allí viven y se reproducen muchas especies valiosas de nuestra fauna, algunas en peligro de extinción como el dragón (Xanthopsar flavus) y el capuchino de collar (Sporophila zelichi), dos hermosos pájaros sumamente escasos. En esta zona de nuestro país se confirmó la presencia del aguará guazú o lobo de crin (Chrysocion brachyurus). Se trata del más grande de los cánidos sudamericanos, cuyos registros en Uruguay son casi inexistentes.
Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay deberá ser incluido en el Sistema Nacional de Areas Naturales Protegidas, como paso ineludible para mejorar su gestión dentro de los parámetros de la conservación. Deberá contar, lo antes posible, con un plan de manejo que regule las actividades dentro de su perímetro. Parece muy conveniente fortalecer en la conciencia de la comunidad estos valores patrimoniales de todos los uruguayos. Porque aún sobrevive, inexplicablemente, la idea que conservación y desarrollo son conceptos antagónicos.