Polémica por adopción homosexual

Ley de adopción. El proyecto será sancionado esta semana por Diputados, con los votos del FA; Uruguay pasaría a ser el primer país de la región en que las parejas homosexuales podrán adoptar

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PILAR BESADA

Esta semana la bancada del Frente Amplio dará impulso a la nueva ley de adopciones, en medio de la polémica por dar vía libre a que parejas homosexuales puedan adoptar.

El proyecto, que transformaría a Uruguay en el primer país de América Latina en legalizar ese régimen, ha sido definido como prioridad para el último tramo de la agónica actividad legislativa de este gobierno.

La norma constituye la segunda iniciativa del período para regular la situación de las uniones homosexuales. La primera, la ley que habilitó las uniones concubinarias, fue también aprobada en medio de polémicas. Desde su entrada en vigencia, los jueces han fallado en sólo 20 casos, la mitad presentados por homosexuales.

Estrella Pérez, la jueza que aprobó el primer concubinato homosexual, afirmó que los magistrados esperaban más trámites. En ese momento, el ministro del Tribunal de Apelaciones Ricardo Pérez Manrique, advirtió que "más adelante habrá que preguntarse si esta norma fue una solución para un problema social importante o si en definitiva no estuvo a la altura del problema social que se quería solucionar".

Manrique cree hoy que no es el momento para sancionar la ley, mientras el proyecto sigue adelante en medio de visiones discrepantes y ante las dudas sobre el efecto que tendrá sobre los niños adoptados.

Estudios. El psiquiatra de niños y adolescentes Miguel Cherro, comentó a El País que existen numerosos estudios sobre la conveniencia o no de que parejas homosexuales adopten niños, que comienzan en la década de los años de 1950 en Estados Unidos y prosiguen en Reino Unido, Bélgica y Holanda.

"La investigación demuestra que no son diferentes los hijos de homosexuales", comentó Cherro, aunque agregó que sí pueden "enfrentar mayores dificultades del punto de vista del entorno social, porque se las tendrán que ver con prejuicios y discriminaciones que son los que pueden generar dificultades secundariamente", advirtió.

Consultado sobre si existe un consenso desde el punto de vista académico, Cherro señaló que "sí existe consenso científico en cuanto a que lo importante, del punto de vista positivo o negativo de la crianza, es el tipo de vínculo que se establece entre el chico y sus cuidadores significativos", afirmó, "con independencia de la orientación sexual de estos últimos".

Cherro, que fue vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Psiquiatría y Psicopatología de Niños y Adolescentes, comentó que "a partir de la experiencia clínica" que posee, ha podido "confirmar la veracidad y validez" de los estudios que menciona. El especialista afirmó que conoce casos de parejas homosexuales con hijos, que "son capaces de crear familias funcionales".

DEBAte. En 2002 un estudio de la Academia Americana de Pediatría, de Estados Unidos, concluyó que "los niños que crecen con uno o dos padres homosexuales se desempeñan emocional, cognitiva, social y sexualmente, tan bien como los niños cuyos padres son heterosexuales".

Sin embargo, varios integrantes de esa academia salieron al cruce del estudio, afirmando que no presentaba evidencia suficiente para hacer tal afirmación, y que sí existe evidencia de que los niños que crecen en hogares homosexuales están más expuestos a riesgos de salud, así como a experimentar confusión sobre la identidad sexual y a experimentar sexualmente. Agregan que las parejas homosexuales tienen más tendencia a romperse que las heterosexuales, con un promedio de duración de entre dos y tres años.

De la misma manera, cuando se legalizó la adopción de parejas homosexuales en España en 2005, se dio en el Parlamento un debate entre expertos sobre el tema.

Uno de los detractores de la medida fue el catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense, Aquilino Polaino Lorente, quien elaboró un trabajo en el que expresa que "según los estudios más fiables, los niños criados por parejas de homosexuales tienen un desarrollo muy distinto de los que crecen en familias naturales, y, en muchos aspectos, perjudiciales para ellos".

