SAN JOSÉ | JOSÉ LUIS ÁLVAREZ
Acostumbrados a que en Kiyú se podía llegar sin reservar hospedaje, los visitantes se encuentran este enero con una nueva realidad: miles de personas en el balneario y dificultades para conseguir un sitio donde pasar las vacaciones.
Miguel y Cristina cuentan que llegaron y no encontraban lugar para acampar. Se trasladaban en moto desde Montevideo y no se resignaban a volver. Tanto anduvieron preguntando que un vecino accedió al alquiler de una pieza, con derecho a un baño compartido, por la que pagaron $ 500 para quedarse esa noche.
Al día siguiente lograron ubicarse en el camping precario que posee el balneario y allí se instalaron. En el camping contiguo al Parador Chico cada carpa paga $ 80 por día, independientemente del número de ocupantes. Tienen derecho al uso de un pequeño parrillero, a un lugar iluminado y una canilla con agua potable.
Esta historia es una de las tantas que han debido afrontar algunos veraneantes de Kiyú, que pensaron que, como en años anteriores, iba a ser fácil llegar al panorámico lugar y rápidamente conseguir ubicación para la carpa o poder alquilar por algunos días una casa.
Con acceso desde la ciudad de Libertad o desde el kilómetro 61 de ruta 1, en este último caso sobre muy buen pavimento, Kiyú se ubica a 15 kilómetros de la ruta.
Pese a sus cinco kilómetros de arena, desde la zona del parador chico hasta el balneario Ordeig, el más antiguo balneario platense de los josefinos está repleto: hay miles de turistas. Esta situación ha llevado a indicar a las autoridades municipales que se trata de una temporada excepcional, confirmó la funcionaria de la Oficina de Turismo, Viviana Labiano.
Promedialmente los alquileres son desde $ 500 diarios, para casas modestas con dos dormitorios, y pueden llegan a los $ 1.000 por día, en caso de residencias que ofrecen mayores comodidades.
La segunda quincena de enero está casi totalmente reservada, según informaron en la Inmobiliaria Rodríguez, una de las principales de Kiyú.
Además, para febrero las reservas vienen a buen ritmo, aunque aún hay disponibilidad de alojamientos.
Los visitantes están encantados con la calidad de las aguas. En los últimos días, el notorio ingreso de aguas oceánicas, aumentó la salinidad y le dio un inusitado color verde al río.
A diferencia de lo sucedido en años anteriores, donde la mayoría de los veraneantes era de San José, en esta temporada muchos de los visitantes de Kiyú, provienen de la región y entre ellos los montevideanos se cuentan por cientos.
El balneario luce prolijo, ya que se ha duplicado la frecuencia de la recolección de residuos durante la temporada.
Lo que constituye un problema es el acceso a la zona de playa en vehículo, ya que la estrecha y panorámica rambla sólo permite el paso de dos autos, por lo que suelen formarse, fundamentalmente los fines de semana, algunos embotellamientos. Para intentar mejorar la situación la Intendencia dispuso inspectores para que organicen el tránsito los sábados y domingos, cuando la afluencia de público es mayor.
Un aspecto que es ponderado por los turistas son los precios accesibles en el balneario. Mientras una cerveza de un litro cuesta $ 70 en los paradores que están junto a la playa, quienes la adquieren en almacenes y supermercados del lugar ahorran más de $ 20.
Una milanesa al pan cuesta también alrededor de $ 70, para quienes prefieren no cocinar. En cambio, aquellos que alquilaron una casa o cabaña, abonan por los alimentos precios similares a los de cualquier ciudad del interior.
La cifra
$ 80 Es lo que cuesta por cada carpa y por día un lugar en el camping contiguo al "Parador chico", sin importar el número de ocupantes.