Un instante de lucidez en medio de la oscuridad de la locura

Estreno. Transit de Barcelona estrena en el Sodre "El salto de Nijinsky"

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FERNANDO MANFREDI

La célebre coreógrafa catalana, María Rovira llega a Uruguay con su compañía Transit, para presentar en la Muestra internacional de danza del Sodre su trabajo "El salto de Nijinsky".

El salto de Nijinsky, el nuevo espectáculo de María Rovira que veremos en Montevideo está inspirado en el gran bailarín Vaslav Nijinsky, que debutó con el ballet imperial ruso en 1907. Luego se trasladó a París donde pronto adquirió fama internacional. Abandonó su carrera en 1918 atrapado por una esquizofrenia de la que nunca se recuperó.

Ya en su etapa de decadencia física, excedido de peso, el bailarín Sergei Lifar lo visita con la intención de reavivar su memoria y ejecuta ejercicios en la barra mostrándole algunos pasos de sus coreografías. El gran artista permanecía impávido y ajeno ante aquellas evoluciones. Entonces, de repente y sin preparación alguna, de espaldas a la barra, Nijinsky salta, como si algún mecanismo arraigado en su cerebro le hubiera dado las claves para lograr esa figura y ese momento es registrado por el objetivo de un fotógrafo.

Ese magnífico y único salto con su cara y expresión ausente llevó a que María Rovira se preguntara qué espacio, qué lugar de su memoria se despertó e hizo que saltara así. Para saltar, muchas partes de nuestro cuerpo se relacionan y coordinan. Todo empieza con un impulso o con una serie de impulsos. Impulsos y reacciones que responden a los deseos de quien los emplea.

No existen imágenes en movimiento de Nijinsky, de modo que el cuerpo de baile reproducirá a partir de ciertas posiciones retratadas del bailarín las posibles evoluciones del protagonista de este ballet.

Cada uno de los bailarines representa una de las múltiples personalidades de Nijinsky.

Se trata de un coreografía contemporánea, encarada por un cuerpo de baile de gran experiencia y comprometido con la creación.

Hace más de 20 años, María Rovira creaba su compañía de danza Transit. Aunque el nombre es casual, ha terminado siendo casi una definición del conjunto que está en cambio (tránsito) permanente, siempre evolucionando. Para la coreógrafa, la compañía representa una forma de aprendizaje continuo. Como es habitual que sean invitados a participar de ella bailarines ajenos al grupo, ello favorece un intercambio de técnicas y concepciones que enriquecen el producto.

Transit se conforma con bailarines catalanes y latinoamericanos, una mezcla que coincide en mucho con la forma de trabajar de Rovira, que ha desarrollado proyectos de danza en diversos países de nuestra América. Precisamente esos alejamientos de la creadora significaron la discontinuidad de la compañía. Hasta que un proyecto de educación artística en su ciudad natal, Mataró, -donde encomendaron la formación de la Escuela Municipal de Danza-, le permitió rodearse de profesionales y asignarle al grupo una sede que le marcó su lugar en el mundo.

El proyecto ha crecido a niveles insospechados: la compañía a sido declarada "residente" de la ciudad y una vieja fábrica textil se transformará en centro de las artes escénicas. Dentro del núcleo de bailarines que han llegado a Uruguay, hay varios que han sido formados en el proceso, aunque otros deciden desarrollar individualmente sus propias carreras.

El espectáculo se representará hoy y el lunes a las 20.30 y mañana a las 19.30.

El itinerario de una incansable y entusiasta viajera de la danza

María Rovira es una de las coreógrafas de danza contemporánea más destacadas a nivel internacional. Con una dilatada y ecléctica formación, la bailarina catalana lleva al frente de su compañía más de 20 años. Su formación comienza en la escuela de Ramón Soler para pasar después al Institut del Teatre de Catalunya. Tras su participación en el Internacional Dance Workshop, dirigido por Gerard Collins, en Tarragona, emprende una nueva ruta profesional que la llevará al Internacional Dance Center (CID) de París, donde estudió con Peter Goss. Más tarde obtuvo una beca en la escuela de Merce Cunningham en Nueva York y en la Maison de la Danse de Lyon. En 1985 regresa a España y funda Transit con la que ha estrenado más de quince espectáculos. Además de dirigir la compañía, María Rovira ha trabajado como coreógrafa freelance en diferentes formaciones internacionales. Una intensa actividad que le reportó en 1998 el Premio Nacional de Danza otorgado por la Generalitat de Cataluña.

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