En marzo de 2009 el IAVA abrirá sus nuevas aulas

Inversión. Reciclaje interior costará unos US$ 3.000.000

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MARIALAURA IBARRA

El techo del IAVA ya está reparado, ahora se está refaccionando el interior y resta la fachada. En Secundaria estiman que quedará pronto para principio de 2009. Mientras, las clases se dictan en la parte habilitada del liceo y en la Escuela España.

En mayo de 2004 Secundaria suspendió las clases en el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA), luego de que varios informes realizados por UTE, la Intendencia de Montevideo y la Dirección Nacional de Bomberos alertaran sobre el riesgo que corrían estudiantes y profesores si no se reparaba el edificio.

Ya pasaron casi cuatro años de esa fecha y poco a poco la construcción va dejando atrás la decadencia producida por el abandono edilicio para recuperar el esplendor por el que fuera declarado patrimonio histórico.

El centro educativo pasó por diferentes etapas: fue liceo, preuniversitario, sede del IPA y, según las actuales autoridades, durante más de 90 años no hubo una política de conservación edilicia. "Sólo hubo remiendos que atentaron contra el edificio como la construcción de aulas en la azotea", indicó el director del IAVA, Diego Nappa.

RECICLAJE INTERIOR. Los arquitectos del programa de Modernización de la Educación Media y Formación Docente (Memfod) hicieron un relevamiento del estado edilicio en 2005 y determinaron que en primer lugar se debían restaurar las filtraciones y el techo, que era el sector más deteriorado. En una segunda instancia, se encargarían de las obras interiores -etapa actual de las obras- para luego refaccionar la fachada y colocar un sobretecho de tejas.

Desde mayo del año pasado se lleva a acabo la remodelación interna del instituto, etapa que costará $ 62.175.352 (unos tres millones de dólares), sin incluir la reparación del techo y la fachada (última etapa).

Según se desprende del contrato firmado con la empresa Sabyl S.A. -encargada de la refacción de los 9.020 metros cuadrados de aulas, laboratorios, baños, pasillos y patios- para realizar esta etapa tienen 720 días, sin contar eventuales aumentos de plazo por imprevistos, inclemencias del tiempo, licencia o paros del sindicato de la construcción.

La arquitecta encargada de las obras por parte de Memfod, María Nela Camacho, aseguró que "los trabajos se están desarrollando correctamente tal como estaba planteado en el contrato original". Y explicó que "es una obra de largo aliento porque se trabaja mientras se dictan clases", situación que dificulta el normal desempeño de una obra.

Por ser un edificio histórico, la remodelación requiere de la adquisición de materiales adecuados a la estructura original. "Eso es muy complicado porque hay que adecuar la historia del edificio con los costos", aseguró la directora del Consejo de Secundaria, Alex Mazzei, quien contó que para respetar la casa de estudios a la que ella concurrió tuvieron que comprar cerámicas y tejas en otros países por no encontrarlas en Uruguay.

Según estiman las autoridades de la enseñanza, en marzo de 2009 los alumnos del IAVA volverán del anexo de la Escuela España para las nuevas aulas limpias y luminosas con acceso a internet, "como muchos ex alumnos jamás soñaron", dijo Nappa, el director del instituto.

Un edificio patrimonio histórico cargado de leyendas

El edificio del Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA) fue construido en 1911 por el arquitecto Alfredo Jones Brown y es considerado patrimonio histórico del Uruguay.

Según un informe publicado en Techos.com, el acento de la edificación está puesto en el acceso principal o fachada que está por la calle José Enrique Rodó, que habitualmente no se utiliza, pues se entra por la calle Eduardo Acevedo.

El informe agrega que las fachadas "están descompuestas en fajas horizontales que reciben diferente tratamiento". Se puede ver "en la planta baja una inspiración modernista, mientras el piso superior adopta un lenguaje decorativo incorporando color y textura". "La planta está organizada en torno a dos patios con un fuerte eje de simetría. Además, se destaca en la cornisa la cubierta inclinada "con teja cerámica de vivos colores y dibujos geométricos".

Según cuenta la leyenda, la majestuosa entrada de mármol ubicada por Rodó debía situarse a espaldas de la Universidad de la República, porque la construcción estaba proyectada como "edificio espejo" para que los estudiantes continuaran sus estudios allí. Cuando Brown retornó de un viaje por Europa se suicidó al ver que habían rotado 180 grados los planos de la obra y que la entrada que debía ser por Guayabo estaba por Rodó.

Otra de las fábulas que refiere al edificio señala que hay un túnel que se comunica con la Universidad, por debajo de la calle Guayabo. Este túnel nunca se pudo localizar, aunque ahora con las obras no se pierden las esperanzas.

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