FERNANDO MANFREDI
Un convenio firmado entre la Municipalidad de Buenos Aires y la Intendencia Municipal de Montevideo alientan las esperanzas de que a mediano plazo se estrene "Dandy príncipe de las murgas".
La ópera de Alberto Magnone y Horacio Arturo Ferrer había sido programada para estrenarse antes de este fin de año, pero una serie de dificultades fueron dilatando los tiempos, y no fue posible realizar el estreno de acuerdo a lo programado.
Ahora un convenio establecido por Mauricio Macri y Ricardo Erlich, que implica una serie de colaboraciones dentro del campo de la cultura, incluyen a la ópera de Magnone y Ferrer dentro de los proyectos de gran porte a recibir el apoyo necesario para su concreción.
Sí se sabe que la futura representación se ajustaría a la idea original de Magnone de que el grupo instrumental estuviera constituido por nueve músicos. En principio se había programado que la parte instrumental estuviera a cargo de la Banda Sinfónica Municipal como parte de los actos conmemorativos del centenario de este organismo orquestal. En consecuencia la posible versión definitiva se ajustaría al criterio original que incluye además dos coros (uno convencional, otro de murga) y un elenco de quince actores-cantantes.
Dandy, el príncipe de las murgas, surge como una idea conjunta de sus autores. Ferrer y Magnone se conocieron en Montevideo, cuando el poeta y dramaturgo se trasladó a la ciudad, para realizar un espec- táculo con el propio Magnone y Gustavo Nocetti. En aquella oportunidad Ferrer se dio cuenta de que el músico era un compositor de gran calidad. Entonces le dijo: "Me gustaría hacer algo contigo y me gustaría que empezáramos con una cosa muy ciudadana". Entonces el pianista le hizo una canción murguera que ahora está integrada en la ópera y se llama precisamente El murguista.
Por ese entonces hicieron una conferencia ilustrada en la Academia Nacional del Tango de la Argentina, que es presidida por Ferrer. Magnone se trasladó con sus músicos para ilustrar esa conferencia sobre música popular montevideana. Entonces, cuando subieron al Viejo Café Tortoni (la Academia sesiona en los sótanos del local) Ferrer le dijo a Magnone: "yo quiero hacer con vos una obra de largo aliento y tengo una idea: mezclar a Shakespeare con el Carnaval montevideano". La idea era trasladar el Hamlet al ámbito de nuestra ciudad porque los montevideanos tienen mucho del trágico príncipe: son melancólicos, dubitativos y nobles.
Mucha gente se pregunta por qué Ferrer ha definido a esta obra como ópera y no como "operita". Él ha decidido llamarla así, para no confundirla con María de Buenos Aires, que desde un principio recibió el apelativo con el que ha transitado desde su estreno hasta la actualidad. Lo cierto es que Dandy, el príncipe de las murgas, resultó un trabajo netamente operístico. Todos los personajes cantan, los recita- tivos son pequeñas frases, la estructura misma de la obra conduce al término finalmente elegido.
Horacio Ferrer hizo un compendio de todos los Hamlet que conocía y se lo envió a Alberto que a su vez le devolvió unos ocho temas. El autor comenzó a hacer "monstruos" (líneas de texto sin sentido que sirven para ajustar la métrica) y a trazar la estructura de los personajes y sus giros musicales. Siempre lo hizo respetando la línea musical de Magnone, que es realmente un compositor exquisito y que conoce como pocos los ritmos populares de la ciudad de Montevideo.
Para Alberto Magnone fue todo un desafío. En septiembre de 2001 Ferrer le hizo la propuesta. Retornó a Montevideo con un entusiasmo muy grande porque intuía que de esta adaptación de Hamlet iba a salir algo importante. "Lo que se me ocurrió hacer primero fue un compendio de todos los géneros que conviven en la ciudad, ésta no es una ciudad que se identifique sólo con un tipo de música. Tenemos tango, candombe, música folklórica… Con todos los ritmos conformé unos siete temas que luego le llevé a Horacio. Y él se inspiró en esas músicas para hacer la métrica de las escenas de la obra".
