MARCELLO FIGUEREDO
Ya se sabe que a los uruguayos no se nos dan muy bien las ciencias duras, pero ahora estamos exhibiendo una dificultad alarmante para resolver ciertas fórmulas que no parecen tan complejas. Comparada con la teoría de la relatividad de Einstein (la energía de un cuerpo es igual a su masa por la velocidad de la luz elevada al cuadrado), la fórmula que en estos días desvela al Frente Amplio debería ser una papita. A fin de cuentas, si al cabo de un quinquenio progresista los resultados del cambio estuvieran a la vista, encontrar la receta que garantice la continuidad en el poder tendría que ser más sencillo que la tabla del dos, con perdón de la palabra, o mejor dicho del número. Porque ya habrán visto ustedes que en política, a diferencia de lo que sucede en ciertas operaciones básicas, el orden de los factores altera el producto. Y la regla número uno del oficio de estos prohombres es que ninguno quiere ser segundo. Como Nicole Kidman, que acaba de confesarle al mundo lo mal que la pasó a la sombra de Tom Cruise: "mi obligación era ponerme un vestido bonito y callarme la boca". He ahí la cuestión.
Para el presidente de la República, inventor de la curiosa fórmula PPS (aquel Profundo y Prolongado Silencio que duró lo que un lirio, aunque como te digo una cosa te digo la otra: en cualquier momento podemos ponernos reeleccionistas otra vez), unidad es igual a consenso más congreso, pero preferentemente con Danilo arriba y Pepe abajo. ¿Quedó claro? Pues entonces avancemos. Pepe, a quien sólo las bases podrían convencerlo de bajarse, confiesa desconocer las variables del consenso y cifra sus esperanzas en el congreso. ¿Me siguen? Muy bien. Danilo está persuadido de que el binomio ganador se compone de él mismo secundado por Pepe, ya que dicha fórmula despeja más incertidumbres, y cree que las elecciones internas son la mejor manera de sustraer intereses sectoriales y personales de todo este entuerto. Pero en el PS (Partido Socialista, no confundir con Prolongado Silencio), temen que las elecciones internas desgasten al Frente, y han introducido a la compleja ecuación progresista una nueva variable, de nombre Daniel, aunque ahora Daniel dice que le dolería que su nombre sirviera para frenar a Pepe. ¿Resisten un poco más? Adelante. En el MPP, el PCU y la VA prefieren congreso, o lo que es lo mismo, Pepe arriba y Danilo abajo. Finalmente, el explosivo Eleuterio Fernández Huidobro, que para disgusto de Daisy esta semana nos ha llamado a las armas, desempolvó a Napoleón: Dios estará del lado del que tenga más cañones. Pum.
Y mientras sigue saliendo humo de las cabezas encuentristas, los postulantes avanzan en el casting para el papel estelar. Cenas de gala ya hubo. El contador animó una comilona con empresarios celebrada en el Conrad, donde el cubierto costaba 250 dólares. Un par de días después, el ex guerrillero fue la gran atracción de la noche en Melrose, con un ticket de mil pesos. Hagan sus apuestas: ¿quién será Cruise? ¿Quién será Kidman?