RAÚL MERNIES
La tarde del sábado volvió a ser una fiesta del deporte y la Rambla de Montevideo volvió a quedar repleta de corredores, tanto profesionales como aficionados, que participaron de la XIII edición de la tradicional carrera San Felipe y Santiago de Montevideo.
Como ya había sucedido en travesías anteriores -como la 10k de Nike y la M/4 de Nativa- el público respondió de muy buena manera haciendo que la competencia contara con más de 4.000 participantes.
En lo estrictamente deportivo, los atletas argentinos que cruzaron el charco para participar de la competencia fueron los más destacados, quedándose con el primer y tercer escalón del podio.
El primero en arribar a Trouville fue Gustavo Comba que marcó 30`10" y se convirtió en el rey de la tarde-noche montevideana.
El segundo puesto quedó en las manos del uruguayo más destacado de los últimos años en este tipo de travesías, Andrés Zamora. El celeste -que había ganado la 10K y la M/4- fue el único corredor local que logró meterse entre los primeros seis puestos de la clasificación general.
Entre las mujeres también hubo dominio argentino. Las tres corredoras que subieron al podio fueron las argentinas Raquel Maraviglia (34`22"), Rosa Godoy (34`36") y Elisa Cobanea (36`04").
La organización de la carrera resultó todo un éxito y el nuevo sistema de control real de tiempo, implantado por primera vez para esta competición funcionó a la perfección.
Como siempre hubo de todo: los que sufrieron por no superar su marca anterior y los que llegaron cuando ya se veía alguna estrella, pero se sintieron ganadores.
Corrió más de un "Papá noel"
La Navidad se acerca y eso también quedó claro en la rambla de Montevideo. Varios corredores salieron luciendo el tradicional gorro rojo con un "pompón" blanco en la punta al mejor estilo "Papá Noel".
El horario fue un gran acierto
Uno de los temas que más se habló entre corredores tras la llegada, fue el de la buena determinación de que la carrera se disputara en la tarde-noche. Todos estuvieron de acuerdo en que el sol de la mañana dificulta las cosas.