Silenciosa, lenta e invisible, así es como esta medusa invade todos los océanos del planeta delante de nuestras propias narices. Es un hidrozoo de apenas medio centímetro de longitud, pero con una característica que la hace única entre todas las criaturas del reino animal y que la Ciencia aún no ha logrado comprender: es inmortal.
A diferencia de las demás medusas, la Turritopsis nutricula no muere tras alcanzar su estado adulto, sino que es capaz de «rejuvenecer», repitiendo su ciclo vital hasta alcanzar una segunda madurez... y una tercera, y una cuarta, y así hasta un número de veces que es, según los científicos, potencialmente infinito.
Se trata de un fenómeno llamado transdiferenciación que se puede ver, por ejemplo cuando un órgano dañado regenera sus tejidos. Sin embargo, para esta especie de hidromedusa el proceso es algo corriente en su ciclo vital.
FUENTE: www.telegraph.co.uk