No habrá cambios en vínculo con la región

Compartir esta noticia
 20081105 283x600

REDACCIÓN, AGENCIAS Y SERVICIOS

América Latina no será una prioridad para el próximo gobierno de Estados Unidos. La región, Uruguay incluido, no debe esperar cambios en el relacionamiento bilateral.

"El tren pasa solo una vez", dijo el presidente Tabaré Vázquez en 2006 mostrando su buena disposición a firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. El tren no se detuvo, y en su lugar ambos países firmaron un TIFA, un acuerdo marco de inversiones más genérico y laxo que un TLC. Al año siguiente, la visita al país del presidente estadounidense, George W. Bush, reavivó el interés por aquel objetivo. El texano insistió en que era un partidario del "libre comercio", pero nuevamente, nada pasó.

Y a causa de los grandes desafíos que enfrentará el nuevo presidente (ver página anterior), con crisis financiera incluida, nada parecido pasaría. América Latina no está dentro de las prioridades para los próximos cuatro años.

Un ejemplo fueron los tres debates presidenciales que libraron Barack Obama y John McCain. En las cuatro horas y media que transcurrieron durante esos encuentros, solo se aludió de pasada a Colombia (justamente, por el TLC aún en disputa en el Congreso estadounidense), a Venezuela (por el antagonismo del presidente Hugo Chávez a EE.UU. y por el petróleo) y a México (nuevamente por el TLC y por la inmigración).

El demócrata Obama, quien nunca pisó América Latina, ha tenido posturas contrarias a los TLC. No ocurría lo mismo con el republicano McCain (quien ha estado en México y Colombia), pero dado el contexto en el que vive su país, en los hechos poco y nada podría hacer. Durante los años Bush, EE.UU. firmó TLCs con Chile, Perú y América Central.

Los analistas y los observadores políticos coinciden. Más allá de que en ambas tiendas de campañas se aseguró lo "importante" que es América Latina y la "mejoría" buscada en las relaciones, Jaime Daremblum, director del Centro para los Estudios Latinoamericanos del Instituto Hudson, dice que no debería ser tomado como una sorpresa el hecho que no ocurra cambio alguno.

"Dados los enormes retos que tendrá enfrente el nuevo presidente en política exterior -Irak, Afganistán, Corea del Norte, Irán, Rusia y China- es hasta entendible que América Latina reciba una mínima atención. Salvo por una crisis regional, el Hemisferio Occidental no será prioridad para el próximo presidente", dice el experto.

Para el analista del Colegio de México, Humberto Garza, la prioridad de Estados Unidos será "poner su casa en orden" tras la crisis financiera. Mirar al sur no ocupará un lugar de privilegio en la agenda.

episodios. América Latina no fue prioridad en estos ocho años y mucho tuvo que ver el "11-S" para que eso ocurriera. Sin embargo, hubo dos episodios vinculados directamente a Uruguay que cambiaron o hubieran podido cambiar los acontecimientos. Uno de ellos fue el ya citado intento del TLC, el otro fue el "rescate" de 2002.

"Usted tendió la mano para que Uruguay saliera de este pozo". El lugar: la estancia de Anchorena. El autor de la frase: el presidente Tabaré Vázquez. El receptor: su homólogo Bush, durante su ya mencionada visita en el país, escala de su gira por América Latina en marzo de 2007. El episodio fue todo un reconocimiento a los hechos ocurridos en agosto de 2002.

Uruguay sufría los embates del estallido social y económico que "reventó" en Argentina a fines de 2001. Brasil también estaba en graves problemas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) le había dado un préstamo récord de 30 mil millones de dólares. Uruguay, en medio de esos gigantes, iba directo al abismo. El FMI no asistía a Uruguay y sugería que tomara el mismo camino que su vecino del Plata: el default. Otros organismos financiaron internacionales también cerraron sus puertas a una delegación del gobierno uruguayo, entonces presidido por Jorge Batlle, que había ido en agosto de 2002 a Estados Unidos a pedir ayuda.

El que sigue es el relato de Otto Reich, entonces subsecretario de Estado para Occidente, sobre aquellos hechos, en una entrevista publicada en la edición del 1° de noviembre de 2008 del suplemento Qué Pasa de este diario:

"Batlle le dijo a Bush que el mundo necesitaba ese apoyo a Argentina y Brasil, pero que no se olvidara de Uruguay. Entonces lo que ocurrió fue que el FMI, el Banco Mundial, las otras instituciones financieras se habían olvidado del pobre Uruguay. Y en una reunión en la Casa Blanca, el presidente Bush preguntó: `Y bueno, ¿qué vamos a hacer por Uruguay?`, y le dijeron que en ese momento no había fondos. Bush se puso un poco bravo, y dijo `encuéntrenme los fondos para Uruguay` (...) Y el presidente Batlle le había dicho que Uruguay necesitaba 1.500 millones de dólares para un préstamo puente, un `bridge loan`. Y nadie tenía el dinero para eso. El Tesoro de Estados Unidos no quería prestar el dinero, y el presidente Bush dijo: `búsquenme el dinero`. El secretario del Tesoro dijo: `bueno, existe un fondo que se llama Fondo de Estabilización de Emergencia que nunca se había usado`. Bush dijo: `¿Por qué no se ha usado?", y el secretario del Tesoro respondió: `no queremos sentar un precedente`. `Si no van a usarlo, cierren ese fondo`, dijo Bush. Inmediatamente, el Tesoro decidió utilizar ese fondo por primera vez, prestó los 1.500 millones de dólares al Uruguay, y le sirvió al Uruguay que llegara como puente para el dinero del FMI y del Banco Mundial. Y después lo pagó, lo devolvió el préstamo. Uruguay sigue manteniendo hoy ese estatus de país amigo", relató Reich.

De acuerdo con el libro "Con los días contados" del periodista Claudio Paolillo, las buenas relaciones personales entre Bush y Batlle fueron la clave para ese "rescate". Este vínculo nació en la Cumbre de las Américas de Quebec, Canadá, de abril de 2001, cuando el entonces presidente uruguayo hizo una fuerte defensa del proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), una iniciativa del estadounidense que luego quedó en la nada.

En 2007, el mundo era otro. Pero el presidente Vázquez -quien siendo intendente de Montevideo había recibido a George Bush padre, también presidente de EE.UU., en 1990- agradeció aquella ayuda, por más que una integrante de su gabinete, la ministra de Desarrollo Social Marina Arismendi, había calificado de "execrable" al visitante.

"Yo le dije al presidente Vázquez si Uruguay tiene un problema, que agarre el teléfono y no dude en llamarme", señaló Bush en su visita. Al mismo tiempo, grupos radicales de izquierda protestaban contra el visitante protagonizando incidentes menores en el centro.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar