Un día de furia en la Plaza Independencia

| Incidentes. Una manifestación "anti piquetera" frustró los planes de los asambleístas | Cánticos de barra brava y agresivas pancartas en la plaza | Aduanas les confiscó volantes a los asambleístas

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SEBASTIÁN CABRERA

Golpes, insultos, empujones, huevazos, gritos y más gritos. Una decena de Asambleístas llegó ayer desde Buenos Aires y se metió en la "boca del lobo". En la Plaza Independencia y Ciudad Vieja se vivió un espectáculo casi medieval.

"¿Y los piqueteros dónde están?". El grito se hacía sentir cada vez más fuerte cerca del mediodía. A las 13.45 arribó a la plaza el grupo de asambleístas argentinos. Allí esperaban unas cincuenta personas, que se habían concentrado en el lugar en una "contra protesta". Con el paso de los minutos terminaron siendo cerca de 150.

Seis asambleístas, cuatro mujeres y dos hombres, se abrazaron cuando vieron que se les venían arriba los enfervorizados manifestantes. Con remeras rojas que decían "Asambleas del Pueblo", llevaban unos pocos volantes amarillos, que la gente rompió y tiró.

Insultos de todo tipo se escucharon contra los argentinos. "Váyanse de acá, perros", "porteños hijos de puta", "manga de sidosos" y "mugrientos", son sólo algunos ejemplos. Entre puntapiés y empujones, había empezado una especie de linchamiento popular. Un oficinista se sacó la corbata y se preparó para la lucha: "Esto es una provocación, hay que matarlos a patadas", gritó.

Primero se formó un gran tumulto alrededor de un manifestante que hablaba con periodistas. Los uruguayos lo empujaron hacia la puerta de la Ciudadela, mientras los autos y ómnibus tocaban bocina. Ayudado por otra persona, el hombre logró meterse dentro de un taxi. Totalmente fuera de sí, la gente empezó a pegarle al automóvil. "Al taxi no, al taxi no", clamaba a gritos el chofer.

Hasta ese momento la poca Policía presente en el lugar no cortó las protestas. Pero los efectivos sí intervinieron cuando la gente atacó al taxi y permitieron la salida presurosa del automóvil.

Con la adrenalina a mil, la gente fue a buscar a los otros asambleístas, que esperaban abrazados y recibieron un tratamiento similar. Unos diez policías lograron rodear y hacer de escudo humano a los argentinos. Eso no cortó los gritos e insultos, que fueron aún más fuertes.

Desde los balcones la gente aplaudía el "ajusticiamiento" y tiraba agua. "Venimos a hablar, no somos asesinos. La única forma de resolver éste conflicto es hablando", se defendió uno de los ambientalistas, mientras era empujado por una marea humana.

Los argentinos empezaron a bajar rumbo al puerto por la calle Juncal. "Somos un país pacífico. ¿A qué vienen?", gritó una mujer a los cuatro vientos. Casi sobre el puerto, fueron subidos a una camioneta policial. Entonces hubo aplausos y festejos: la presencia "ambientalista" duró media hora en el Centro de Montevideo.

Las cifras

10 - Fueron los ambientalistas argentinos que llegaron a Montevideo para realizar la anunciada "volanteada".

150 es la cantidad de personas que se terminó concentrando en la plaza para atacar a los ambientalistas argentinos.

Piqueteros "cerdos" y "garra charrúa"

El ambiente tenso se respiraba desde temprano en los alrededores de la Plaza Independencia, donde los asambleístas argentinos pensaban realizar una "volanteada" contra la construcción de las plantas de celulosa, en principio con apoyo de grupos "ultras" de la izquierda uruguaya.

Pero los esperaba una "contra protesta", evidentemente organizada de antemano, que luego sumó adeptos espontáneos, como oficinistas y decenas de personas que pasaban por el lugar.

De golpe, un fuerte sentimiento nacionalista reinó en el lugar. Parados al lado del monumento a Artigas, algunas personas gritaban "¡Uruguay!, ¡Uruguay!", como si se tratara de un partido de fútbol. Sus carteles mostraban que había ánimo de guerra: "Visite Gualeguaychú, ratas cocinándose en la ruta", decía una pancarta. En otra se leía: "Piqueteros cerdos, fuera de Uruguay. Tenemos garra charrúa".

Ocho policías miraban la escena sin inmutarse demasiado. No se hicieron mala sangre cuando se iniciaron discusiones entre los propios uruguayos que estaban allí: una gran mayoría "anti piquetera" y unos pocos que defendían la posición argentina.

De las discusiones se pasó rápidamente a los hechos, cuando los argentinos ni siquiera habían llegado. Uno de los manifestantes anti-papeleras fue corrido y golpeado por unas veinte personas. La Policía lo metió en una camioneta y se lo llevó del lugar.

Argentinos radicaron denuncia policial

La Policía prestó protección al grupo de asambleístas argentinos que intentó manifestarse en la Plaza Independencia. Equipos antimotines de la Dirección de Seguridad condujeron a los ciudadanos argentinos hasta la Comisaría 1ª. Allí fueron asistidos por personal médico que constató que no había lesionados entre los manifestantes.

Los asambleístas argentinos presentaron una denuncia por intento de agresión, que las autoridades elevaron de inmediato a la Justicia. Luego fueron trasladados al puerto, donde quedaron bajo custodia de efectivos de la Prefectura Nacional Naval hasta que abordaron el servicio de Buquebús.

Fuentes de Aduanas informaron, por su parte, que se les incautaron unos 1.500 volantes y 500 afiches, debido a que se trataba de material impreso en el extranjero por los cuales no se había pagado los aranceles correspondientes. El material les fue devuelto al retirarse.

Según los datos manejados por la Policía, la manifestación contraria a los argentinos fue espontánea.

Uruguay contra Uruguay

"Seamos más patriotas que nunca, demostrando cordialidad y educación. No justifico la violencia, pero tampoco me gusta que venga gente de otro país a manifestarse de esta manera". Así reflexionaba uno de los jóvenes que -con el pelo teñido de amarillo, remera del Barcelona de España y gorrito con visera- desde temprano llegó a la Plaza Independencia para recibir de manera hostil a los argentinos.

Hubo duras discusiones entre los uruguayos que esperaban en el lugar. "¿Por qué no van a Argentina y limpian toda la mugre del Riachuelo?", preguntó una mujer. Otro uruguayo que defendía a los argentinos, le respondió: "Mire que curioso, la casa en la que vivo acá me la gané en Argentina y mis hijos son argentinos". La mujer siguió: "¿Y eso que tiene que ver? Yo tengo primos argentinos. Es una estupidez lo que está diciendo. Ellos son unos gatos locos que vienen a armar lío acá. Al argentino le gusta armar lío".

Un hombre y una mujer mayor se pasearon con una bandera argentina, con gritos a favor de la "unidad latinoamericana". En la plaza las discusiones se concentraron luego en la contaminación en Montevideo: "¿Por qué no limpiamos el arroyo Carrasco y el Pantanoso? Date una vueltita por Nuevo París a ver cómo las curtiembres tiran ácido?", preguntó uno. Y le respondieron: "Protestá por eso, pero no a favor de Gualeguaychú. Están al pedo todo el día allá. Son 300 gatos locos bancados. ¿Quién aguanta un año y pico sin trabajar?"

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