O GLOBO | ERIKA AZEVEDO
Cineasta esencialmente autoral, el alemán Werner Herzog flirtea con Hollywood con "Un maldito policía", versión del largometraje homónimo rodado por Abel Ferrara en 1992.
En Un maldito policía el director arranca de Nicolas Cage una interpretación vigorosa. Como un detective corrupto y viciado por las drogas, el actor vuelve a brillar en las pantallas después de una larga secuencia de actuaciones dudosas. Ese mérito se debe, en buena parte, al trabajo de Herzog, y él lo sabe.
"Es mi profesión. La función de un director es hacer que el actor dé lo mejor de sí. Mejor de lo que él jamás hizo y de lo que pueda hacer en el futuro. Si usted no tiene dentro de sí la capacidad para llevar a un actor a una performance extraordinaria, no debe volverse director", explica el director, por teléfono, desde Los Angeles.
Dueño de una relación profunda con Brasil, donde filmó Fitzcarraldo, dice que el país "es como si fuese mi casa", dejando aflorar su pasión por la música brasileña en su nuevo film. En My son, muy son, what have ye done, lanzado simultáneamente con Un maldito policía en el último Festival de Venecia, el clímax de la trama tiene a Caetano Veloso en la banda sonora. "No conozco a Caetano personalmente, pero él es especial. Un artista al que quiero mucho", cuenta.
Al ver Hable con ella, de Pedro Almodóvar, Herzog quedó encantado con Cucurrucucu paloma, interpretada por el brasileño. Años después, decidió usarla en su trabajo. "Aquella música es maravillosa, una obra maestra. Y era la mejor canción que podía encontrar para esa situación tan extraña que ocurre en la película. La trama entera es una preparación para el momento de la canción".
Protagonizado por Michael Shannon, nominado al Oscar de actor secundario en 2009 por Sólo un sueño, My son, muy son, what have ye done está inspirado en la historia real de una secuencia de hechos extraños que lleva a un hombre a asesinar a su propia madre.
Durante la conversación, Herzog se revela usuario y defensor de los nuevos medios. Para ubicar Cucurrucucu paloma en la película, el cineasta recurrió a Internet. "Yo necesitaba la música de Caetano Veloso para hacer el montaje del film. Entonces, la bajé por iTunes. Pagué un dólar por la canción. Sólo después comenzamos el proceso de adquisición de derechos".
Para él los sistemas de bajar material pagos de la red son una tendencia que debe crecer también en el cine. El cineasta cree que, como Internet, el verdadero cambio no está en la forma de hacer películas, sino en la distribución de contenidos. "Las bajadas de películas son básicamente un problema de posesión de derechos autorales. En algún momento vamos a encontrar una solución que sea buena para todo el mundo. No es la industria del cine la que debe cambiar, sino el sistema de distribución".
Herzog ve films como Avatar como una tentativa de los estudios de crear una diferencia más concreta entre ver una película en el cine y verla en la pantalla del televisor o computador. Lo que no quiere decir que las películas sean mejor, sino apenas más espectaculares. "Todavía no sabemos para donde eso nos está llevando, pero una cosa es cierta: eso no cambia nuestra función de hacer buenos films, sean para YouTube, una pantalla de plasma o para un satélite en el espacio", asegura.
Pero no esperen que el director de Aguirre, la ira de Dios vaya a crear películas para Internet. "Es en la sala de cine que la madre de todas las batallas ocurre, no en el DVD, en el computador o en cualquier otro lugar. Nada se compara a esa experiencia. Hago películas para el cine. Para mi, será siempre así".