El primer año de Carla Bruni y Nicolás Sarkozy

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Sólo por llevar los modelos de Dior y Chanel como ninguna, Francia le debe mucho. Pero no todos los franceses están de acuerdo. El de Carla en ciertos viajes oficiales ha sido, para algunos analistas políticos, excesivo. La prensa británica llegó a titular "Sarkozy acompaña a Carla Bruni en su viaje a Londres", en ocasión de su visita a la Reina Isabel. Las últimas encuestas muestran que la imagen de Bruni no consigue entusiasmar a los franceses. La ven como una mujer frívola, distante y demasiado preocupada en complacerse a si misma. Sin embargo, califican su actividad como primera dama, de "intachable" y elogian que ha sabido separar "el show businees del Palacio Eliseo"

Carla Bruni lleva ya un año calzando zapato planos. Desde que se casó con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, la modelo nacida en Italia ha intentado ponerse a la altura de su marido, aunque sea imposible menguar su 1,76 de altura hasta el 1,68 de su esposo. "Aún estoy aprendiendo y preparándome para mi labor pública como esposa del presidente" confiesa, siempre discreta.

MENOS DE IZQUIERDA. En este tiempo ha hablado poco, quizá para no crear polémica. En los últimos días ha sido muy recordado un viaje a Roma donde intervino en un programa de televisión: "Sigo siendo italiana y de izquierda", pero enseguida aclaró "pero, desde que estoy junto a Nicolás, un poco menos de izquierda que antes".

También ha contado algunos pequeños secretos de su vida matrimonial. La ex modelo y cantante asegura que su esposo nunca le ha pedido que cambie de opiniones políticas. "El cree que yo veo la parte humana y él la técnica", explica Bruni, para quien ser de izquierdas significa "tener en cuenta las injusticias, aunque no las sufra".

También ha contado que no se mete en política, lo que no quita que, por la noche, cuando él llega a casa, tenga que oír lo que piensa sobre algunos temas.

Hasta cumplir un año de casados, Bruni vivió solo con su hijo en su casa. Porque puso como condición en su unión intentar mantener en el día a día sus hábitos de siempre, entre ellos, seguir trabajando en el estudio de grabación que tiene en su hogar.

los méritos de ella. Pero sin duda uno de los mayores méritos de Carla Bruni ha sido pulir algo a su esposo, con esa debilidad que tiene por la ostentación de joyas de oro, corbatas chillonas y relojes gigantes. También las puertas de la izquierda burguesa jamás se habrían abierto para él si no hubiera entrado del brazo de una mujer como Carla Bruni.

Ella, mientras, ha descendido de la pasarela para subirse a los escenarios de donde aún no ha bajado. El presidente de la República Francesa logró cortarle los tacones, pero no que suelte la guitarra. Ya casada, sacó su tercer disco, Comme si de rien n`était (Como si nada), donde dice ser una niña con sus `40 años y 30 amantes`. Una de los temas está dedicado a Sarkozy: Mi droga.

También su faceta de modelo le da algunos dolores de cabeza al presidente, sobre todo cuando se trata de sus posados más atrevidos. Un desnudo suyo se subastó el año pasado por casi 58.000 euros. Otro fue utilizado por las aerolíneas Virgin para promocionar sus vuelos. Y un tercero se estampó en unos bolsos, cuya firma va a tener que indemnizar a la ex-modelo con 40.000 euros, por utilizar su imagen sin su consentimiento.

El dinero, como todo lo que gana desde que está en los Campos Elíseos, irá destinado a causas humanitarias. Esa faceta benéfica de Bruni va más allá de la actividad habitual de las esposas de mandatarios y de príncipes. Su apoyo a la lucha contra el sida tiene mucho que ver con la reciente muerte de su hermano Virgilio, por quien Claudia tenía especial afecto.

EL PAÍS de madrid

Dos primeras damas

Ahora los analistas y expertos en moda hablan y comparan la belleza refinada de Carla, con la contundencia física de Michelle Obama. Porque si Bruni camina como descalza sobre sus sandalias chatitas y susurra al hablar con su boca fina, como infantil, Michelle Obama es todo lo contrario: una mujer de boca generosa y caderas anchas que pisa fuerte con sus tacones por todas las alfombras del poder. La descendiente de esclavos negros, licenciada por Harvard que habita ya la Casa Blanca luce los modelos como si fueran de andar por casa porque el mundo para ella es su casa.

El presidente francés se mudó el mismo 2 de febrero a la propiedad que Carla posee en Villa Montmorency, un exclusivo barrio al suroeste de París donde se concentra la mayor parte de la nobleza y la aristocracia de la capital francesa. El reinado de la bella Claudia Bruni, recién comienza, dicen en Francia.

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