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"Un edificio no cambia la mentalidad de un lugar"

| ¿Cómo pudo el arquitecto Rafael Viñoly esconder bajo el horizonte y en medio del bosque del barrio Parque del Golf un complejo de 26.000 m2 en cuatro plantas aterrazadas? Muchos se hacen esa pregunta. Es una superficie similar a la que suman las torres de 23 pisos de altura. Invirtieron U$S 60 millones, el triple del valor de cualquier torre. Sus dimensiones impresionan. Penthouses de 1.733 metros cuadrados que valen más de U$S 7 millones, cielorrasos a 3,40 metros de altura, 14 ascensores. Cinco "manors" de 1.445 m2 y U$S 5 millones de costo, todos con piscinas de 356 m2, cinco dúplex y 22 residencias que valen desde U$S 980.000.

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PUNTA DEL ESTE | M. GALLARDO

-¿Cómo encuentra a Punta del Este?

-Está en este momento del ciclo positivo que siempre es, en realidad, negativo. Es la misma situación de fanatismo por el optimismo que no tiene demasiada justificación. O el pesimismo, que es lo mismo y que tampoco tiene demasiada justificación. Este es el momento del optimismo y se da sin ningún criterio de regulación urbanística clara, sin un proceso de consulta pública para que la gente tenga inherencia en proteger y definir qué es lo que va a pasar con este lugar en 15 o 20 años.

-¿Usted cree que en Punta del Este se registra una fase del capitalismo más salvaje en materia de construcción?

-No, es un capitalismo más zonzo, menos sofisticado. Punta del Este respecto a los principios básicos de su propia geografía y ubicación dentro del mercado turístico mundial es un lugar que podría ser girado todo hacia la idea de calidad. Eso es lo que se desperdicia con esta especie de multiplicación del desarrollo hormiga, donde cada uno hace algo y le pone un nombre más pretencioso. Se pierden las condiciones geográficas, paisajísticas y su relación con el océano.

-¿Se puede revertir?

-Creo que ya no. Este movimiento, en el fondo también un poco elitista, hacia el norte y al este también será tomado por este proceso de desarrollo descontrolado. ¿Se acuerda cuando ir a La Barra era como hacer una excursión? Ir a José Ignacio era más o menos como ir a Marte. Ahora es todo más o menos parecido, algo normal de este tipo de economía.

-¿Es como que se ha violado la intimidad?

-Más que la intimidad para mí es el carácter. Yo siempre pensé, pienso todavía, que ese lugar tiene a pesar de todo esa fuerza particular de una identidad geográfica y de paisaje, que es en realidad lo que atrae a la gente. El problema es que depende no sólo de cuánta gente sino de con qué infraestructura se la trae.

-Su edificio Acqua demuestra un poco su visión de lo que debe pasar con Punta del Este.

-A mí lo que me parece que está bien de este edificio es eso; que sin tener una presencia grosera con respecto a la importancia del lugar, es un complejo que despega del común de lo que se hace aquí. El problema de esta invasión del ambiente físico es nada más que de diseño. No tiene nada que ver la mayor actividad económica y que la demografía del lugar tenga que cambiarse. Son fenómenos típicos del desarrollo. El único problema es que si no lo diseña no lo puede controlar de ninguna forma y el resultado es un poco como matar la gallina de los huevos de oro.

-Es un edificio con personalidad.

-Estas cosas tienen una historia de por sí. Cuando empiezan a aparecer se consolidan un poco por sí mismas. Por supuesto, es bastante claro que la idea inicial es única y muy especial, que no tiene comparación ni aquí ni en ninguna otra parte del mundo.

-Desde el punto de vista del negocio hay una apuesta por imponer el proyecto más que la realidad del mercado.

-Yo pienso que este es el problema más interesante de todo esto. En el fondo cuando usted piensa en la relación entre el costo de estos departamentos y los costos internacionales en cualquier otro lugar del mundo, son mínimos. El mercado de este edificio no está ciertamente relacionado con lo que ocurre en otras partes del mundo. Costaría 10 veces más.

-Más allá del precio, apostar a un complejo de estas características implica sus riesgos.

-El problema es como, siempre, estas son operaciones para las cuales hay que tener capacidad de sostener el tema financiero sin asustarse, Porque se trata de crear valor. Es una inversión a mediano plazo, digamos pero que apuesta a crecer. (...) En realidad todo el problema de este desarrollo hormiga es que es todo a corto plazo por este tema del optimismo descontrolado, del ciclo más antiprofesional, de la mentalidad de `entro y me voy`.

-¿Cree que su proyecto pueda repercutir de ahora en más?

-Puede ser que tenga un efecto también de repercusión posterior, que no se pueda ver ahora. Esto también es muy difícil porque ningún edificio cambia la mentalidad de un lugar. Es cierto que este tiene una característica muy diferente. Yo decía ayer que lo que es más interesante del Acqua es que la vista que estamos todos acostumbrados a ver es distinta desde acá que desde otro lugar. Es como estar en otro lugar, con lo cual se categoriza todo lo demás de una manera muy diferente.

Proyecto como negocio y como "buen vecino"

-¿Le costó mucho aceptar la propuesta de Acqua?

-Esto empezó con unas restricciones administrativas de la Intendencia, muy grandes con respecto a la estructura existente. Finalmente entendieron muy claramente que la opción era mucho mejor desde el punto de vista arquitectónico. No sé si usted se acuerda lo que era este lugar. Y esto es prácticamente el doble de superficie y parece como que no estuviera.

-Los vecinos saludaron su proyecto cuando en otras partes de Punta del Este hay conflictos con residentes por la construcción en altura.

-Es difícil felicitarme a mí mismo. Son esas cosas que son completamente del tipo de estrategia que uno tiene como diseñador. Estas cosas no necesitan ser bombásticas, no tienen por qué seguir un estilo que puede no estar de moda en un momento; son más bien de cómo uno concreta el balance entre lo que el edificio tiene que ser como negocio y lo que tiene que ser como buen vecino.

Perfil

Nombre: Rafael Viñoly

Edad: 63 años

Otros datos: Tiene oficinas en Nueva York -donde reside- Londres y Los Angeles

La hora del ensayo final

Está en Punta del Este supervisando la etapa final de la construcción de Acqua, el complejo residencial que será el primer edificio con su firma en el país en que nació y se formó. "Es como ver una obra de teatro en los ensayos", contó. Y dijo que ese edificio es "la última cosa del mundo que se puede vender en el pozo, como se dice acá".

Comenzó a trabajar en Buenos Aires. Catorce años después fijó su residencia en Nueva York donde en 1982 funda el estudio Rafael Viñoly Architects. Desde 2003 es profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale. Sus obras han sido premiadas en diversas ocasiones. El complejo Acqua recibió el año pasado el premio al mejor diseño durante el Salón Inmobiliario de Madrid. El arquitecto opina que "Uruguay siempre ha estado en una situación intermedia, de dependencia con respecto a los países grandes, que es lo mismo que le pasa a Suiza, lo mismo que le pasa en muchos sentidos a lugares del Medio Oriente". Sin embargo, dice, "esos lugares siempre han mantenido una especie de control". Viñoly es el responsable, además, del diseño de la nueva terminal del Aeropuerto de Carrasco, hoy en construcción.

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