Recordemos "Pagarán más los que tengan más, y pagarán menos los que tengan menos". El Dr. Vázquez ha llegado a concentrar la suma del poder sin otro límite que el de la norma jurídica y -en un acto que lo distingue- al mismo nivel situó la norma programática. La Constitución, y el programa del Frente Amplio, las dos Biblias.
Hasta ahora sólo impedimentos jurídicos evitaron que la coalición de gobierno pudiera imponer su voluntad en dos casos determinados: el nombramiento del Fiscal de Corte, y la integración del Tribunal de Cuentas y de la Corte Electoral. Para disponer sobre esto la mayoría absoluta del Frente Amplio no alcanza por sí sola; necesita el acuerdo con otros partidos políticos. En el primer caso, al no conseguirlo, el gobierno sacó de la manga una grosera estratagema como lo fue el decreto que encargó provisoriamente de la Fiscalía de Corte a la única persona en el mundo que se sabía de antemano que no reunía el apoyo constitucionalmente exigido. Al parecer -porque nunca se sabe- este tema será nuevamente tratado, buscándose un acuerdo con la oposición que en los primeros tanteos volvió a fracasar.
En lo programático y con miras a la consagración de la justicia social por vía de una reforma tributaria, el gobierno comprometió como la innovación estelar un Impuesto a la Renta a las Personas Físicas. Es lo que quisieron los que votaron al gobierno. Pero desde que se conocieron los lineamientos generales del proyecto, se supo que toda esa gente votó a conciencia que se sancionaría determinado tributo que en ningún momento resultó ni parecido al que se anunciaba. Decir que lo sancionado en el Parlamento con el voto exclusivo del Frente Amplio no es un Impuesto a la Renta, es llover sobre mojado. Una rápida relación de las características de este gravamen -que como bien se ha dicho no es un tributo sino una confiscación- al que se le puede llamar Impuesto a los Ingresos Brutos, Impuesto al Trabajo, o de cualquier otra manera menos Impuesto a la Renta, ponen en evidencia que no se ha cumplido con el mandato bíblico entendido éste en lenguaje usual, o en sentido técnico.
Así, esta quita al sueldo, que también no es mucho más que eso, afectará todos los ingresos del trabajador y su núcleo familiar con escalas progresivas muy cerradas que pueden llegar a un 25%. Los ingresos que constituyen el monto imponible son los nominales, de manera que por la diferencia entre el líquido y el bruto, se aportará a la seguridad social y además se acumulará el impuesto. A eso se le llama doble tributación. En compensación, el contribuyente que paga IVA, seguirá pagándolo pero con una generosa rebaja de un 1%. Y la aplicación del "Impuesto a la Renta" a las pasividades, es la prueba más flagrante de la desnaturalización de lo comprometido ante la realidad de lo resuelto. Basta leer el artículo 67 de la Constitución para comprobar como también la otra Biblia no pudo resistir el estrago de la voracidad fiscal, porque el vicio de inconstitucionalidad de la afectación es flagrante. Conceptual y elementalmente además, la jubilación no es un ingreso de generación actual, es la devolución cuotificada de los aportes que ha hecho el jubilado cuando estuvo en actividad, de manera que sobre ese dinero que recibe el pasivo que ya hizo aportes trabajando, se duplica el gravamen con este engendro. Es de no creerlo.
El Ministro de Economía y Finanzas, que a sus condiciones técnicas le agrega la solvencia con que da sus explicaciones por su reconocida trayectoria como docente, no ha dicho jamás una sola palabra ni sobre la legitimidad ni sobre la naturaleza de este impuesto. En algunos casos elude el tema, en otros se ofusca cuando se queda sin argumentos. El Ministro no puede justificar la honestidad política de esta ley, porque no tiene nada que ver con lo que se anunció en la campaña electoral. Ese gol en contra no lo va a poder desquitar jamás porque la responsabilidad es suya.
Y toda la estructura de la reforma en lo que refiere a este gravamen, desnuda la falsedad de los vaticinios del capítulo sobre justicia social del programa bíblico. Porque no es cierto, que pagará más el que tenga más. Pagará más, en definitiva, el que trabaja más o el que por la jerarquía de su cargo gane más. Pero ni el esfuerzo laboral ni la responsabilidad, ni la especialización suponen "tener más", en los términos de la prédica del hoy Presidente de la República.
Es muy grave.