Hora de cambiar

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Gustavo Penadés

La Intendencia de Montevideo dio a conocer su intención de instalar una planta destinada a producir gas a partir de los residuos orgánicos que encuentran su destino final en el vertedero de Felipe Cardozo. La idea no es nueva. Hace años, durante la administración de Arana se formuló un anuncio similar, e incluso se iniciaron obras destinadas a evitar que los efluentes, producto de la descomposición de dichos desechos, contaminara la napa freática.

Ahora, en plena campaña electoral, la candidata del Frente promete en su publicidad dar solución al problema de la ubicación final de los residuos. No solamente ella admite la ya veinteañera inacción municipal, sino que también lo hacen calificados dirigentes frenteamplistas. Queda claro que no es la oposición la que inventa estas cosas, sino que son, en un extraño ejercicio de desdoblamiento de personalidad, aquellos quienes ocuparon cargos de gran relevancia en el municipio quienes confiesan que la basura es un problema sin resolver.

Podríamos preguntarnos entonces por qué la Intendencia no se ocupó del tema.

Una de las posibles explicaciones va por el lado de que la basura no es un tema marketinero. En definitiva, los que ven la realidad son los trabajadores de Felipe Cardozo, los clasificadores y algunos grupos ambientalistas. Para la generalidad de los montevideanos la cara de la basura es la de los contenedores, innovación que recibe general apoyo popular, y la de los clasificadores que despiertan en la población sentimientos encontrados, de molestia a la vez que de compasión.

De todo ello podemos sacar dos órdenes de conclusiones. Una tiene directa relación con el asunto de la basura. Montevideo enfrenta un grave problema en cuanto lo único que se hace es relleno sanitario cuyos efectos peligrosos para el ambiente y la vida se agravan con la proliferación de desechos tecnológicos.

La otra conclusión, quizás muy obvia, es que la Intendencia de Montevideo es incapaz de administrar los asuntos importantes para el departamento. Rápida para la cobranza y el castigo al contribuyente, padece serias deficiencias a la hora de gestionar. En tal sentido, es de hacer notar que los programas que pueden calificarse de exitosos o que merecen mayor reconocimiento son aquellos en los que organismos internacionales exigen un esfuerzo serio y sostenido de la administración.

Así, las distintas etapas del Programa de Saneamiento, y más recientemente el de reorganización del sistema de transporte colectivo. En otros casos, por el contrario, las demoras y los plazos se hacen eternos; buen ejemplo de ello son las obras del Bvar. Batlle y Ordóñez que costarán un importante sobrecosto a los montevideanos.

Más allá de los argumentos y explicaciones que no convencen a nadie, lo que está claro es que nuestro departamento merece que, de una vez por todas, se asuman sus problemas y que, con mirada de largo plazo, se comiencen a dar los pasos para su definitiva solución. Y, al respecto, el Frente Amplio ha demostrado que no ha sabido estar a la altura de lo que los montevideanos merecen.

Se hace hora de cambiar.

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