ANA PAIS
Angélica fue encontrada atropellada y preñada. Mateo tenía varias fracturas en la cadera y la cola destruida. Nina y Tatu, madre e hijo, sufrían desnutrición severa. Como esta perra, gato, yegua y potranco, cientos de animales precisan un hogar.
Laura Medina y Juan Echavarría viven en una casa en Solymar junto a su hija Julieta, de año y medio, y a casi 60 animales. Ambos crearon Animales sin Hogar, una asociación civil que fomenta la adopción y tenencia responsable.
"No era la idea tener tantos animales acá", cuenta Medina mientras rezonga a la docena de perros que saltan a quienes entran a la casa. En realidad el resto haría lo mismo de no ser porque los 45 caninos están divididos en el frente y fondo por una reja, para evitar el caos. Lo que empezó como un servicio de urgencias, se convirtió a los cuatro años y medio en un refugio involuntario.
Extraviados o abandonados, lastimados o maltratados: perros y gatos de raza y calle llegan cada mes a los distintos refugios. Algunos tienen la suerte de recuperarse y los menos, de ser también adoptados.
En una chacra de 4 hectáreas y media, SOS Canino tiene 230 animales. Cada mes dan unos 4 o 5 en adopción e ingresa la misma cantidad para evitar la superpoblación.
Quienes deciden tener animales de protectoras suelen ser personas que se informaron y sensibilizaron con el tema. Sin embargo, "hay gente que viene porque es gratis. Nosotros les cobramos $ 250 por vacunarlos una vez al año, para que la motivación sea otra", explica Gabriela Moreno veterinaria y directiva SOS Canino.
Animales sin Hogar tiene implementado un mecanismo de adopción que "puede parecer burocrático, pero nos ha demostrado que es lo que mejor funciona. Uno invierte en ellos afectiva y económicamente, y si los damos en adopción es para mejorar su calidad de vida", dice Medina.
El interesado debe mandar un correo electrónico con sus datos y dirección. Medina, Echavarría o alguno de los colaboradores pasan por la casa para conocer a la familia y verificar que el lugar para el animal sea amplio y cerrado. Después le dan su dirección para que la persona elija la mascota, que ese mismo día le llevan.
A pesar de que todas las protectoras toman medidas similares, Roxana Ameglio, directora de El Refugio, cuenta que hace dos años hicieron una requisa impresionante en el Cerro.
"La mujer tenía 72 animales de raza en un estado horrible, que robaba o conseguía en protectoras para reproducir y vender los cachorros en las ferias. El juez nos los dio y al mes estaban todos recuperados, castrados y dados en adopción".
El Refugio tiene en este momento 670 perros y 70 gatos en un predio de 5 hectáreas. Allí funcionó San Francisco de Asís hasta 1999, cuando paradójicamente le quitaron la personería jurídica por irregularidades en el trato a los animales.
La elección. Los cachorros consiguen hogar casi siempre. No obstante, son los que tienen el mayor porcentaje de devoluciones (a pesar de que se obligue a los dueños a firmar contratos de compromiso), ya que "rompen todo", "no obedecen" o simplemente "crecieron demasiado".
Los adultos, además de que no dan sorpresas en cuanto al tamaño, tienen la ventaja de que se los puede escoger por su carácter. "Asesoramos según el perfil y no mentimos: si es loco o es un ovejero enorme que no sirve de guardián, se lo decimos. Lo importante es que el perro y la persona se vayan contentos. Igual cuando el perro no se quiere ir con alguien, le decimos que elija otro", afirma Moreno.
En un folleto de Animales sin Hogar dan un paso más y fundamentan la adopción de los más discriminados: los discapacitados. "Un animal corre perfectamente con tres patas y uno ciego aprende a conocer su hogar y a las personas que le dan afecto", se explica.
Flaco, por ejemplo, vivía en un asentamiento en la Gruta de Lourdes. Cuando lo llevaron a esta protectora tenía sarna, desnutrición, deshidratación y ceguera, de la que ya no se podrá curar. Con su andar lento, Flaco aprendió a reconocer el lugar. Es manso y dócil. "Un perro especial para dueños especiales", como dice la web.
Aunque a veces se les agota la creatividad, todos los animales en los refugios tienen nombre. Así aparecen Belloni o España, porque los encontraron en la calle José Belloni y Plaza España. "El perro que recogemos es un afortunado, porque de él no habrá un descendiente más abandonado, maltratado o muerto", dice Moreno.
Todas las protectoras tienen como medida la castración de hembras y machos.
De esta forma, afirman, disminuyen las peleas territoriales y evitan que el fenómeno siga creciendo.
Ameglio cuenta que según un estudio, si una perra tiene dos camadas por año de cinco crías cada una, cuando tenga 7 años habrán nacido más de 5.000 perros entre ella y su descendencia. Del total, entre el 70 y 80% son abandonados.
Las protectoras se financian sobre todo por las colaboraciones de socios. Ameglio cuenta, por ejemplo, que si bien tienen 1.300 socios, "nunca alcanza". En El Refugio tienen un presupuesto fijo de $ 130.000 por mes, lo cual incluye comida, empleados y veterinarios permanentes, entre otros.
"Nosotros asumimos una responsabilidad con los perros -dice Medina-. Y estás tan metido que no podés dejar, es un círculo. Un día decidimos no entrar ni un perro más, salimos a la calle y encontramos un pobrecito tirado y ya no podemos seguir de largo".
Tres historias de Animales sin Hogar
Laila. Adoptada
La encontraron con desnutrición y debieron amputarle una pata por una importante infección. Fue adoptada por un matrimonio al mes siguiente.
Lola. A la espera
Apareció adentro de un auto quemado. Tenía sarna y mucha hambre. Ya tiene unos 6 meses, es chiquita, mimosa, de buen carácter y guardiana.
Uma. En una Chacra
La hernia se originó por arrastrar un carrito tras haber sido operada de un cólico. La Facultad la asistió y ahora disfruta de su jubilación a los 20 años.
Las cifras
130.000 Es el presupuesto fijo en pesos mensual que tiene El Refugio, donde en 5 hectáreas albergan a 670 perros y 70 gatos.
72 Animales fueron requisados de una sola vivienda porque estaban en mal estado. Se recuperaron y luego fueron adoptados.