Más de 39.000 uruguayos se fueron entre los años 2000 y 2006 según la investigación sobre Migración Internacional de Uruguay divulgada esta semana por el Instituto Nacional de Estadísticas.
La progresión de quienes buscaron nuevos horizontes, mayoritariamente por problemas de trabajo, acompasa la profundización de la crisis que comenzó a afectar a Uruguay hacia 1999.
Con la devaluación brasileña comenzaron los problemas económicos y laborales, lo que se fue agudizando al compás del colapso argentino. Sin embargo, es curioso ver que en 2006, un año en que la economía creció al 11% y en el que se afianzaba un gobierno de izquierda, la salida de uruguayos volvió a tener un pico. El saldo de viajeros salientes y entrantes por el aeropuerto de Carrasco dio una pérdida de población de unos 17.500 personas.
El estudio, realizado por los investigadores Daniel Macadar y Adela Pellegrino, no menciona este último dato, pero registra en el pasado año un nuevo pico y un volumen de emigrantes similar al del año 2000 (ver infografía).
La investigación en su conjunto explora las tendencias migratorias de los últimos años y brinda un completo panorama de lo ocurrido a partir de los años de 1960, cuando Uruguay dejó de ser un país receptor y se transformó en expulsor de población. En grandes números, unos 600.000 uruguayos optaron por vivir en el exterior.
Perfiles. En las olas de emigración recientes dominan claramente los hombres: 23.109 contra 15.896, una relación de 145 hombres cada 100 mujeres. Y dominan los jóvenes y las personas con niveles medios y altos de educación.
El 59,7% de los emigrantes detectados por la encuesta son hijos de jefes o jefas de hogar. "En gran medida esta emigración se puede identificar con un proceso de emancipación del hogar que, para la construcción de un hogar independiente, opta por la emigración", señalan los autores. Para zafar a la crisis se "elige como estrategia la instalación en otro país".
El 77% de los emigrados en este período tenían al momento de irse entre 15 y 34 años, y el 32,6% tenían entre 20 y 24 años. Este perfil etario contrasta fuertemente con el de la población residente (ver infografía).
Motivaciones. El 65% de los uruguayos que emigraron lo hicieron por razones económicas: el 40% porque no tenía trabajo y el 25% porque lo que ganaba era insuficiente.
Un 15% reportó motivos "familiares", especialmente en el caso de los niños, y un 3,9% se fue a estudiar a otro país.
Educación. Las pérdidas de capital humano pegan en los esquemas de seguridad social del país pero también en su disponibilidad de recursos humanos. La ola migratoria uruguaya del siglo XXI muestra que el 63% de los que se fueron habían completado el segundo ciclo de Secundaria (32,6%), o la Universidad de Trabajo (10,2%) o tenían niveles terciarios no universitarios, magisterio o nivel universitario, 22,2% en total. El conjunto evidencia una selectividad positiva respecto a los niveles de educación de la población residente, lo que es diferente a lo ocurrido en las anteriores oleadas migratorias.
Los investigadores señalaron también que el perfil educativo de las mujeres es superior al de los hombres.
Nuevos destinos. Históricamente la mitad de la emigración uruguaya se fue a Argentina. La realidad actual es diferente: los países receptores dominantes fueron Estados Unidos y España, casi el 70%. Y en el caso del primero, los viajes a ese país se contrajeron al son del endurecimiento de sus condiciones migratorias luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001. En el período analizado Argentina sólo captó al 11,9% de los uruguayos.
Las cifras
9% de las madres encuestadas para la investigación tienen hijos emigrantes. Éstos se estiman en 110.000, 3,7% de la población.
50,1% de los emigrantes recientes tenía trabajo al irse; 38,9% estaba desempleado y el 10,9% era estudiante, jubilado o rentista.
Ficha técnica
El informe de Pellegrino y Macadar se basa en diferentes fuentes y, especialmente, en los módulos sobre migración incorporados en el cuarto trimestre de 2006 en la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada. Para esta investigación se relevaron 21.334 hogares y 64.011 personas. Los datos recogidos pueden estar subestimados, advirtieron los autores, porque emigraron hogares enteros.