CANELONES | PATRICIA MANGO
Si usted es de apellido Cabrera, Macías, Reyes, Corujo, Castrillo o Espinosa y vive en la zona de Los Cerrillos, es prácticamente un hecho que desciende de canarios; sólo en la guía telefónica de esta ciudad de Canelones un equipo investigador encontró 274 apellidos de esa rama. En un profundo estudio de dos años pudieron elaborar un árbol genealógico de la ciudad que mide 36 metros.
La vida, suerte o destino de la diáspora de canarios hacia Uruguay de los años 1830 a 1870 motivó a la Comisión Sectorial de Investigación Científica que pertenece a la Universidad de la República a emprender un rastreo.
El proyecto "Canarios de Ayer y de Hoy" fue financiado por Casa de Colón, Cabildo de Gran Canarias. La antropóloga Isabel Barreto dirigió a siete personas que lograron establecer una historia y un hilo conductor entre los canarios de entonces -que desembarcaron aquí marcados por el hambre y encontraron un lugar para afincarse de forma definitiva- y los canarios de hoy.
En principio se realizó el relevamiento de información en instituciones históricas como la iglesia, padrones y registros de hospitales. En una segunda etapa, los investigadores se entrevistaron cara a cara con los descendientes: hubo 105 entrevistas a un total de 1.900 personas. Llegados a este número suspendieron las entrevistas porque los apellidos se repetían.
Una de las revelaciones es que el 80% de los inmigrantes canarios provenía de Lanzarote, isla volcánica del Atlántico donde había hambruna. El 70% vino en 1830, cuando el gobierno uruguayo contrataba personas como mano de obra. La mayoría -unos 30.000 aunque hubo quienes pasaron a sus hijos en baúles y no quedaron registrados- llegó con hambre, proveniente de una tierra árida y con escasez de agua, todo lo contrario a lo que encontraron en Uruguay. Pero siguieron viviendo en la austeridad, explicó Miguel Pérez Estévez, presidente de la "Asociación Histórica de Los Cerrillos 3 de agosto de 1896", que colaboró en la investigación.
En un censo de 1884 consta que había boteros y boteras, profesión particularmente masculina pero que en su momento empleó mano de obra femenina, como consigna el documento.
En principio llegaron para probar suerte. Luego vino el efecto "goteo", que consistía en traer a la novia, al padre y así reencontrarse con sus seres queridos que habían dejado en la lejana isla. La emigración hacia Uruguay era tan pronunciada que en un determinado momento el gobernador pidió al gobierno de España que prohibiera la salida porque "todos se venían a este país", consignó el presidente de la Asociación.
Los canarios siguieron ejerciendo en Uruguay los mismos oficios que en su país: el 80% de sus descendientes siguieron la tradición o al menos se afinca-ron en el mismo lugar que sus antepasados. "Algunos se instala-ban en Montevideo pero luego venían a la zona rural", dijo Pérez Estévez.
A medida que se va más atrás en el tiempo se incrementan las cifras de parentesco. El 1% de los entrevistados tiene padre canario; el 3% abuela y el 30% abuelo, el 22% bisabuelo y bisabuela el 20%; tatarabuelo el 6% y tatarabuela el 3%. Entre descendientes de canarios no hay diferencia entre el número de hombres y de mujeres: 49,5% son hombres y 50,5% mujeres. "Se determinó que existen 157 ascendientes canarios que dejaron 217 descendientes. El 63% de ellos vive en el mismo lugar que sus antepasados", consignan los informes.
Las conclusiones del equipo investigador facilitadas por Pérez Estévez establecen que "existe una migración selectiva en lo que respecta a las islas de origen de los canarios arribados a Uruguay en el siglo XIX, favorecida por las condicionantes del país de partida (geográfica o económica) y las redes familiares en el país de llegada", en este caso Uruguay.
Por otra parte hubo factores culturales, geográficos y económicos que "contribuyeron a la conservación de conductas específicas de relacionamiento" y "conformación" de la familia, esto referido al pasado y al presente.
Eso explicaría "el porcentaje de apellidos así como la permanencia de pautas culturales canarias" en sus descendientes.
APELLIDOS. De los apellidos 51 son canarios, con diferencias en sus porcentajes: Capote, Castrillo, Espinosa, García, Macías, Pérez y Reyes: 6% de los entrevistados. Bentancourt, González, Martínez, Perdomo: 8%; Cabrera 30%. Entre apellidos maternos se encontraron 66 diferentes. Los más reiterados son Cernada, Corujo, Díaz, Núñez, Umpiérrez 4,5%; Rodríguez 6%; Cabrera y Macías 9%.
Equipaje
Algunos de los 30.000 emigrantes ingresaron con sus hijos en baúles y no los registraron
Artigas: 1.200 Arbiza están de fiesta
Tres hermanos que llegaron a Artigas en 1842 desde Biriatou (País Vasco) dieron origen al apellido Arbiza en Uruguay. Hoy, 165 años desde el arribo de Zacarías, Juan Arrupe y Juan chico, la familia registra 2.785 integrantes.
El árbol genealógico en Artigas tiene cerca de 800 descendientes.
El primer encuentro familiar del que haya registro es de 1925, según contó Mario Gustavo Arbiza. Posteriormente se realizaron siete encuentros más.
La Arbizada 2006 será el domingo 10 de setiembre.
Está previsto que asistan alrededor de 1.200 parientes de distintos puntos del país, de México, Argentina, España y del País Vasco, de donde incluso llegarán representantes de un canal de televisión. La fiesta de reencuentro empezará de mañana, con una conferencia de prensa sobre los tres hermanos que dieron origen al apellido en el país.
A partir del 8 de setiembre hasta el 12 se realizará una muestra histórica con documentos, fotos y objetos de la familia.
Al mediodía habrá una misa a cargo del padre Ligurina Arbiza; una joven integrante de la familia entregará al intendente, Julio Silveira, 10 libros de lectura escolar traducidos al sistema Braile.
La jornada culminará en el local Chiflero de la agropecuaria, a 4 kilómetros de la ciudad, donde se servirá un asado a la criolla con espectáculos y música a cargo de diferentes integrantes de los Arbiza. También se entregará una edición actualizada del libro "Arbizadas y la Gran Siete", escrito por Orlando María Arbiza. (Producción: Javier Bertalot)
El gofio es evidencia
El gofio fue una de las "huellas" que dio apoyo a la investigación. A ello se sumaron festividades como San Juan, el 24 de junio y la devoción a la Virgen La Candelaria o a San Isidro Labrador.
Las palmeras, arar con bueyes y la forma de hablar también delata el antepasado canario: la tonalidad y la costumbre de cambiar palabras como "traje" (de traer) por "truje".