Livni enfrenta falta de apoyo político para llegar al poder

Votos. Netanyahu, aún con un escaño menos, se perfila como favorito para gobernar

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JERUSALÉN | AGENCIAS

Livni mantuvo su ventaja sobre Netanyahu al finalizar el conteo de votos, pero tiene pocas posibilidades de conformar un gobierno de coalición. Lieberman se inclina más por la derecha y los laboristas anunciaron que irán a la oposición.

Los resultados finales de las elecciones israelíes confirmaron ayer que el partido Kadima, de la canciller Tzipi Livni, obtuvo una banca más que el derechista Likud de Benjamin Netanyahu. Tras contar los votos de los soldados, presos y diplomáticos en el exterior, Livni cuenta con 28 escaños contra los 27 de Likud, pero en un Parlamento de 120 escaños integrado por 12 partidos sus posibilidades de convertirse en primer ministro son casi nulas.

Los partidos derechistas, sumando sus bancas, tienen mayoría en el Parlamento lo cual le facilitaría a Netanyahu la tarea de formar gobierno, incluyendo el tercer partido más importante, el Yisrael Beiteinu de Avigdor Lieberman. Pero cada partido tiene su propia agenda, por lo que las negociaciones serán arduas y complicadas.

Netanyahu se opone a las conversaciones con los palestinos, lo cual lo pondría en conflicto con Washington. Por su parte, Livni es partidaria de las conversaciones con los palestinos e incluso de ceder territorio a cambio de un tratado de paz. Lieberman, que obtuvo 15 escaños, busca derrotar a Hamas y espera reconfigurar las fronteras de Israel para dejar aquellas zonas con nutridas concentraciones de israelíes árabes fuera del estado judío y obligar a los restantes a firmar un juramento de fidelidad al estado judío.

Una de las posibilidades sería un gobierno de unidad con Netanyahu como primer ministro y Livni y su partido en ministerios cruciales. Juntos, ambos partidos se acercan a una mayoría parlamentaria, lo que reducirá la importancia de los partidos bisagra como miembros de una coalición.

Netanyahu sabe que excluir a Kadima y conciliar las exigencias de los laicos de Yisrael Beiteinu y de los integristas ultraortodoxos (16 diputados) sería un milagro. En ese Gobierno de extrema derecha, el jefe del Likud incluiría también a los partidos que representan a los colonos judíos de Cisjordania. Una unión que sólo acarrearía tensiones permanentes.

Empero, la orientación derechista del parlamento -y la oposición de Netanyahu a las negociaciones de paz- podrían dictar la negativa a un acuerdo. En este contexto, se entrevistó ayer con los dirigentes de la derecha religiosa, opuestos a toda concesión a los palestinos, para tratar de integrarlos en su equipo.

El Partido Laborista del ministro Ehud Barak, que pasó de tener 19 diputados a 13, anunció que se resigna a quedar en la oposición porque la formación de un gobierno dirigido por Livni no le parece realista. "La tendencia de los laboristas es no proponer a ningún candidato al cargo de primer ministro", declaró el portavoz del partido, Lior Rothblat.

La atención está centrada ahora en el presidente Shimon Peres, quien iniciará la semana próxima sus consultas con los líderes políticos para elegir al nuevo primer ministro.

Partidos menores

El partido religioso sefardí Shas obtuvo 11 legisladores y los cuatro partidos árabes-israelíes también llegaron en conjunto a 11 bancas mientras que el partido religioso ortodoxo "Judaísmo Bíblico", logró 5 diputados. Los partidos Nueva Izquierda Meretz y el religioso sionista "Hogar Judío" (ex-Mafdal) quedaron con sólo 3 diputados cada uno.

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