DANIEL HERRERA LUSSICH EN WASHINGTON | CORRESPONSAL PERMANENTE
A lo largo de cinco agitados días de sumar problemas desde su ingreso a la Casa Blanca el pasado martes, el flamante presidente de EE.UU., Barack Obama, ha descansado muy pocas horas y dormido menos.
Desde que sale de la sala de desayunos en total ambiente familiar, no se detiene un minuto. Se mueve constantemente, lanza ideas y firma resoluciones o cartas; hasta ahora siempre ha lucido un excelente buen ánimo. Y en ese constante firmar sobre hojas y carpetas, dos veces, ante algún sordo comentario, sonrió y dijo: "Sí, soy zurdo".
La gente ha festejado esa salida, algunos todavía con cierta desconfianza. Pero hay una realidad: bien lejos esta Barack Obama de ser izquierdista, salvo para escribir. Se ubica para sus más amigos y allegados en el ala más renovadora del partido demócrata, pero no le temblaría el pulso si tuviera que signar alguna decisión que se pudiera tildar de conservadora. Es una figura pragmática, cien por ciento realista, moderada, muy equilibrada al diálogo. Rara vez deja escapar palabras que no ha analizado antes con rapidez. Está inyectado de un dinamismo constante. Además, sabe que los graves problemas que azotan a EE.UU. y al mundo, no soportan largas esperas.
En estos días como presidente de la primera potencia del mundo, solo lo observamos algo molesto, cuando por primera vez bajó a la sala de periodistas a saludar. Hubo uno, especialmente, que lo persiguió y tres o cuatro veces lo interrogó sobre el mismo tema, en tono algo subido: "¿Ha nombrado un antiguo lobbista en el Departamento de Defensa?" La pregunta refería a William Lynn, designado subsecretario de esa cartera, antiguo cabildero de la empresa bélica Raytheon. Obama que observaba el local, bastante reducido para el número de corresponsales, le respondió con gesto serio y seco: "Señor, me acerqué a saludarlos y para saber si estaban cómodos solo 10 minutos. Cuando venga a ofrecer conferencias de prensa, el juego de preguntas será libre y responderé a todas las interrogantes. No ahora".
ajetreo. Estos días en la avenida Pennsylvania 1600 han sido de tremendo ajetreo. Los informantes cuentan que normalmente a las seis de la mañana todos, el presidente, la primera dama y las dos pequeñas hijas, están de pie. El matrimonio presidencial hace sus ejercicios matinales, una rutina que piensan ampliar, ducha y coincidencia familiar en el desayuno. Las niñas Sasha y Malia parten en auto y la custodia hacia el colegio. Michelle Obama ordena y dirige según sus gustos estos primeros pasos en la Casa Blanca y el presidente toma rumbo al Salón Oval. Allí, desde hace media hora, está todo el equipo de asesores, con algún agregado de acuerdo al tema y al ministerio que toque en la agenda. Un alto en la reunión, y Obama se dirige a otro salón contiguo donde dialoga un largo rato con integrantes de los servicios secretos y de Inteligencia, y recibe un informe de la gente del Pentágono sobre la marcha de las regiones en conflicto. Muchas veces intervienen en teleconferencia los comandantes en Irak, Afganistán y en la OTAN.
Un sudamericano que trabaja de mozo en la Casa Blanca desde hace unos cuantos años, confesaba asombrado "no haber visto nunca ritmo igual". Todos andan "al trote", son más o menos 400 asesores y colaboradores que van con papeles, libros y computadores portátiles en las manos, y desaparecen tras las puertas de los escritorios del ala oeste de la residencia. El personal permanente, normalmente de servicio, no recuerda tanto ajetreo y también la demostración de entusiasmo de la gente, "aún cuando terminan jornadas de 12 y 14 horas de trabajo, casi sin parar", sólo para el almuerzo y algún refrigerio. El traje y corbata de rigor hasta hace poco tiempo en los hombres y vestidos o pantalones sobrios para las damas, se mantiene, pero se registró un cambio en las reuniones "y obviamente en el trabajo de oficinas, se autorizó a sacarse el saco", agregaba.
Todos los nuevos secretarios de Estado, asesores, funcionarios de jerarquía y administrativos no dejan de exhibir su asombro por las "reliquias", como definió uno de ellos (según comentaron, fue el mismísimo designado secretario del Tesoro, Timothy Geithner, el que hizo la definición) de los equipos electrónicos existentes: "Son máquinas desechadas al fin de la década del 90, es imposible bajar cualquier mensaje o fotografía algo pesada, todo tiene que ser renovado, modernizado".
Los recién llegados manejan con habilidad las "laptop". Y el primero de ellos es Obama, con su pequeña computadora portátil permanente sobre el histórico escritorio de roble del Salón Oval, y sigue con cada uno de los miembros de su equipo. Todo lo que se reciba o escriba debe ser registrado y archivado como documento de Estado, no existe el dominio privado o personal. Lo mismo ocurre con los fax, llamadas telefónicas y correos. "No hay secretos en este edificio, obviamente que por estrictas razones de seguridad y porque lo manda la ley", explicó uno de los encargados de los servicios de custodia que caminaba por la sala de prensa.
