Sebastián Auyanet
Con una increíble cantidad de fechas por delante en su nueva gira 2008, la figura más famosa de la canción española habla desde Punta Cana y explica que la clave de su longevidad artística es el no poder parar de trabajar ni de subirse a aviones, desde Sudáfrica a Punta del Este.
"Hola, Sebastián. Soy Julio Iglesias" dice la voz, que sorprende y obliga a asegurarse de que la grabadora esté encendida. No suele ser el entrevistado quien llama y disca el interno del periodista con el que va a hablar, mucho menos saber su nombre. En un amable tono, el cantante continúa: "a ver, cuéntame qué quieres saber de mí que no te hayan contado ya".
Tiene razón el ex arquero de las inferiores del Real Madrid en esto que dice, y basta apenas un artículo sobre él en wikipedia para comprobarlo: ha dado más de 5.000 conciertos en unas 600 ciudades de todo el mundo, y se calcula que su cara ha aparecido en unas 1.700 portadas de revistas a lo largo del mundo. En 2008 cumple 40 años de carrera. ¿Qué se le puede preguntar, entonces, a Julio Iglesias?
Trasladada la inquietud al propio entrevistado, el cantante se ríe y la charla va encaminándose hacia sus ansias de trabajar y dar conciertos. "Es así de simple. Si no trabajo, me muero", explica desde su casa en Punta Cana, República Dominicana. Hace poco tiempo, Iglesias ha obtenido la nacionalidad de ese país, en el que pasa tres o cuatro meses del año junto a su señora, hijas y equipo de grabación. "Hacemos todo aquí en Punta Cana desde hace mucho tiempo. En mi tiempo libre te diría que me dedico mucho a la familia y más que nada, a nadar varias horas".
- Durante toda tu carrera impusiste un estilo de interpretación de la canción muy ligado a lo corporal. ¿Cuánto pensás que influyó eso en otros cantantes?
- Yo creo que más bien poco, porque cada uno nace con un estilo muy natural que le viene a uno desde que es pequeño. Desde la forma de actuar sobre un escenario hasta la de conversar o la de reírse. Fíjate que yo me río así desde que tengo uso de razón, no lo imposto sobre el escenario. Entonces alguien adoptará eso o no, pero de ahí a marcar influencia, eso es un poco más difícil de precisar. Yo creo que mi principal característica es que soy un hombre de maleta ligera, que nunca se queda quieto.
La charla - que como en la mayoría de las entrevistas está pactado que no lleve más de veinte minutos - se pierde hacia las películas, aunque Julio no se reconozca "un gran cineasta" (sic). Según él, la última vez que pisó una sala de proyección fue hace cinco años, y ahora apenas si se alquila alguna película en DVD. Pero si es para hablar de fútbol y de su Real Madrid, ahí sí que se engancha. "Del Madrid uno no se olvida nunca. Lo sigo a todas las horas. Estoy muy contento con el equipo este año. Le veo mucho más unido, el equipo funciona más como conjunto, y el Madrid es una institución increíble. Vivir tu juventud en una casa como el Real Madrid, con ese estadio increíble, es algo de lo que uno nunca se olvida".
Pronto la conversación vuelve al plano artístico y de la creación. Julio Iglesias ha grabado en catorce idiomas, entre ellos el japonés (la canción se llama Anatamo uramo, y es una traducción de su tema Como el álamo al canario). También se descuenta que haya adquirido variadas influencias en sus viajes y presentaciones por todo el mundo. Quizá por eso lo sorprenda que se le pregunte por una cierta estirpe de hombre español proyectada a través de su figura: "Yo creo que el "ser español" en mi persona se puede traducir en la aventura y en el viaje, como cualquier hombre nacido en ciudades que miran al mar. Mira, en una de mis primeras presentaciones en Alemania yo ya me di cuenta de que la música no tenía fronteras, y eso todavía dio más impulso a ese instinto aventurero. Pero además me hizo ver que la música puede ser de todo el mundo, no sólo de España, aunque es evidente que tengo una esencia muy española, eso es indudable. Pero no creo en las etiquetas".
- En los últimos tiempos, se está dando una suerte de reivindicación a nivel del público joven de artistas brasileños como Caetano Veloso o Chico Buarque. ¿Pensás que eso puede ocurrir contigo en algún momento?
- A ver... Después de estar cantando 40 años la inmodestia es absurda, creo yo. Ha pasado muchísimo tiempo y aún puedo contar con muchísimo orgullo que vengo de tocar en Sudáfrica para 15.000 personas y allí habían tres generaciones de público. De sesenta años, de cuarenta y de veinte. A mí me encantaría que pasara lo mismo en Sudamérica, porque hoy me siento mucho mejor artista que en las épocas en que me iba a ver mucha gente en esta región. No me quiero quedar con las ganas de cantarle a ese público ahora, que me siento más completo y en forma como siempre. Yo no sé, creo que eso de todas formas es un fenómeno extraño y la generación de interés en los jóvenes es complicada. De todas formas, yo confío en que los abuelos hayan sabido contar bien la historia a sus nietos. Me hace mucha ilusión que exista una generación que vuelva a la música de antes.
- En esta región ha llamado mucho la atención el incidente entre el Rey Juan Carlos y Hugo Chávez... ¿Cuál fue tu reacción ante ese suceso?
- Mira, ese tipo de opiniones prefiero darlas dentro de mi país, al menos en los medios. De todas formas, si algún día te cruzo por ahí nos tomamos un café y te cuento bien qué es lo que me parece (risas).