EL PAÍS DE MADRID
Las redes de tráfico de mujeres actúan a escala global y se enfrentan a una persecución legal demasiado débil, según denuncia la ONU. Del total de la trata de personas, el 79% se relaciona con la explotación sexual.
España se ha convertido tanto en punto de paso para las víctimas de este flagelo hacia el resto de Europa, como destino final en que -sobre todo- rumanas, brasileñas o chinas son obligadas a ejercer la prostitución.
Y la mayoría de las personas detenidas por tráfico humano también son mujeres, de acuerdo con el informe global presentado por Naciones Unidas, que apunta que son antiguas víctimas de la trata las que acaban actuando como traficantes.
"He pecado". Madalena baja la vista y habla un portugués limitado. Tiene 13 años y se refugia en un centro para menores a las afueras de Maputo. Es un ejemplo clásico del tráfico de niños en Mozambique. Aunque ella no fue la traficada. Fue la traficante. Explica que "un señor en la calle" le ofreció 200 meticais (7,5 dólares) si le llevaba niños de su escuela, en un barrio pobre de la capital. Le consiguió dos, "un meninho y una meninha para ir a Sudáfrica". Madalena no es una excepción. "Tenemos que entender las razones psicológicas, financieras y coercitivas por las que son mujeres las que acaban forzando a otras mujeres a la esclavitud", explica el director de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas (Unodc), Antonio María Costa, quien recuerda que todavía se desconoce la magnitud del tráfico humano, entre otras razones, porque muchos países son ciegos al problema y no han instituido leyes adecuadas -o ni siquiera han remitido información para la elaboración del informe, China, entre ellos-. Es por ello que el porcentaje de condenas por este delito sigue siendo muy bajo, equiparable al de crímenes ocasionales en Europa como el secuestro.
España, según recoge el informe es país de destino y de paso (hacia Europa) para los traficantes y no es de extrañar, pues, que sean Francia y España los dos países europeos con más casos detectados por la policía de explotación sexual y de trabajos forzados (España con más de 2.400 víctimas y Francia con cerca de dos mil). En ambos países, rumanas, brasileñas, colombianas o mujeres de África Central y Occidental son las principales víctimas.
victimaria. El informe constata por primera vez el papel primordial de la mujer no sólo como víctima sino como traficante, un hecho inusual, de acuerdo con el informe, dado que la delincuencia organizada es, en un 90% de los casos, una actividad masculina. Las razones de ello se podrían explicar por el carácter del delito, en el que el traficante "en primer lugar se gana la confianza de la víctima, a la que engaña. De ahí el uso de mujeres, son los peones del engranaje", explica Johan Kruger, coordinador nacional de Unodc en Sudáfrica.
Es el caso, por ejemplo, de Aldina Hermenegilda dos Santos, alias Diana, que fue detenida el pasado año por haber traficado con tres niñas de Mozambique a las que retuvo en un suburbio rico de Pretoria y que fueron drogadas y prostituidas. Diana se presentó a las niñas en la playa de Punta do Sol, en Maputo, conversó con ellas, les compró comida y refrescos. Con promesas de trabajos y de que podrían continuar sus estudios en Sudáfrica, las niñas accedieron a acompañarla. El 79% del tráfico humano está relacionado con la explotación sexual, principalmente de mujeres y niñas. De ahí también el papel preponderante de la mujer como traficante, "es sorprendente que las víctimas acaben convertidas en delincuentes". Hasta un 60% de las condenas por este delito en Europa Oriental y Asia son a mujeres.
"Mi familia en Nepal es muy pobre, así que cuando me propusieron ir a India a trabajar en una casa como sirvienta, mis padres y yo aceptamos. Pero cuando llegué me obligaron a prostituirme". Cuenta su experiencia Radha (nombre ficticio), una chica que ahora tiene 17 años, pero que llegó a India con 12. Durante cuatro años soportó abusos de sus empleadores que la golpeaban, dice. Hace un año, Radha logró huir y ahora una ONG le ayuda con lo más básico. "Pero estoy atrapada porque a Nepal no puedo volver, no puedo confesar que fui prostituta, sería un gran deshonor. Tampoco tengo posibilidades de ganarme la vida ahí".
Madalena, la niña traficante, tampoco puede volver a su casa. Teme las represalias de los vecinos que saben de su "pecado", y su condena, probablemente, sea un orfanato. Se calcula que 2,5 millones de personas al año caen víctimas de redes de prostitución, esclavitud o son usados como soldados.
Un flagelo por valor de Us$ 32.000:
De acuerdo con el informe de Undoc, el 20% de las personas traficadas son menores de edad.
Luego de la prostitución, el mayor destino para las víctimas del tráfico de personas son los trabajos forzados, el 18% del total.
El informe de la Undoc no refleja datos sobre la escala global del problema. Sin embargo, estimaciones anteriores, consignadas por la agencia noticiosa DPA, indicaban que el tráfico mundial de personas mueve ganancias por 32.000 millones de dólares, y que el número de personas en situación de trabajo forzoso (incluyendo el sexual) se situaba en dos millones y medio de personas.
La dificultad para encontrar datos a escala global se explica en parte, por las conclusiones contradictorias de distintas oficinas. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), por ejemplo, situaba en dos millones los niños, niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual comercial o laboral sólo en América Latina.
Uruguay también es un país "proveedor" de mujeres para la explotación sexual a Europa, sobre todo a España e Italia. Entre 2000 y 2006 la Justicia actuó en cuatro casos que involucraron a 28 mujeres.