A la hora de las comidas, hay coincidencia en la familia, tanto padres como hijas, en preferir el pollo frito y los platos mexicanos (el "chili" especialmente), y el mandatario rechaza de plano los espárragos y la remolacha. Como buenos estadounidenses les gustan los lácteos, panqueques, cereales, salchichas con jamón, huevo revuelto y frutas.
La actividad de Obama y su equipo no se ha detenido. Todos mantienen el impulso y el entusiasmo al máximo nivel desde la victoria electoral del 4 de noviembre. Así fue en el "búnker" de Chicago durante la transición y así ahora en la Casa Blanca. A las 14.00 del mismo día de la jura, salió la gente de George W. Bush e ingresó la de Obama, con todos las carpetas, cajas y valijas para iniciar el trabajo. El nuevo presidente es el más incansable; sólo se atrasó 15 minutos el primer día. Es que él y su esposa se habían acostado tardísimo luego de recorrer las diez fiestas oficiales a las que asistieron a puro baile y discursos.
Semana. El miércoles se conoció como primera noticia la firma del cierre de la prisión de Guantánamo; luego la prohibición de todo tipo de torturas; el cierre de cárceles en distintas partes del mundo; las conversaciones telefónicas con líderes políticos de Israel, Palestina, Jordania, Egipto o Canadá. Los planteos sobre las guerras en Oriente, la reunión con congresistas demócratas y republicanos para unificar ideas sobre el nuevo plan de recuperación económica, la visita al Departamento de Estado (distinción especial a Hillary Clinton cuando asumía), el levantamiento de la prohibición de ayuda financiera a grupos que realizan o promueven el aborto en el exterior -prohibidas por el gobierno de Bush- y también la investigación con células madres con fines científicos, entre otras iniciativas.
Y en los ambientes cercanos al gobierno y políticos se asegura que se manejan dos ideas en el terreno económico en materia bancaria. Una basada en la posibilidad de absorber todas las carteras tóxicas y sanear las que estén en dificultados y crear un nuevo banco, estatal, un "mal banco", para permitir el normal funcionamiento de todo el resto de la red. Hay fuertes sectores que se oponen porque sostienen que todo el peso de esas carpetas deudoras, la mayoría incobrable, caerá sobre los contribuyentes. No se descarta una nacionalización general, proyecto desechado de antemano, pero todo depende de "cuando se descubra la realidad del agujero financiero". Un hecho similar se promueve con las viviendas en vías de ejecución. Se habla de la compra de las deudas por el Estado para bajar intereses y extender plazos de pago a largo tiempo.
Pero todo el esfuerzo se dirige a la restauración del empleo, la renovación de los créditos para familias, pequeñas empresas y la normalización del consumo. Obama asegura que para el 16 de febrero, "Día de los Presidentes", su plan de reactivación de la economía, por US$ 825.000 millones, estará aprobado por el Congreso.
En el terreno exterior, la confianza está en las primeras conversaciones de dos expertos en soluciones de paz, el ex senador demócrata George Mitchell, enviado a Medio Oriente, gestor de la paz en el Ulster; y el ex embajador ante la ONU Richard Holbrooke, antiguo mediador en Bosnia, que viajará a Pakistán y Afganistán. En tanto, se asegura que las tropas estadounidenses no estarán en territorio iraquí más allá de los 16 meses, como había prometido Obama en su campaña.
En cinco días Obama inició una revolución en la Casa Blanca. Los problemas son gravísimos, internos en la economía y externos en las guerras y en la imagen ante el mundo, pero él está convencido de tener fuerzas y un equipo inteligente para enfrentar los desafíos.
Duras críticas del Vaticano
Funcionarios del Vaticano dijeron ayer que estaban decepcionados por la decisión del presidente estadounidense, Barack Obama, de levantar la prohibición de la entrega de fondos federales a grupos internacionales que realizan abortos o proveen información sobre el tema.
El titular de la Academia Pontificia de la Vida, monseñor Rino Fisichella, pidió a Obama escuchar todas las voces en Estados Unidos sin "la arrogancia de aquellos que, por tener poder, piensan que pueden decidir sobre la vida y la muerte``.
Fisichella dijo en una entrevista publicada ayer en el Corriere della Sera que "si éste es uno de los primeros actos del presidente Obama, tengo que decir, con el respeto debido, que nos encaminamos rápidamente a la decepción``.
Obama firmó una orden ejecutiva el viernes que puso fin a la prohibición, revirtiendo con ello una política del gobierno de su predecesor George W. Bush.
"Con ello asesta un duro golpe no solamente a los católicos, sino a toda la gente en el mundo que lucha contra la masacre de inocentes que es el aborto``, dijo otro funcionario de la academia, monseñor Elio Sgreccia. "Con las muchas cosas buenas que pudo haber hecho, Barack Obama en lugar de ello escogió la peor``, agregó. AP