BOGOTÁ, LIMA Y LA PAZ | THE ECONOMIST
Hace un año, cuando el relevamiento de Naciones Unidas mostró un crecimiento del 27% en el área plantada de coca en Colombia, en 2007, el gobierno expresó "serias dudas" sobre la confiabilidad de la estimación. El 19 de junio, las autoridades colombianas se sintieron tan orgullosas de que la ONU hubiera descubierto una declinación del 18% en 2008, que se apresuraron a anunciarlo cinco días antes de la fecha prevista.
Si bien el cultivo de coca, un arbusto resistente del que se refina la cocaína, creció en Perú y Bolivia, la ONU sostiene que los menores rendimientos significan que en Colombia se produjo 28% menos de cocaína. Tomado en conjunto con una caída del 19% en el cultivo del opio-amapola en Afganistán, la Oficina de Drogas y Delitos de Naciones Unidas (Unodc) califica los resultados de "alentadores". La noticia es bienvenida por la organización, porque surge cuando la política mundial de prohibición de drogas, ratificada en la reunión ministerial de abril, tiene crecientes cuestionamientos en América Latina y en otros lugares. En efecto, la realidad puede ser menos que las llamativas cifras.
Dos cosas parecen estar detrás de la caída del cultivo de coca en Colombia. Aldo Lale-Demoz, el representante de Unodc en Bogotá, dijo que el principal factor es el mayor énfasis en la erradicación manual, por el cual los trabajadores arrancan la coca, planta por planta, que está, con frecuencia, en pequeñas parcelas en las laderas de los Andes. Esa tarea es más eficaz que la fumigación aérea, por la cual desde aviones se lanzan herbicidas, que destruyen una cosecha (así como los cultivos de alimentos cercanos) pero no los arbustos. Al asumir en 2002, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, lanzó un plan masivo de fumigación aérea. El año pasado, el gobierno todavía fumigó 133.000 hectáreas, aunque fue 13% menos que en 2007. Pero, también erradicó por vía manual 95.634 hectáreas, un incremento del 43% en comparación con 2007.
Un segundo factor, de acuerdo con lo que señala el analista de políticas de drogas, Ricardo Vargas, fue el éxito de las fuerzas de seguridad para reducir a las FARC, quebrando su control territorial y su operación de producción de drogas. Eso permitió al gobierno enviar equipos de erradicación a la provincia oriental de Meta, donde hay extensos cultivos de coca.
El progreso es neutralizado, en parte, por lo que ocurre más al sur. La tendencia sostenida de cultivo de coca continuó en Perú, pese a que el gobierno del presidente Alan García erradicó, en 2008, 10.143 hectáreas. La producción crece con rapidez en los valles de Apurímac y Ene, los que, no por coincidencia, son hogar de los remanentes de las guerrillas maoístas de Sendero Luminoso, que aterrorizaron a Perú en las décadas de los `80 y `90. Casi 40 soldados y policías fueron muertos en la zona desde que el gobierno inició un intento de retomar el control, en septiembre pasado. En el valle de Huallaga, situado más al norte, donde también hay presencia de Sendero Luminoso, el gobierno avanzó en la erradicación forzosa, pero en Apurímac y Ene temió agitación social.
El cultivo también ha crecido en Bolivia, aunque no mucho, pese a que el gobierno expulsó, el año pasado a la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, a cuyos agentes acusó de intromisión. El presidente de Bolivia, Evo Morales, quien también es líder del gremio de cultivadores de coca, insiste que se opone a la cocaína, aunque no a la coca (es tradicionalmente mascada por los indios andinos). Las requisas de drogas y el número de operativos contra las mismas realizados por la Policía de Bolivia, crecieron bajo el gobierno de Morales, aunque partiendo de una base baja. En fecha reciente, la Policía destruyó un enorme laboratorio manejado por colombianos. Pero, la existencia del laboratorio pareció confirmar la preocupación de las autoridades estadounidenses de que pese a estos esfuerzos, la actitud amistosa del gobierno con los cultivadores de coca ayuda a los traficantes de drogas.
ALTERNATIVAS. La aparente caída en la producción de coca llega entre señales de que la represión lanzada en México contra las bandas de traficantes ha tenido efecto en Estados Unidos, que es el mayor mercado para la cocaína. La DEA informó que la pureza promedio de la cocaína requisada en las calles cayó del 67% en enero de 2007 a 44% en diciembre de 2008, mientras el precio promedio de venta se duplicó a US$ 200 el gramo de cocaína pura. Sin embargo, hubo varios picos en el precio en las últimas dos décadas que han alterado, aunque no quebrado una tendencia decreciente de largo plazo. El precio de venta también aumentó recientemente en Europa.