Este estudio fue citado por el senador frenteamplista Julio Baráibar en julio de 2008, cuando se votó la ley en la Cámara Alta. En esa ocasión, Baráibar manifestó su desacuerdo con la medida.

Polaino Lorente prosigue afirmando que "no se puede asegurar en ningún caso la idoneidad de las parejas homosexuales para adoptar niños", y solicitó "que no se concedan menores en adopción a parejas del mismo sexo".

El psiquiatra afirmó que "frecuentemente se olvida que son los adoptados y no los adoptantes quienes ostentan el derecho de adopción", y remarcó que "la adopción debe ir en favor del adoptado y siendo cuidadosos con su bienestar, independientemente de las aspiraciones de los adoptantes".

En este mismo sentido, la Asociación Mundial de Psiquiatría manifiesta que "un núcleo familiar con dos padres o dos madres es claramente perjudicial para el armónico desarrollo de la personalidad y adaptación social del niño".

En respuesta a Polaino Lorente, en un comunicado de prensa, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid declaró que "según los estudios científicos existentes en la actualidad, no puede afirmarse que los niños educados por familias homoparentales sufran perjuicios en su desarrollo psicológico".

A su vez, otros especialistas afirmaban que el verdadero escándalo eran los cientos de miles de niños institucionalizados que no tienen padres, y que podrían ser queridos en un hogar homoparental.

Local. A principios de agosto, cuando el proyecto de ley de adopciones fue votado en la comisión de Constitución de la Cámara de Representantes, los diputados Álvaro Lorenzo del Partido Nacional, y Jorge Orrico del Frente Amplio, manifestaron sus discrepancias con respecto a habilitar que las parejas homosexuales puedan adoptar.

Lorenzo recordó que, aunque sí apoyó la ley de unión concubinaria, que permitía que parejas del mismo sexo tuvieran los mismos derechos que las heterosexuales, no apoya esta iniciativa porque las parejas homosexuales "toman una opción libre que incluye, por su propia naturaleza, la imposibilidad de procrear".

Orrico, por su parte, alegó "argumentos filosóficos similares" a los de Lorenzo para rechazar la iniciativa.

Sin embargo, el presidente de la comisión de Constitución, Javier Salsamendi, del Frente Amplio, así como los demás integrantes de ese cuerpo deliberativo, manifestaron su rechazo a los fundamentos presentados por Lorenzo y Orrico.

Salsamendi comentó a El País que un estudio científico de la Asociación Americana de Psiquiatría, y otro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, comprueban que los hijos de parejas homosexuales no tienen características diferentes a los demás.

Concubinos. El proyecto de ley de adopciones, actualmente en Diputados, establece que los adoptantes pueden ser cónyuges o concubinos que tengan cuatro años de vida en común.

Desde la aprobación de la ley de Unión Concubinaria, vigente desde enero de 2008, las parejas del mismo sexo tienen derecho a ser reconocidas como uniones concubinarias, por tanto, estarían en condiciones de adoptar un niño.

Aunque el INAU podrá opinar sobre la conveniencia o no de que una pareja adopte, la decisión final estará en manos de un juez letrado de Familia, que deberá evaluar el entorno familiar, y si éste le puede brindar al niño "la protección y el cuidado necesarios para su desarrollo integral", según la ley.

De todos modos, hasta el momento se ha despertado poco interés en la ley de Unión Concubinaria.

Desde su entrada en vigencia hasta julio de este año, sólo han sido reconocidas 20 parejas en esta situación, de las cuales la mitad estaban formadas por integrantes del mismo sexo, según la abogada y profesora de Derecho Privado Claudia Gibernau, que actualmente realiza un estudio al respecto. En el mismo período, se presentaron 180 solicitudes.

En mayo pasado, la jueza de Familia Estrella Pérez, quien dictó el primer fallo que reconoce los derechos patrimoniales y hereditarios a una pareja homosexual, comentó a El País que "se pensaba que se iba a tener más cantidad de juicios de este tipo".

