España - La organización separatista vasca ETA endureció su campaña de atentados contra empresarios vascos para convencerlos de pagar el impuesto revolucionario, contrariando las esperanzas del gobierno socialista, que esperaba poder anunciar en breve un alto el fuego etarra.
En pocos días, tres explosiones bastante potentes, todas firmadas por ETA, estallaron dentro de edificios industriales o comerciales del País Vasco y en Navarra (norte de España), sin causar víctimas pero sí daños materiales importantes.
"Son siempre blancos +económicos+ por el impuesto revolucionario con explosivos importantes que provocan daños", explicó una fuente antiterrorista francesa que admitió "no ser muy optimista" sobre el final de la violencia por parte de ETA.
En Urdax, Navarra, una carga explosiva de 30 a 40 kilos de clorato colocada en un coche robado en Aveyron (sudoeste de Francia) destruyó el 14 de febrero el frente posterior de un complejo comercial que comprendía una discoteca y varias tiendas, a 500 metros de la frontera con Francia.
El sábado un comunicado de ETA explicó que esta carga explosiva apuntaba a la discoteca cuyo propietario "rehusó dar dinero para la liberación del País Vasco", fórmula utilizada para indicar que el comerciante no pagó el "impuesto revolucionario".
En ese mismo comunicado, ETA contrariaba las esperanzas de un alto el fuego inminente acariciadas por el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, limitándose a instar a los actores políticos y sociales vascos para "dar pasos" hacia la paz sin una mínima alusión al abandono de las armas.
Diez días después de la explosión de un coche bomba en Urdax, el centro comercial recuperó su aspecto normal y muchas de sus tiendas abrieron sus puertas.
Una directiva de uno de esos comercios, Pilar Martikorena, rehusó comentar el impuesto revolucionario, tema tabú entre los empresarios vascos. "No quiero hacer ningún tipo de comentario. Simplemente decir que hemos trabajado duro para reabrir nuestros comercios lo antes posible", dijo a AFP.
La confederación patronal vasca Confebask condenó por su parte la serie de atentados que "ensombrecen las esperanzas de paz" y aportó su apoyo a quienes "resisten contra el chantaje y la amenaza permanente".
Confebask pidió una "tregua total" con el freno del chantaje y no una tregua como la del 1998-99, cuando el final de los atentados no impidió la continuación de las extorsiones.
Una fuente antiterrorista citada por El Diario Vasco dijo que la campaña intimidatoria de ETA alcanzaba ahora niveles "sin precedentes" con el envío de una carta a los empresarios y a sus allegados para reclamar el pago del "impuesto".
Según cifras difundidas en 2005 por la guardia civil, ETA percibía anualmente 1,5 millón de euros de esta manera.
AFP