El apetito periodístico de los perejiles: expertos en colarse

De lunch en lunch. Se hacen pasar por periodistas pero graban notas sin casete y si no hay comida se van Hacen la zafra en la Rural del Prado Una película documental los muestra in fraganti | Algunos "actores" no pudieron entrar el viernes al estreno

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ANA PAIS

En cada evento con lunch organizado para los medios, aparecen unas 10 a 25 personas que se repiten desde hace años. Por lo general, no hacen notas ni filman: llegan, comen, toman y se van. Son los perejiles, una subcategoría de colados.

Federico González, más conocido como "Biyu", es asistente de cámara en Tevé Ciudad. En 2004 cubría tantos lanzamientos, inauguraciones y conferencias de prensa con el equipo de movileros del canal, que comenzó a identificar a un grupo más o menos disperso de personas que no lucían ni actuaban como periodistas.

En su mayoría son hombres mayores, de aspecto prolijo pero humilde. Hay alguna mujer y algún joven, pero su presencia es casi nula. Son muy cordiales. Saludan al llegar, escuchan las declaraciones de las autoridades del evento de turno con atención y esperan, en lugares estratégicos, la llegada del brindis.

Desde hace unos cuantos años, la gente de los medios les llama "perejiles": porque están en todas las comidas.

Sandwiches, canapés, masitas y refrescos. Es lo que se suele servir en estos eventos. Pero hay algunos, en general los organizados por embajadas u organismos internacionales, donde aparecen aperitivos calientes, como arrolladitos primavera, brochettes o empanadas, con vino, whisky o champán.

"A mediados de 2005 empecé a salir a cubrir los eventos con mi cámara digital. El chiste era grabar a los perejiles comiendo y después mostrarle los videos a mis amigos", contó González, de 34 años.

Y continuó: "Un día, un periodista que es grado cinco en perejiles (Leonardo Galante) empieza a ver los videos y a señalarme otros que yo no tenía identificados. También me pasa un pique: su zafra es la Expo Prado".

Ese año González se tomó licencia en la semana de la rural y la broma entre amigos empezó a transformarse en un proyecto de documental. El viernes, Perejiles se estrenó en el Centro Cultural de España.

"Mañana hay cuatro lanzamientos", le dice a González uno de los perejiles. Pablo es ciego y especialista en el arte de colarse, por eso tiene claro que saber organizarse y jerarquizar es fundamental para disfrutar todos los agasajos de alto nivel que ofrece la Expo Prado.

Para ellos "es como la fiesta de fin de año", explica el camarógrafo Ruben Pechi, uno de los ocho entrevistados en el documental.

Sin embargo, según Pablo, ha habido tiempos mejores. Dice que viajaron a la Isla Margarita durante uno de los gobiernos de Julio María Sanguinetti, y que en el de Luis Alberto Lacalle casi van a Rusia.

El documental no indaga si estos u otros datos son verdaderos. Para la cámara de González lo importante es el relato que generan estos personajes sobre su vida. "No somos perejiles, somos periodistas independientes", dice Pablo riéndose en la película.

Persecución. El factor común entre los entrevistados es la fascinación que les genera esa especie de caza de brujas, que consiste en identificar quién es perejil y quién no.

La prueba está en la atención con que miran las fotos del álbum que González preparó para que cada uno hablara del colado que lograban reconocer.

Pero los sentimientos que despiertan son distintos. Mientras a unos les generan lástima, otros los ven con rechazo.

Galante dice en el documental, que "no está bien que usurpen el rol" del periodista. Y no sólo por lo "cuestionable" de su actitud, sino porque además entorpecen la tarea profesional.

Una vez, por ejemplo, Pablo entrevistó durante 10 minutos a Pedro Bordaberry cuando era ministro de Turismo, sin casete en la grabadora. Es la misma que sostiene en la foto (arriba), cuando en una Cumbre de Presidentes se abrió paso entre la prensa internacional para llegar hasta el venezolano Hugo Chávez y hacerle unas preguntas.

Carla Costa, una de las responsables de la prensa del asado más grande del mundo, descubrió a una familia de perejiles que intentó acreditarse para el evento.

Se trataba de tres personas que se inscribieron como periodistas de una FM de Tacuarembó; los tres de apellido Almeida. Como los acreditados eran muchos y los lugares para la prensa pocos, llamó a la radio y le preguntó al director si esas personas trabajaban allí. La respuesta fue negativa.

Costa dijo que junto a otros productores de eventos están pensando en crear una especie de lista negra de perejiles, para facilitarse entre los pares los nombres de quienes ya fueron detectados.

A diferencia de muchos del medio, el director del documental dice que su punto de vista no es de lástima ni rechazo: "Siento admiración, porque son unos personajes increíbles". Para González, "los perejiles repiten los vicios del periodismo: entre ellos hay envidia, celos y mediocridad".

Espontaneidad. Algunos de los mejores diálogos del documental, los que más risas despertaron durante la proyección, fueron grabados por González en cámaras ocultas. Por este motivo, el comunicador tuvo que asesorarse legalmente y piensa ofrecerle un beneficio económico a los implicados.

González se hizo pasar por perejil y fue aceptado por el grupo, que vio como positivo el ingreso de un joven con cámara. Lo invitaban a sus reuniones y llamaban para pasarle la agenda de actividades, siempre con gastronomía incluida.

