Muchísimo cuidado

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Porque muchas víctimas de la crisis bancaria del 2003 ahora tienen dinero, porque los planes de asistencialismo aplicados favorecen al ocio sin contrapartida, y por el autobombo de Astori, existe la creencia que con la izquierda en el gobierno tendremos poco menos que la felicidad eterna. Cuidado, porque no es oro todo lo que reluce.

Gracias a una coyuntura internacional excepcional, nuestra economía creció mucho en los últimos ocho años. Cuando Batlle traspasó la banda a Vázquez le dijo una verdad grande como una casa: "Le entrego la conducción de un país con una economía en ascenso". Ese proceso de crecimiento comenzó en 2003 -año siguiente al de la catástrofe bancaria que nos contagiaron de Argentina- marcado por una demanda sostenida de nuestra producción, que se colocó a precios inéditos en un mercado voraz por ella. El primer gobierno del Frente Amplio consumió todo el maná que cayó del cielo. No guardó nada para afrontar eventuales problemas. El colapso del 2008 en el mundo, no nos afectó, no porque estuviéramos preparados para defendernos, sino porque la demanda internacional se mantuvo.

Conjuntamente con la fumigación de la clase media vía reforma tributaria, la mayor y severa crítica que debe hacerse al gobierno de Vázquez es por su falta de sentido del ahorro y la ausencia de políticas anticíclicas. Uruguay -dice Michele Santo en reciente artículo en "Búsqueda"- mantiene vulnerabilidades importantes en el orden fiscal y de deuda pública. En el quinquenio precedente, el gasto público superó al crecimiento del PBI, y eso pesa, sobre todo teniendo en cuenta la baja productividad del sector público.

Acaba de visitarnos el antes aborrecido y ahora respetado FMI. A pesar de algunos titulares de los medios, que nadie crea que vino a repartir aplausos a la gestión de gobierno, sino que al contrario, lo más importante que dijo pasó desapercibido: fue la advertencia contra el riesgo de gastar "la plata dulce" que se espera en el corto plazo, porque la demanda exterior sigue sostenida. El buen manejo a que se refirió Nicolás Eyzaguirre, Director del Hemisferio Occidental del Fondo, no es un elogio, o por lo menos no lo es tanto, porque es notorio que tuvimos a nuestro favor haber embocado un cinco de oro acumulado, lo que facilita una buena administración hasta al menos preparado.

Por un tiempo seguiremos creciendo.

Se viene temporada de Presupuesto. Todos coinciden en el consejo de prudencia fiscal. Algunos consideran lógico que aumente en algo el gasto público, aunque hay que evitar excesos, y sugieren que el gasto sea neutral, o sea que acompañe la tendencia de crecimiento del PBI. Otros, si bien admitiendo que no habrá recortes significativos, proclaman las ventajas de dejar congelado al gasto público global.

Jorge Caumont, en nuestro suplemento del 3 de mayo, señala dos problemas que tenemos ya que enfrentar. Uno en lo interno, que es la inflación, que se está notando en por ahora ligeros, pero sostenidos aumentos de precios y de tasas de interés, por quienes agudizan su observación o usan del crédito. El capital sabe lo que hace. La inflación registra ya un 8% en doce meses, rebasando el límite de la meta propuesta. El otro factor, este externo, que empieza a corregirse sólo por lo que está ocurriendo en Grecia con extensión a otros países europeos, es el del dólar "planchado", que perjudica la competitividad del país. Pero el deterioro de la divisa estadounidense ha causado un daño importante a esa competitividad al punto de situarnos -observa Michele Santo- en zona de incipiente atraso cambiario, que se disimuló por la vigencia de los buenos precios y porque aumentaron las exportaciones a Brasil.

No podemos seguir dependiendo de una situación externa que nos sea favorable, y vivir con el Jesús en la boca cada vez que algo sucede en el mundo. Es hora de ponernos serios, de terminar con los desequilibrios fiscales, y de cuidar nuestra balanza comercial.

Más vale prevenir. No se hizo, pero se puede hacer aún.

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