Once años atrás, Raquelina fundó SER, una organización sin fines de lucro que se dedica a apoyar al equipo médico que atiende a niños hospitalizados. El grupo, integrado por 20 personas que trabajan en forma honoraria, está instalado en el segundo piso del Hospital Pereira Rossell y desde allí brindan apoyo a los niños desde las áreas lúdicas para ayudarlos en su sanación y recuperación. Ahora SER lanzó la segunda edición de "Cuentos para Contar" y, con el resultado de su venta, el grupo piensa reforzar su apoyo cada vez más requerido por los médicos. Para trabajar en SER, es necesario querer mucho a los niños y asistir a un seminario lúdico hospitalario que se realiza en mayo.
El grupo SER lanzó la segunda edición de "Cuentos para Contar", un libro para que los mayores cuenten cuentos a los niños y en el que, por primera vez, se juntan conocidos escritores y artistas plásticos uruguayos. Su objetivo es que continúe trabajando el grupo SER (Salud, Entretenimiento y Recreación), una organización sin fines de lucro que se dedica a apoyar a equipos médicos para obtener una mejor sanación en la recuperación de los niños. Lo hacen desde las áreas lúdicas, porque la forma de expresarse del niño es a través del juego.
Raquelina, fundadora de SER, sostiene que "se ha comprobado científicamente que cuando la persona está con buen ánimo, el cuerpo reacciona mejor a todos los tratamientos, hay una mejor absorción de la medicación, se mejora el sistema inmune y todo eso ayuda a la recuperación".
SER está integrado por 20 personas que trabajan en forma honoraria en el segundo piso del Hospital Pereira Rossell. Raquelina explica que tienen dos formas básicas de trabajar "Una es de contención y apoyo a la familia para enseñarle que el juego es importante para el niño y como tiene que jugar para ayudarlo. Esto lo hacemos cuando el niño ya está mejor o cuando está por salir de alta". El otro tipo de ayuda se da cuando el niño tiene una enfermedad más seria. "El niño ingresa en situación grave, para salir adelante o para fallecer, y nosotros lo ayudamos a hacer ese proceso. Al principio con mucha contención de mimos, por ejemplo, y después, de a poquito, con estimulación y juegos. Es un trabajo que hacemos muy en paralelo con el equipo de salud, que atiende al niño".
- ¿Cómo surgió la idea de dedicarse a esto?
- Estudié educación y siempre me atrajo el tema hospital. Hace años tuve que acompañar a un paciente en un hospital en el exterior. Allí había una sala de juegos para niños y me pareció muy interesante; pensé que lo más importante sería que un educador acompañara ese juego.
- ¿Cómo lo implementó acá?
- Fue en el año 92. Hablé con autoridades de los hospitales y me decían que el juego en el hospital era una locura. Después en el 95 empecé a trabajar en el hospital Español y ahí me di cuenta que era mucho más de lo que yo pensaba. No solamente era entretener y distraer al niño sino que realmente apoyaba y ayudaba a la recuperación, y me puse a investigar más sobre por qué pasaba eso.
- ¿Y qué concluyó?
- Encontré el tema de las endorfinas que son hormonas que generan en el organismo una sensación como la que produce la morfina, pero desde un lugar más sano y ayudan a estimular la sangre, a mejorar las defensas, la piel. Las endorfinas se generan cuando la persona está de buen ánimo, por ejemplo, cuando hace deporte, o hace algo que es positivo para ella. Entonces descubrí que este trabajo tenía algo más, que no era solamente entretener sino que había algo mucho más profundo, y me dediqué por completo.
- Es un trabajo que siempre tiene buenos resultados.
- Sí, son impresionantes. Siempre cuento algo que me pasó cuando recién empecé a trabajar, cuando iba yo sola al hospital Español. Un día, una doctora me dijo: "andá a buscar a fulanito que no camina, tiene un problema oncológico y sería bueno que lo estimules". Como yo estaba sola, llevaba a todos los niños a una salita y allí trabajaba con cada uno de ellos. Fui a hablar con ese niño, le dejé unos lápices para pintar pero él no quería jugar, ni ir a la salita. Al rato accedió a ir, y cuando entró en la sala había una chiquita que tenía muchas dificultades y que era la que dirigía el juego y el niño -no sé, pero pienso que se sintió tocado con esa situación- cuando terminamos de jugar me dijo me quiero ir a mi cuarto caminando, y empezó a caminar. Ese tipo de cosas ocurren a diario.
- Con el resultado de la venta de Cuentos para Contar se financiará parte del trabajo que realiza el grupo SER.
- Sí, nosotros trabajamos en forma honoraria y como el hospital quiere que tengamos más presencia pensamos que esta es una manera conseguir dinero para contar con gente en forma permanente. Y como Uruguay tiene buenos artistas, se nos ocurrió editar este libro donde intervienen 11 artistas plásticos y 11 escritores nacionales como Benedetti, Galeano, unirlos en este libro y pedir a la gente que lo compre para ayudarnos a mantenernos. Esta es la segunda edición. Quizás para reyes la gente lo compre y nos ayude.
Lograr milagros
"Si todos ponen un granito de arena podemos ayudar a que SER no desaparezca", pensó Raquelina, coordinadora de la organización al editar Cuentos para Contar. Estos cuentos incitan a saltar, a sonreír y hasta a reírse a carcajadas. Quienes trabajan en SER han visto niños que no caminaban salir corriendo detrás de una pelota, que no hablaban y gritaron que querían seguir escuchando un cuento, o que sufrían y olvidaron el dolor ante las gracias de un payaso.