GUILLERMO ZAPIOLA
Tras cinco años de ausencia, Isabelle Adjani ha vuelto a la gran pantalla. Lo ha hecho con una película que ha sido descrita como "dura como una bofetada", y a la que ha aportado sin duda mucho de personal.
Lo que cuenta La journée de la jupe, película dirigida por Jean-Paul Liberfeld que ha sido presentada con elogios en el reciente Festival de Berlín, es el caso de una profesora de un instituto de enseñanza en un barrio periférico de París que encuentra una pistola en la mochila de uno de sus alumnos, estalla, y decide secuestrar a la clase, arma en mano, para proporcionar algún tipo de testimonio sobre una realidad que duele.
Para Adjani se trata, cabalmente, de un cambio de imagen. Cumplió cincuenta y tres años y ya no es la "belleza perfecta" que deslumbró a toda una generación de aficionados al cine franceses e internacionales. Tiene en su haber cuatro premios Cesar, fue candidata al Oscar por Camille Claudel, y con el paso de los años ha trepado hasta niveles de rigor y madurez que resultan por cierto encomiables.
La acción de La journée de la jupe transcurre en un barrio de inmigrantes, algo que toca de cerca la experiencia vital de la propia Adjani, nacida en París en 1955, de padre argelino y madre alemana. En su casa se hablaba francés, alemán e inglés, por lo que desde muy pequeña se habituó a los tres idiomas. Pero la actriz insiste en que su infancia tuvo poco que ver con la realidad presente que muestra la película.
PASADO. "Éramos todos inmigrantes de primera generación", señala. "Ahora lo son de segunda o de tercera. Los abuelos de estos chicos se integraron sin protestar. Pero ellos se sienten herederos de un pasado que rechazan, y a la vez, agraviados por el presente".
La actriz sólo tiene palabras de elogio para los jóvenes actores no profesionales, adolescentes de los suburbios que prácticamente se interpretaron a sí mismos en la película de Liberfeld. Reconoce que fueron muy naturales y al mismo tiempo muy profesionales, que se aprendieron su diálogo e hicieron un gran trabajo. Incluso, dos o tres de ellos quieren ser actores. Pero, al mismo tiempo, reconoce que el trabajo fue duro y doloroso. "Sufrí mucho por algunos", señala, "porque se enfrentaban a situaciones que, probablemente, existen de verdad en sus vidas. O han existido. De las que quieren escapar o ya han escapado. Y había momentos en que se desmoronaban. Un día, el chico que interpreta al de la pistola se echó a llorar. Las emociones del personaje tropezaban con las suyas".
selectiva. Adjani ha llegado a una etapa de su vida en la que no acepta cualquier papel sino solamente aquellos que le importan. Alejada del cine por cinco años, había vuelto a las tablas en 2006 con una versión de María Estuardo. En 2008 hizo también en teatro Figaro, que luego fue grabada para la televisión. Pero La journée de la jupe es su primera incursión en el cine "de verdad" en un lustro.
A esta altura de su carrera y de su vida, tampoco le importa pronunciarse públicamente sobre temas polémicos que la motivan. Cuando en 1990 obtuvo su primer Cesar, en lugar del convencional discurso de agradecimiento recitó un fragmento de la novela Los versos satánicos de Salman Rushdie, como una manera de protestar por la condena a muerte emitida contra el escritor por el ayatolá Ruhollah Jomeini.
También en 1990 aportó su voz para el film Lung Ta: Les cavaliers du vent, dirigido por Franz-Christoph Giercke y Marie-Jaoul de Poncheville, un retrato de la cultura tibetana y una denuncia de la ocupación china del Tíbet, con participación del propio Dalai Lama.
Más cerca molestó a los seguidores del Frente Nacional, del derechista Jean-Marie Le Pen, con algunos pronunciamientos contra el racismo y la xenofobia. Como resultado, grupos radicales difundieron el falso rumor de que había muerto de sida. Y en 2004 participó en la operación Fotografías de las Estrellas, organizada por Reporteros Sin Fronteras, una asociación de defensa de la libertad de prensa que da apoyo financiero a las familias de los periodistas presos en Cuba por motivos políticos. Tal vez volvió a filmar, entre otras cosas, para demostrar que continúa viva y con ganas de seguir peleando.
