Sobre el 40 a 2

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La iracundia verbal del presidente Kirchner y el desprecio a las decisiones institucionales que rigen la convivencia de los países en el mundo provocan el más absoluto rechazo. Su arrogancia, su soberbia y la falacia que exhibe han llegado a límites vergonzosos.

La posición uruguaya en el tema de las plantas de celulosa ha sido respaldada hasta ahora por la decisión preliminar de la Corte Internacional de La Haya (14 a 1), el dictamen de un tribunal arbitral ad hoc del Mercosur (3 a 0) y por el Banco Mundial (23 a 1), lo que hace un total de 40 a 2, con la salvedad de que los dos votos por Argentina fueron de representantes argentinos, no neutrales. Falta la decisión de La Haya sobre el fondo del asunto. Lo más probable es que la Corte finalmente comparta la posición del Banco Mundial sobre el impacto ambiental del proyecto.

Lo acontecido hasta ahora sugiere cuatro reflexiones.

1) El Banco Mundial ha concluido, "después de completar una revisión meticulosa de los hechos", que "la planta generará beneficios económicos significativos para Uruguay y no causará ningún daño ambiental". Además, señaló que el proyecto de Botnia aparejará mejoras ambientales en Fray Bentos, contribuirá a reducir el efecto de invernadero y suministrará insumos a otras plantas productoras de celulosa de diseño moderno y, por lo tanto, no contaminantes, que se instalen en la región.

2) El proyecto le ayudará a nuestro país a avanzar un eslabón más en la cadena de procesamiento de una materia prima cosechada en su territorio, creará nuevos empleos y dará lugar a un valor agregado que ascenderá al 2% del PBI nacional. Este desarrollo no solamente beneficiará a nuestro país, sino también a toda la región. Porque, suponemos, los socios del Mercosur seguramente piensan que el desarrollo económico en uno de ellos beneficia a todos…

3) Otra vez ha quedado demostrado que Uruguay ha actuado de acuerdo a sus obligaciones bajo el Derecho Internacional, en forma responsable y correcta, al aprobar y supervisar el proyecto elaborado por la empresa finlandesa.

4) Kirchner es un soberbio caprichoso, que solo quiere hacer su voluntad.

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