Corporativismo

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Pablo Da Silveira

Los trabajadores del Clínicas se movilizaron a mediados de noviembre porque se oponían a que sus salarios fueran pagados a través del Discount Bank, en lugar de a través del BROU. La razón, según dijeron, era de naturaleza "ideológica". No importaba que ese cambio implicara una disminución de costos y, por lo tanto, un ahorro para los contribuyentes. Tampoco importaba que la decisión hubiera sido tomada por la dirección del hospital en el marco de sus competencias legítimas. Ellos, los trabajadores, preferían al BROU. Aunque sólo se representaran a sí mismos y aunque los costos los pagaran otros, su preferencia debía imponerse.

Días más tarde, el vicepresidente electo Danilo Astori reconoció públicamente la ausencia de logros en materia educativa y mencionó entre las causas a "las actitudes corporativistas que anteponen el interés sectorial al nacional". Los sindicatos de la enseñanza calificaron a esa afirmación de "despropósito" y uno de sus dirigentes declaró: "Muchas cosas nos separan de Astori. Tenemos diferencias importantes con el contador en materia de inversión y de educación". Un dirigente gremial que sólo representa a algunos miles de afiliados se dirigía al vicepresidente electo como podría hacerlo el jefe de la bancada opositora, es decir, poniendo en un mismo plano sus respectivas opiniones sobre las políticas a seguir. El lenguaje sugería que no hay ninguna diferencia entre la representatividad gremial y la representatividad política.

Poco después, la Corte Electoral convocó a las elecciones que se realizarán en febrero para designar a los docentes que ocuparán lugares en el Codicen y los Consejos Desconcentrados de ANEP. Junto a ellos se sentarán otros consejeros designados por el Poder Ejecutivo con venia del Senado, para lo que se requerirán los votos de dos tercios de los senadores. Pero, una vez instalados en los órganos de gobierno de la enseñanza, todos tendrán la misma influencia.

El corporativismo es la doctrina según la cual la sociedad no está integrada por ciudadanos sino por grupos de interés. Gobernar no significa proteger los derechos de todos (incluyendo aquellos que no pertenecen a ningún grupo) ni buscar soluciones imparciales y justas, sino llegar a acuerdos que reflejen la correlación de fuerzas entre aquellos grupos que tienen la capacidad de articular sus demandas. El corporativismo fue un componente central del fascismo. El ideal de Mussolini era una sociedad gobernada por órganos en los que estuvieran representados los trabajadores, los empresarios, los militares, la Iglesia, los intelectuales. La idea de sustituir a la representación política (efectivizada a través de los partidos) por la representación corporativa también formaba parte de las propuestas que Bordaberry hizo a los militares en 1976.

Nunca como hoy nuestro país estuvo tan cerca de cambiar el régimen republicano por uno corporativo. Felizmente, nunca como hoy se habló tanto del tema. La palabra "corporativismo" era hasta hace poco un término para especialistas, pero hoy se la encuentra en la prensa. En el correr de estos años veremos de qué lado cae la moneda.

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