Pan y circo

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Julia Rodríguez Larreta

La Argentina (de los Kirchner), no para de dar sorpresas. Una de las más recientes es que el gobierno ha intervenido activamente para terminar con un contrato de la esfera privada, entre la Asociación de Fútbol Argentina (AFA) y la firma Torneos y Competencias, en la que figuraba también el grupo Clarín, para la televisación del popular deporte.

Las razones aducidas para esta nueva estatización, huelen tanto a vendetta personal contra Clarín -otro de los enemigos en la mira de don Néstor, (recordemos aquel "¿que te pasa Clarín?", del pasado marzo), denunciado en la conferencia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)- como a un típico operativo "pan y circo" .

Pues lo que se anuncia al pueblo, es la transmisión gratuita de los partidos que comenzarán a emitirse por el Canal 7 del Estado. Para alcanzar esta meta, la Presidenta se ha mostrado dispuesta a empeñar entre seiscientos y setecientos millones de pesos anuales de la ANSES, el organismo adonde fueron a parar los dineros confiscados de los fondos de pensión del derogado sistema de previsión privado, las AFJP. Recursos que irán a paliar, con el dinero de los contribuyentes, los sempiternos endeudamientos de los clubes.

Y este hecho ocurre al mismo tiempo que se conoce el déficit operativo de julio, de la recientemente nacionalizada Aerolíneas Argentinas, que ha estado tragándose 10 millones de pesos por día. Peor situación que cuando el petróleo andaba por los 150 dólares el barril o la compañía era castigada con las huelgas de los gremios aeronáuticos e inclusive, cuando se vino el parate, tras el atentado del 11 de setiembre a las Torres Gemelas en Nueva York.

Coincide esta supuesta generosidad de ofrecer gratis por TV los encuentros futbolísticos para que todos puedan entretenerse con ellos, más allá del despilfarro de los dineros públicos que se vislumbra, con el balde de agua fría que supuso para los Kirchner, la carta del Papa Benedicto XVI, en la que se calificaba a la pobreza imperante en la Argentina, de verdadero escándalo.

El enojo que esta denuncia provocó en Kirchner quedó en evidencia, en un acto al que asistían varios Intendentes del conurbano el jueves de la semana pasada, donde hizo hincapié en su autoridad moral para hablar de la pobreza, dado los progresos de la Administración K. en su combate.

Esto fue dicho, justamente, en una zona donde se aglomera la mayor concentración de pobreza e indigencia, con una densidad de 1100 personas pobres por kilómetro cuadrado.

Como el hoy poco respetado INDEC, hace sus estimaciones basado en las dudosas cifras de su Índice de Precios al Consumidor, es claro que subestima el número de gente que no llega a superar la línea de pobreza. La calculan en $1000, mientras que estudios independientes la fijan entre $ 1560 y $ 1667. De ahí que las cifras oficiales hablen de un 15% de pobres y las otras, de más de un %32 y en el cinturón periférico, de un 37%. O sea, que más de un tercio de la población argentina es pobre.

Si bien hubo una disminución entre el 2003 y 2006, gracias sobre todo, a la bonanza que vino desde el exterior, la pobreza ya venía bajando en los últimos tiempo de Duhalde, después de haber llegado a más del 50% entre 2001 y 2002. Pero esa tendencia no continuó a partir de 2007. Y no solo la pobreza o la indigencia que rompe los ojos de cualquiera que camine por la Capital, sino que en el Gran Buenos Aires, dos de cada 10 jóvenes, no trabajan ni estudian; la inseguridad hace estragos y la educación, y la salud, dejan mucho que desear.

En el visible deterioro social han influido, la inflación, la disminución de las inversiones y la producción, gracias entre otras cosas, al ataque al campo, el que habrá de continuar. A menos que otra vez el Senado incline la balanza. Pues en Diputados, prorrogaron las Facultades Delegadas a Cristina, que le permiten fijar las retenciones móviles, sumando votos de grupos de izquierda.

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