En esa suerte de ida y vuelta, hasta desarrollaron un lenguaje de comunicación muy preciso. Cuando Ferrer le envió el libreto le puso por ejemplo: Escena 1 tema tal de tal parte y así fueron trabajando. La obra fue compuesta viaje tras viaje hasta llegar al final.
Una de las cosas que más impactó a Magnone fue darse cuenta que al ir avanzando en la composición los personajes, estos se encarnaban en las figuras montevideanas. Incluso có-mo la historia se empezó a ajustar al ambiente. Se presta a varias lecturas y como un holograma cambia, según el ángulo desde el que se la aborde.
El trabajo definitivamente quedó conformado por dos actos, cada uno de los cuales tiene una hora de duración. No resultó difícil trasladar la trama de Dinamarca al Uruguay. Shakespeare es muy universal.
Ferrer se siente feliz de haber podido hacer ese operativo tomando como escenario un Montevideo de todas las épocas. Hay celulares y duelos criollos. Ese juego con los tiempos es un tema recurrente en la obra del poeta, quien aún así logra que los personajes se muevan fluidamente. Dandy el príncipe de las murgas, deberá esperar ahora la instrumentación del convenio platense. La producción en el nuevo status será particular y no de la Intendencia. "Pinocho" Routin va a ser el Dandy, y además estarán Emilia Díaz, Tabaré Aguiar, Betina Mondino y Tabaré Rivero. Como puede verse hay representantes de diversos estilos de música, eso combina también con la partitura donde aparecen varios géneros musicales, incluido el rock. Va a dirigirla Fernando Toja, mientras que Graciela Figueroa se ocupará de la coreografía, Osvaldo Reino de la escenografía y las luces serán de Hugo Millán.
El padre musical de una ópera con el espíritu de Montevideo
Alberto Magnone pianista, brillante intérprete y compositor, compartió escenario con Jaime Roos, Eduardo Mateo, Fernando Cabrera, José Carbajal, Laura Canoura, Gustavo Nocetti, Horacio Ferrer, Orquesta Filarmónica, Orquesta Sinfónica del Sodre, Francisco Fattoruso, José Reinoso, Andrés y Nicolás Ibarburu, y muchos otros.
Acompañó a Nocetti en el álbum Nocetti interpreta a Ferrer poesía y tango, uno de los trabajos discográficos más destacados de las últimas décadas. Comenzó su carrera profesional en 1968 con el McGill Clan. En la década del 70 del pasado siglo se interesó más profudamente en el jazz. En julio de 2001 se editó su nuevo compacto Química, en el que sintetiza distintas corrientes de la música como jazz, tango, folklore, murga y candombe; caracterizada por la sonoridad conjunta del bandoneón e instrumentos jazzísticos como la trompeta y el fliscorno. Magnone llama a ese sonido "Acid Tango".
Los anticipos del "drama montevideano"
Si bien la ópera no ha sido aún estrenada, se han conocido por lo menos en dos opor- tunidades, fragmentos significativos de la misma. Así, cuando la Municipalidad de Buenos Aires decidió festejar los 70 años de Ferrer en el Teatro San Martín, Alberto y sus músicos fueron invitados para que en su cumpleaños tocaran varios pasajes de Dandy, el príncipe de las murgas.
En varias oportunidades, se han ido estrenando partes de la composición. En 2005 Magnone, junto a un núcleo de músicos integrado por Carlos Quintana (guitarra), Gastón Contenti (trompeta), Andrés Recagno (bajo), Pablo Iribarne (percusión), Herman Klang en teclados y Cara Krok, estrenaron en Uruguay seis canciones y la obertura instrumental.
El argumento sigue en líneas generales el de Hamlet. Dandy, hijo del difunto rey del Carnaval, se siente melancólico y abatido por las cosas del mundo. Su madre se ha ido a vivir con su tío y Hamlet deambula por el conventillo lleno de sospechas y dudas. El fantasma de su padre lo visi-ta y le informa que ha sido asesinado por su propio hermano. Dan-dy debe vengar el asesinato, pero se angustia entre la acción y la duda y busca excusas para posponer la requerida venganza. Se finge loco para que nadie en el conventillo sospeche de lo que trama en secreto.