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La victoria final de Marco Vanzini

El capitán de Nacional anunció que jugó su último clásico y se fue como un ganador

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DANIEL ROSA

"Sí, este es mi último clásico", reconoció Marco Vanzini unos 45 minutos antes de comenzar el encuentro, asomado al ventanal del vestuario local que da a la platea América y contemplando, ya con un dejo de nostalgia anticipada, cómo la barra tricolor agitaba las banderas y cantaba en la tribuna Amsterdam.

A nadie puede sorprender la determinación adoptada por el "Palillo", quien un par de semanas antes había concurrido a la sede, donde se encontraba reunida la comisión directiva de Nacional, para comunicarle que no iba a jugar la Liguilla al no ser tenido en cuenta por el técnico Daniel Carreño. Lo convencieron, tanto los dirigentes como los compañeros e incluso los hinchas que le enviaron mensajes a su celular para pedirle que no se fuera.

Esperó su oportunidad sabiendo que el clásico era un partido hecho a su medida y, luego de la derrota ante Danubio, fue confirmado como titular. El brazalete de capitán, casi una grifa que acompaña a "El Flaco", volvió a estar en su brazo derecho.

Con una operación en cada talón de Aquiles, "Palillo" fue y se paró una vez más en el mediocampo decidido a llevarse la victoria ante el tradicional rival. No cabía otra cosa, porque para ser su despedida del partido más importante del fútbol uruguayo, merecía llevarse un triunfo. Y lo consiguió.

Por eso Vanzini levantó los brazos y celebró la imposición como un título. El primero que vino a abrazarlo fue Pablo Álvarez y luego se le fueron uniendo otros compañeros. Entonces, llegó la hora de brindarle la victoria a la hinchada y allá fue para quedar de cara a la Amsterdam y quedarse hasta ser el último de dejar de aplaudir y sacudir los brazos. El clásico "Paliiillo, Paliiillo" bajó desde la gradería y fue música para sus oídos. Alguna lágrima se le debe haber escapado, porque Vanzini es así, un tipo rudo en la cancha pero sensible dentro del vestuario.

En Nacional se terminó anoche un ciclo, el del "Palillo" como capitán tricolor en los clásicos. Podrá jugar el fin de semana ante Defensor Sporting, pero no será lo mismo. Su despedida formal tiene que haber sido la de ayer, porque se fue como merecía, con la imagen de ganador que lo adornó desde que llegó al club en 1998.

Levantar la copa de la Liguilla sería la cereza del postre, porque su última foto como capitán de Nacional sería la postal de lo que es: un ganador.

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