Artistas: una jubilación incierta, pagos en negro, inexistencia social

Ley. Buscan incorporarlos a la formalidad y flexibilizar acceso jubilatorio

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AGUSTINA NAVARRO

Trabajo esporádico, contratos de palabra y pagos "en negro" son algunas de las características del trabajo artístico en Uruguay. Además, al no aportar, los artistas no tienen jubilación ni salud. "No existimos socialmente para el Estado", dicen.

El Poder Ejecutivo acaba de enviar al Parlamento un proyecto del ley que busca flexibilizar el acceso a la jubilación de los artistas uruguayos, que comprende a músicos, actores y bailarines que comparten formas de producción similares. A pesar de que el mismo fue estudiado junto a estos colectivos, los ministerios de Trabajo, Economía y Educación le hicieron algunas modificaciones que los artistas no comparten y esperan que sus planteos se incorporen en el trámite parlamentario.

Estos colectivos han reclamado largamente una legislación en materia de seguridad social que les permita acceder a una jubilación, pero que se adecue a las características particulares de su trabajo, como la zafralidad, la pluralidad de contratantes y los períodos de ensayo. A pesar de que pueden incorporarse al BPS como empresas unipersonales, para los artistas es inviable por los altos costos que tiene y las bajas remuneraciones que perciben.

Además entre músicos, bailarines y actores reina la informalidad y aun en las salas del Estado se hacen contratos de palabra. Para los artistas callejeros o los que se presentan en bares o salas privadas, la situación es de más inseguridad.

El presidente del BPS, Ernesto Murro, dijo a El País que en este sector hay una gran informalidad y con este proyecto de ley se apunta a la inclusión de los artistas en el régimen de seguridad social. "Hay que desarrollar una cultura de seguridad social en el sector cultura. Hay gente que gana bien y aporta y hay quienes ganan bien y no aportan y en la vejez terminan pidiendo pensión graciable. Hay tendencia a la informalidad, pero tenemos gente jubilada de artistas y quienes gozan de otras prestaciones", explicó.

En lo que tiene que ver con las características propias de las tareas de los artistas, sostuvo que la eventualidad o zafralidad de la actividad ya existe en otras áreas, como el sector pesquero o rural, y que esos sistemas pueden adaptarse.

"Tener en cuenta los períodos de actuación y también los tiempos de ensayo, tomar en cuenta los períodos entre una y otra actuación y el hecho de que se considere tanto la forma de trabajo independiente como dependiente o el trabajo colectivo y el individual son avances importantes. Sin duda que esto pude ser enriquecido a nivel parlamentario y esto va a permitir que los artistas se formalicen", afirmó.

Murro dijo que de acuerdo a este proyecto los artistas se incorporarían al régimen general por lo que aportarían el mismo porcentaje que aportan hoy los demás trabajadores, o podrían aportar como empresas unipersonales o monotributo, de acuerdo a lo que se acuerde en el Parlamento.

Sostuvo que el proyecto tiene que incluir una previsión expresa para que los artistas independientes de menores ingresos puedan aportar como unipersonal o monotributo. "Si eso se concreta en la discusión parlamentaria y se articula con el proyecto general de flexibilización de acceso a las pasividades va a permitir que un sector tan importante para la cultura pueda acceder con derechos y obligaciones razonables", indicó.

ACTORES. Óscar Serra, presidente de la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA), dijo a El País que ya presentaron otros proyectos similares que no prosperaron, pero espera que esta vez se logre aprobar, con cambios.

"El drama es cuando se llega a la edad de retiro y ya no hay fuerzas para seguir trabajando pues ahí no se cuenta con ningún aporte. Las pensiones graciables son algo habitual pero injusto pues no alcanzan a todos, se conceden a las figuras de más renombre pero atrás de cada figura hay cientos de artistas que han ayudado a la construcción de esa figura", dijo.

Si bien son pocos los actores que logran vivir sólo de la profesión, los que tienen un trabajo aparte no necesariamente están incluidos en el BPS y acceden a jubilación. Por las clases, las locuciones o las presentaciones de eventos en general, no aportan tampoco.

"Los actores hoy no hacen aportes al BPS, ni siquiera en los teatros del Estado. Intentaron que nos conformáramos en empresas unipersonales pero eso tiene un costo elevado y las bajas remuneraciones y la intermitencia del trabajo no lo justifican", afirmó.

Para Serra las instituciones como SUA han ocupado el lugar del Estado y generado el marco regulatorio en la profesión, pero aspiran a que la incorporación al BPS les permita sumarse a los Consejos de Salarios y fijar aranceles mínimos. "Al no aportar no existimos para el Estado como trabajadores", afirmó.