Llegó al cine a los catorce años, y en 1973 debutó en teatro haciendo L`ecole des femmes de Moliére, bajo la dirección de Raymond Rouleau. A mediados de los años ochenta era considerada, la figura emblemática del cine francés, como lo fuera Catherine Deneuve en la década anterior o Brigitte Bardot en los tardíos cincuenta y buena parte de los sesenta. La crítica francesa llegó a elegirla como "la mejor actriz de la década", y el publicista Jacques Seguéla pudo fundamentar ese juicio en términos exaltantes, aludiendo a "su excelsa versatilidad en la actuación, su increíble pasión que pone en sus personajes, su aura fría y misteriosa, su imagen de muñeca frágil de porcelana contrastando con sus personajes enloquecidos, su mirada de fiera y su voz a veces embelesante, otras oscura, histérica o sensual".
MISTERIO. Ya entonces se hablaba del Misterio Adjani como algo más que un `slogan` publicitario. En esa época apareció también su disco Pull Marine, escrito y producido por Serge Gainsbourg, que sólo en 1984 vendió seiscientas mil copias y hasta la fecha va vendiendo más de un millón.
Un aspecto que Adjani se ha empeñado en mantener en reserva es su intimidad. Tiene dos hijos, uno del fotógrafo y cineasta Bruno Nuytten y otro del actor Daniel Day-Lewis, pero no permite que los periodistas se metan con su vida afectiva. Actualmente vive con sus hijos en Suiza, donde puede mantenerse a distancia de cámaras, grabadores, micrófonos indiscretos y otras molestias que la prensa suele esgrimir.
El proceso de una artista emblemática del cine de los años `80
La historia de Adela H - 1975
La película de Francois Truffaut que catapultó al estrellato a Isabelle Adjani. La actriz encarna a la problemática hija del gran escritor Víctor Hugo, en un drama de helada belleza,muy adecuado si se quiere a la personalidad de su protagonista.
Camille Claudel - 1988
Otro `biopic` de época, pulcramente realizado por el gran director de fotografía Bruno Nuytten. La historia de la hermana del poeta y dramaturgo Paul Claudel y amante del escultor Auguste Rodin (este último encarnado por el rotundo Gérard Dépardieu).
La reina Margot - 1994
Novela de Alexandre Dumas sobre enredos dinásticos e intrigas cortesanas en medio de los sangrientos enfrentamientos entre católicos y protestantes que desembocaron en la Noche de San Bartolomé. Isabelle es Margarita de Valois.
Tres preguntas a la actriz que no quería hacer cine (*)
1 ¿Por qué aceptó volver al cine con una película tan dura?
"Tardé diez minutos en aceptarla. Precisamente por lo dura que es. Por lo que cuenta, y también porque significa un desafío para una actriz. Por el personaje, de una profesora en crisis, y por la manera en que se desarrolla todo. Hay que hacer creíble una situación rara desde el principio, sin tiempo casi de comprender. Se entra en la pesadilla de inmediato. En cuanto se cierra la puerta de la clase".
2 Su personaje dice: "La escuela no enseña nada, pero sin ella es peor".
"Esta no es una historia indulgente. En ella se percibe toda la violencia heredada por estos jóvenes, todas las influencias religiosas, culturales, sociales que reciben desde el momento del nacimiento. La profesora es la encarnación de la escuela laica. Tal vez un poco rígida, porque se aferra a su compromiso: está allí para enseñar, para transmitir el conocimiento, no para trabajar como asistente social".
3 Los personajes de la película no se sienten franceses ni argelinos.
"No. Tienen la impresión de que si se integran se convierten en traidores a los orígenes que sus padres abandonaron. Y luego está la religión: muchos la utilizan, aunque no sean creyentes, para manipular la culpabilidad de los adultos. Habría que hacer que se desembarazaran de toda esa maraña sentimental relativa a los orígenes. Y llegar a la paz".
(*) El País de Madrid