EDUARDO BARRENECHE
Más de 9 millones de kilos de carga fueron robados a camiones uruguayos en rutas del Gran Buenos Aires en el 2009, denunció la cámara de carga internacional (Catidu). En ese año, los piratas del asfalto asaltaron un camión uruguayo por día.
"La inseguridad en Argentina se agrava año a año. Un promedio de un camión uruguayo diario es atracado en rutas argentinas. Se llevan la mercadería y en el 95% de los casos se recupera el vehículo", dijo el presidente de Catidu, Carlos Ney Ramírez.
Según el empresario, la mayoría de los camiones robados llevan 25 mil o 30 mil kilos de mercaderías, que usualmente cuentan con seguros. "Hay días que los delincuentes roban tres camiones. En una oportunidad asaltaron un convoy de cuatro vehículos. De repente pasan tres días y no asaltan a ningún camión", explicó Ramírez.
En el 2008, fueron atracados 290 camiones. En el 2009, los asaltos crecieron un 20% (365).
La gran cantidad de robos elevó los precios de las pólizas de seguros de los camiones de carga que viajan a Argentina.
"Han subido tanto las pólizas y las exigencias de las empresas aseguradoras, que hace que sea inviable trasladar determinada mercadería por vía terrestre hacia Argentina", dijo.
Las bandas organizadas cuentan con informantes en oficinas aduaneras, recintos portuarios o depósitos fiscales de Argentina. Estos "marcan" a los camiones que llevan mercaderías de rápida colocación en el mercado negro. Si el camión sale cargado de una fábrica, la gavilla muchas veces ya sabe qué tipo de carga traslada el vehículo.
Los delincuentes tienen predilección por productos de fácil comercialización como electrodomésticos, cerámicas, membranas asfálticas, perfumes, juguetes, aceites y neumáticos. La mayoría de los atracos son hechos "por encargo" de comerciantes sin escrúpulos. Hasta el momento, los asaltantes argentinos no lastimaron a ningún chofer uruguayo.
GUARDIAS. En Uruguay hay 160 empresas habilitadas por el Poder Ejecutivo para trasladar mercaderías en la región. Para evitar los robos en Argentina, estas compañías utilizan guardias armados que escoltan los camiones hasta en tres autos. Pero no siempre da resultado.
"Si la mercadería es muy cara y tienta a los delincuentes, le ponen al camión en Argentina un auto, dos, y hasta tres vehículos de custodia. De todas formas lo roban igual", dijo. Los asaltantes argentinos separan la escolta del camión. Luego lo interceptan con un auto y reducen al conductor. En muchas oportunidades, se llevan al camión secuestrando y al camionero. Luego el chofer es abandonado en una ruta vecinal y lo dejan atado a un árbol.
El camión aparece luego de varios días porque todos los rodados cuentan con seguimiento satelital, dijo a El País el gerente de la Intergremial de Transportistas Profesionales de Carga, Humberto Perrone.
En Uruguay la situación es distinta. "Gracias a la extensión geográfica de nuestro país, la seriedad de las empresas de transporte terrestre, el tipo de rutas nacionales y los controles del Estado, se hace imposible el accionar de los `piratas del asfalto` en Uruguay", dijo el consultor de seguros Gonzalo Dupont a la revista Póliza.
ENCAPUCHADO. Los camiones de la empresa Transporte Berro van a diario a Argentina. Saben que, al salir del puerto de Buenos Aires, ya corren riesgo de ser asaltados.
Ruben Ruiz, encargado de tráfico de Transporte Berro, dijo a El País que los asaltantes conocen todos los sistemas de rastreos usados por las compañías para recuperar los camiones robados. "Por eso se desprenden enseguida del camión", explicó.
El camionero Jobino Barreto fue asaltado hace dos meses en una autopista de Buenos Aires. Un individuo, que viajaba como acompañante en una camioneta, le ordenó que detuviera el camión.
Barreto le respondió que la carga no le iba a servir porque eran chapas. "Pará o te meto una bala", le dijo el asaltante. Barreto obedeció.
El asaltante le dijo que no lo mirara directamente a la cara. "Tampoco mirés al chofer de la camioneta", ordenó. A Barreto lo encapucharon y lo pasearon durante dos horas. El camión fue recuperado enseguida. De la carga no quedaron rastros.