MÚSICOS. El presidente de la Asociación Uruguaya de Músicos (Audem), Sergio Navatta, se mostró complacido por el envío de este proyecto, aunque adelantó que los músicos están trabajando ya en una serie de propuestas que quieren incorporar a la ley, entre ellas el establecimiento de arancel mínimo.

Navatta dijo a El País que para los músicos los aportes como unipersonales son "impensables" por lo que considera un avance que se pueda aportar un porcentaje de la remuneración igual al de todos los trabajadores. Afirmó que Audem buscará oficiar como gestoría para facilitar los trámites a los músicos.

Murro dijo que no está previsto que las asociaciones de artistas oficien como gestorías para la retención de aportes, aunque no se descarta.

Bailarines. La informalidad es la regla, fuera del cuerpo de baile del Sodre. "Cualquier bailarín de danza contemporánea que no sea del Sodre corre el riesgo de que se lo contrate de palabra, con bajas remuneraciones o por "borderaux" -porcentaje de las entradas vendidas que se acuerda con la sala- y obviamente sin aportes a la seguridad social. Para el colectivo el proyecto es beneficioso", dijo a El País el bailarín del Sodre Edgard March.

En su caso particular la preocupación pasa por la edad de jubilación, que pretenden se fije en 40 años de edad y 20 años de trabajo. " Trabajamos con el físico y empezamos a una edad temprana, generalmente a los ocho años, y tiene un límite alrededor de los 40 años", explicó March.

Dijo que el cuerpo de baile del Sodre está en crisis porque actualmente deben esperar a los 60 o 65 años para jubilarse y más de la mitad de los bailarines superan los 40 años.

Actores piden ley de producción local en TV

Al margen de la situación jubilatoria, los actores entienden que se deben crear más fuentes de trabajo para lograr la formalización del sector pues, si no aumentan los ingresos, no se van a concretar los aportes.

Óscar Serra dijo que el gremio de actores busca que se apruebe un proyecto de ley que genere fuentes de trabajo en la televisión, concretamente en lo que tiene que ver con la producción nacional de ficciones.

"La totalidad de la ficción que llega al Uruguay cuenta con leyes que la protegen en sus países de origen. Ingresa sin impuestos y en condiciones que la hacen más competitiva en relación a los costos que tiene la producción nacional", afirmó.

Reconoce que en los últimos años se ha incrementado la inversión en la actividad artística y que la ley de cine es algo positivo, pero a su juicio falta regular la televisión, que en el resto del mundo es la principal fuente de ingreso de los actores. "Es un buen momento para legislar pues en breve vamos a tener la TV digital y va a haber una mayor demanda de contenidos", afirmó.

Una de las opciones que se maneja -pese a que hubo proyectos que nunca prosperaron-, es cobrar impuestos a la producción extranjera.

La legislación europea establece una cuota pantalla de producción local y los canales están obligados a reservar el 5% de sus ganancias para reinvertir en producción propia. Esta es la contraparte que se les exige por usufructuar un bien público como las ondas de transmisión. "Un fondo para invertir en la producción local puede derivar de esa tasa o de un impuesto a lo que ingresa de otros países", afirmó Serra.

Errores en pagos de IRPF

La aplicación del nuevo sistema tributario generó críticas de los artistas por los altos costos y los errores de liquidación. En algunas ocasiones se consideró que debían aportar como rentas de capital, con descuentos mayores y, en otros casos, se descontó el IRPF al monto total que cobraba el colectivo artístico, no discriminado entre sus integrantes por lo cobrado efectivamente.

La DGI nombró a SUA como agente de retención y Audem espera que se tome la misma decisión con los músicos. "Algunos entendían que nuestro trabajo era renta de capital y descontaban 12%; pero es renta de trabajo independiente y aporta 7%. También se descontaba sobre el monto total de lo que cobraba el grupo", dijo Óscar Serra.

LEY BUSCA FACILITAr JUBILACIÓN

El proyecto de ley enviado por el Ejecutivo pretende contribuir a la profesionalización de la actividad artística y facilitar el acceso a la seguridad social. Para identificar a los beneficiarios crea el Registro Nacional de Artistas y Actividades Conexas, que se encargará de inscribir los contratos que tengan por objeto las actividades amparadas, y una Comisión Certificadora que validará la calidad del profesional. Establece que se contará el tiempo que insuma el ensayo como tiempo de servicio así como el tiempo entre actuaciones, si es menor a 15 días. Se contará un año íntegro de servicios al llegar a 150 jornadas de trabajo o cuando se tenga un mínimo de cuatro contratos en el año. También flexibiliza el permiso de trabajo de menores.

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