También en esa ocasión, el ministro del Tribunal de Apelaciones de Familia de 2° Turno, Ricardo Pérez Manrique, advirtió que "más adelante habrá que preguntarse si esta norma realmente fue una solución para un problema social importante, o si en definitiva la norma no está a la altura del problema social que quiso solucionar. Ese es el tema de fondo en el que todos tenemos la duda", señaló.

Con respecto a la ley de adopciones, Pérez Manrique afirmó que no cree que sea "oportuno" legislar sobre ese tema en este momento, ya que tiene implicancias políticas, e involucra consideraciones de orden religioso y moral. "No es un tema de blanco o negro, como se lo plantea", dijo.

La oposición de la Iglesia católica

Hace dos semanas, el arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, emitió una dura condena a la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, destacando que con ello se violan los derechos de los niños.

"El tema de la adopción de niños por parte de uniones homosexuales no es un tema de religión, de filosofía o de sociología. Es algo que refiere esencialmente al respeto de la misma naturaleza humana", dijo el arzobispo en un comunicado. "Aceptar la adopción de niños por parejas homosexuales es ir contra la misma naturaleza humana, y consiguientemente es ir contra los derechos fundamentales del ser humano en cuanto persona", agregó.

El arzobispo salió así al cruce del proyecto que modifica las condiciones de las adopciones y las habilita a parejas del mismo sexo.

Apuro en aprobar proyecto

Los diputados frenteamplistas tienen interés en aprobar rápidamente la ley de adopción, que ya cuenta con media sanción de los senadores.

La próxima semana será votada en la Cámara de Representantes, y luego deberá regresar al Senado para su aprobación definitiva.

Además de la polémica en torno a la adopción por homosexuales, la ley abarca otros aspectos, como la centralización de los trámites en el INAU y la agilitación del proceso de adopción.

Leyes de adopción del mundo

De ser aprobada la ley de adopciones, que ya cuenta con media sanción del Senado, Uruguay se convertiría en el primer país de Latinoamérica en habilitar la adopción por parte de parejas del mismo sexo.

En cuanto a la legislación internacional, en Estados Unidos, la adopción de hijos por parejas homosexuales está permitida en varios estados, así como en algunas regiones de Canadá y de Australia.

En Europa, el Reino Unido, España, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y Suecia son los países que habilitan a parejas del mismo sexo a adoptar niños.

En Estados Unidos, en 2007 había 65.500 niños adoptados viviendo con parejas del mismo sexo.

En total, en Estados Unidos hay unas 780.000 parejas de homosexuales que conviven, el 20% de las cuales tienen menores de 18 años a su cargo.

En tanto, en Bélgica, donde la legislación habilita la adopción homosexual desde 2006, en los primeros dos años de vigencia de la ley no se tramitó ninguna solicitud de este tipo.

Un estudio realizado por Research Uruguay en 2005, demostró que, en cuanto a la adopción de hijos por parte de parejas homosexuales, el 33% estaba "muy en desacuerdo", el 30% "en desacuerdo", el 25 % estaba "de acuerdo", un 8% "ni de acuerdo ni en desacuerdo", y un 4% estaba "muy de acuerdo".

Sin embargo, con respecto a que las parejas homosexuales se puedan casar y tener los mismos derechos y obligaciones que las parejas heterosexuales, el mismo estudio concluyó que el 50% estaba de acuerdo, el 40% en contra, y un 10% estaba indeciso.

Los menos favorables a esta iniciativa eran las personas de mayor edad, las de nivel socioeconómico más bajo, los que se identifican con la derecha en política, y los votantes del Partido Nacional.

Quienes no tenían aún una posición tomada al respecto se encontraban en todos los segmentos. En cuanto a la posibilidad de autorizar la adopción de niños por parte de homosexuales, dos tercios estaba en contra.

La cifra

65.500 Es la cantidad de niños adoptados por parejas homosexuales que viven en Estados Unidos, según cifras de 2007.

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