Pero, resultaría temerario llegar a la conclusión prematura de que las cifras correspondientes a este año indican que la industria de la coca andina está en retroceso. Con la finalidad de sostener la caída del cultivo de coca en Colombia, se requiere que la aplicación de la ley tenga raíces más profundas en las zonas rurales, ya que así la erradicación podría estar respaldada por ofrecimientos de "medios de vida alternativos" para los productores de coca, así como para que la demanda de cocaína continúe en descenso, indicó Sandeep Chawla, director de política y asuntos públicos de la Unodc.
En Meta, el gobierno de Colombia ha actuado con rapidez para ofrecer alternativas a la coca. En el valle de Huallaga, en Perú, durante las últimas dos décadas, las autoridades han ayudado a miles de productores a reemplazar 81.000 hectáreas de coca con alternativas como café, cacao, caucho y aceite de palma. Rómulo Pizarro, quien encabeza la agencia antidrogas de Perú, dijo que el éxito se debe al trabajo conjunto realizado por los productores, los diferentes niveles del gobierno y los donantes extranjeros. El mes pasado, varios ministros revelaron un plan de US$ 115 millones para mejorar la asistencia social y los caminos en los valles de Apurímac y Ene. Sin embargo, los alcaldes locales sostienen que eso no es suficiente para contrarrestar el imán del tráfico de drogas. La experiencia muestra que el desarrollo alternativo sólo da resultado si va de la mano de la seguridad y los vínculos de transporte con los mercados.
El problema es que la industria de la droga reacciona ante los programas de erradicación, incursionando en territorios nuevos. La ONU señaló que el 59% de la coca que detectó en Colombia, el año pasado, estaba en áreas donde la cosecha nunca había sido plantada antes. Ahora, la coca surge en varias zonas alejadas de Perú, incluyendo algunos parques nacionales en la selva. Adam Isacson, encargado del seguimiento de Colombia en el Centro de Política Internacional, una institución de análisis político, económico y social en Washington DC, estima que el cultivo de coca podría crecer este año, debido a que las FARC han recuperado el control de algunas áreas y porque los agricultores perdieron los ahorros de su vida en el colapso de esquemas financieros piramidales, el año pasado.
Las cifras
28% Menos de cocaína se produjo durante 2008 en Colombia, según cifras de la Unodc. Analistas temen que la cifra crezca en 2009 ya que las FARC recuperaron algunas áreas del país.
200 Dólares cuesta el gramo de cocaína pura en Estados Unidos según cifras de la DEA. La agencia antidrogas norteamericana sostuvo que el precio se duplicó en el último año.
Cultivadores burlan los controles
Bogotá | Las estimaciones de la producción de drogas están lejos de ser infalibles. La ONU obtiene sus datos de imágenes satelitales tomadas en diciembre de cada año, respaldadas por visitas de campo a lugares elegidos. Esta metodología es más acabada que la que usa la CIA, que provee al gobierno de Estados Unidos las estimaciones sobre la producción de drogas. Pero, los cultivadores de coca se adaptan ante la erradicación, cambiando a parcelas más chicas que son más difíciles de detectar.
Otra duda se refiere a cuánta cocaína es producida cada año. Así como varía el añejamiento del vino, también las condiciones meteorológicas pueden afectar el número de cosechas que una planta de coca tiene como rendimiento y el contenido alcaloide de las hojas. La eficacia (o falta de ésta) de la acción represiva puede determinar cuánta es procesada. Al entrevistar a algunos cultivadores de coca, la ONU concluyó que los rendimientos cayeron en Colombia, en el corriente año. Esto lleva a la estimación de que la producción total de cocaína, en 2008, descendió a 845 toneladas (había sido de 994 toneladas).
Chawla reconoce que es "una medida insegura". Hay muchas pruebas anecdóticas que apuntan a la productividad. Los equipos de erradicación en Colombia hablan de encontrar los campos de coca de alta densidad en nuevas zonas, y de mayor uso de fertilizantes. Los rendimientos en los valles de Apurímac y Ene están entre los más altos en los Andes.
Este panorama aconseja a leer con moderación las cifras de este año. Hablando en términos generales, el cuadro es de notable resistencia de la producción de coca y cocaína, pese a los esfuerzos enormes y costosos de los gobiernos para eliminarla. Esa resistencia tiene alto costo en vidas y destrucción del ambiente. The Economist