Para ello, consumen diarios y radio, recogen todos los folletos que encuentran y en menor grado, usan Internet o correo electrónico. Además, hay dos en el grupo que son funcionarios del Ministerio de Turismo, uno de los organismos que organiza más eventos con lunch.

"Caés a un lugar y si no hay comida, se van. Igual el porcentaje de aciertos es muy alto", dijo González.

En el documental, hay dos protagonistas y dos formas de ser perejil. Para Pablo es un modo de divertirse, de pasar de fiesta en fiesta. En cambio, para Carlos Z, es una forma de hacer lobby con personalidades destacadas y estar en los medios.

En el documental aparece entrevistando a Daniel Martínez, entonces presidente de Ancap, a Gerardo Zambrano, rematador rural, y al ex ministro de Educación y Cultura, Jorge Brovetto, para distintos medios como Radio Cristal y Canal 11. Por ser el más osado, la mayoría de los entrevistados lo identificaron como "el presidente de los perejiles".

Brindis, empanadas y cintas VIP

En un brindis que ofrece Radio Cristal en su stand de la Expo Prado, organizado por Carlos Z, hay unos pocos perejiles comiendo sándwiches. Hasta que llega sin anunciarse Jorge Brovetto, entonces ministro de Educación y Cultura, acompañado de una representante de la Unión Europea. Carlos Z le hace una entrevista y luego brindan todos juntos, a la voz de "fondo blanco, ministro". En la proyección del documental hubo aplausos.

El camarógrafo Ruben Pechi cuenta que en un evento en que no había qué comer, le dice a un colega fuerte para que Pablo pueda oír. "Agarrá empanadas que están calentitas". El perejil, que es ciego, enseguida manoteó la mesa. Pablo cuenta que en Punta del Este no lo dejaban entrar a una fiesta de la revista Gente. Con un amigo van para el fondo a intentar colarse y se encuentran con dos italianas a las que les piden las cintas "de recuerdo". Esas cintas no sólo les permitieron entrar, sino que además eran para la sala VIP. "¡Lo que comimos!", dice.

Periodistas, perejiles y ambos

Carlos Z

Periodista y perejil

Si bien se lo muestra recibiendo un reconocimiento por sus 50 años de periodista del Círculo Patriótico de Montevideo, Carlos Z está en más eventos comiendo y haciendo lobby de los que se le ve cubrir.

Leonardo Galante

Periodista

Es catalogado por el director de la película como "grado cinco en perejiles": aporta datos de todos los que figuran en la película. Para Galante "no está bien que usurpen el rol" del periodista.

María Hernández

Periodista

Cuenta que en una conferencia de prensa, un hombre se le acercó a preguntar cuál de "todos" los asuntos (sobre el tema salud) estaban cubriendo. Hernández, enojada, le preguntó de qué medio era y él se fue.

Ángel

Perejil

"Este es un mundo muy peligroso (...). Somos odiados por los que trabajan en los medios de comunicación", le dice Ángel a González. Según éste, es el fragmento favorito de los fanáticos de El Padrino.

Hasta el café de velorios

Hasta hace un tiempo, además del perejil clásico que recorre eventos en busca de un canapé o hasta de una tira de asado, existía un tipo menos ambicioso pero más atrevido: el perejil de velorio.

Las cantinas de las casas fúnebres otorgaban a modo de servicio extra, café gratuito durante toda la noche para los deudos: familiares, amigos y conocidos del difunto. Sin embargo, los mozos comenzaron a identificar caras que se repetían con cierta asiduidad y que después de tomar unas tazas de café, se retiraban. Había quienes incluso leían los avisos fúnebres de los diarios para preguntar la sala donde estaban velando a Fulano de Tal y disimular un poco más.

Al detectar el problema, las casas fúnebres comenzaron a regular el servicio entregándole tickets a los familiares más cercanos para que los repartan entre los presentes.

Una traba pero nunca un impedimento para un buen perejil.

Sin lugar en su propia première

La función comenzaba a las 19.30 horas. Media hora antes ya no había lugar en ninguna de las dos salas (la de cine y una improvisada con sillas de las oficinas). Por lo menos 30 personas vieron los 65 minutos del documental parados, y una cantidad mayor no pudo entrar. Y eso que no había sandwiches.

Según el relacionista público Miguel Olivencia, servir un lunch a la prensa después de un evento es "un llamador y una costumbre a esta altura. También existe el viejo mito de que si no ponés comida la prensa no va".

La productora de eventos y prensa Carla Costa, dijo que "no se busca que la comida sea un atractivo, pero como se sabe que todos al mediodía tienen hambre, es una forma de que los periodistas hagan las notas sin desesperar. Cuando no se sirve nada es porque no hay presupuesto suficiente".

A la proyección de la película pudieron entrar dos perejiles. Otros quedaron afuera porque llegaron tarde y el director, Federico González, no los vio. Según contó, uno se fue del lugar ofendido, mientras que el otro le reclamó que aparece poco.

Durante el estreno incluso corrió el rumor de que uno de los que figuran en el documental había fallecido recientemente en un evento, pero después se supo que sólo había tomado de más y se había lastimado al caer.

Perejiles será presentado en festivales internacionales y luego se verá la posibilidad de proyectarla en el circuito de cine comercial.

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