El llamado de las tablas

Johansson se deja seducir por el teatro: la experiencia le plantea más desafíos como actriz

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THE NEW YORK TIMES | CHARLES ISHERWOOD

Scarlett Johansson dedica tanto tiempo a hablar de su trabajo en el aclamado reestreno de "Panorama desde el puente" de Arthur Miller en Broadway que el que le lleva la obra teatral en sí misma.

No vaciló cuando hizo su primera aparición, apenas adolescente, en una obra de off-Broadway (Sophistry, en Play- wrights Horizons), donde tenía apenas unas líneas de diálogo. Entonces soñaba con ser una estrella del teatro musical mientras crecía en el Greenwich Village. Desde entonces quiso volver a Broadway, pero a la avanzada edad de 25 años le preocupaba interpretar a una chica de 17.

"Estoy un poco cansada de los actores maduros que interpretan papeles de jóvenes", dice en el jardín del Chateau Marmont, pocos días antes del anuncio de la nominaciones al premio Tony. "Me resulta un poco irritante".

Luciendo muy primaveral, con una camisa a cuadros y `shorts` y apenas un toque de color en los labios como único maquillaje, Johansson puede fácilmente pasar por una chica de 17. Pero es la madurez emocional, no la edad física del personaje, la que marca el tono. "Tener 17 es todo un asunto", dice. "Estás madurando, y hay un mundo por delante. La vida es algo que empieza a ocurrirte a esa edad. Me han pasado muchísimas cosas desde entonces".

Ciertamente. Cosas como los elogios críticos en Perdidos en Tokio de Sofia Coppola y Match Point de Woody Allen, cuatro nominaciones al Globo de Oro, la interferencia de publicistas y agentes, y los necesarios ajustes en la vida diaria derivados del hecho de haber alcanzado un nivel de celebridad que implica que hasta ir al supermercado se convierta en una oportunidad para una foto no deseada.

Sin embargo lo logró. El retorno (o su primera incursión) de las estrellas de Hollywood al teatro ha sido un fenómeno destacado por los críticos que han visto que una presencia estelar se ha vuelto la única atracción taquillera de Broadway, y que muchos actores teatrales importantes se ven desplazados o se encuentran con que tienen menos oportunidades.

En momentos en que Daniel Craig y Hugh Jackman han batido récords de taquilla con la muy secundaria pieza A steady rain, y Jude Law ha competido fuertemente con su Hamlet, el poderoso, inteligente y conmovedor enfrentamiento de Johansson y Liev Schreiber en la "tragedia del hombre común" de Miller se ha convertido en un modesto desafío, o por lo menos le ha cerrado la boca a los desconfiados (de acuerdo, admito que yo he sido probablemente uno de los críticos más duros).

En el escenario ella es vibrante y natural, pero su actuación va más allá de un carismático retrato de inocencia, revelando matices más delicados, y el afecto que el personaje experimenta por el tío que la ha criado aparece impregnado por la sospecha, la culpa y el miedo.

Gregory Mosher, que está también nominado a un Tony por dirigir la producción, colocó a Johansson a la cabeza de su lista para el `casting`. Luego de un par de encuentros y de presentarla a Schrieber, estuvo seguro. "Ella no tiene miedo", dice.

No del todo, replica ella. "Por supuesto, estaba jaqueada por extrañas ansiedades y compulsiones", añade. "Nunca estudié teatro, y la terminología no me era del todo familiar".

"Y esta obra es un poco tóxica", agrega refiriéndose a la oscura, tempestuosa mezcla de emociones que gradualmente colorean a los personajes.

"Lo más difícil es cómo relacionarse con el público", continúa. "El público es otra fuerza en la sala. Eso fue a la vez excitante y desafiante. Forma parte de la energía de la pieza. Me llevó un tiempo manejarlo. Cambió cuando Michael Cristofer, otro de los integrantes del elenco, me dijo: `Debes dejar que vean tu cara`."

Esa cara (la piel cremosa, las cejas delicadamente arqueadas, los ojos claros que, peculiarmente, permanecieron ocultos detrás de unos lentes negros durante la entrevista, único toque visible de "estrella") se anima a medida que Johansson comenta las recompensas de su experiencia en Broadway.

"Me encanta el cine y actuar para la cámara", dice, "pero la idea de trabajar en algo que se repite todas las noches es algo diferente. De alguna manera, la actuación cinematográfica no es totalmente de uno. Pertenece también al director, al montajista, a los productores. En el escenario, el público es todo lo que uno tiene, nadie puede rehacer lo que estás haciendo. El mismo arco está ahí cada noche, por supuesto, pero al mismo tiempo cambia y respira. Cada actuación es como hacer un nuevo Cubo de Rubik".

Johansson está muy emocionada (¡como una chica de 17!) esperando los premios Tony. Aunque no tiene un proyecto cinematográfico inmediato, (se la puede ver actualmente en Iron Man 2), la excita la idea del volver al cine (cuando se le pregunta qué es lo que más extraña responde: "El catering. Es muy chocante"). Pero no hay dudas de que está disfrutando con el cambio. Aunque admite que ocho salidas al escenario por semana la cansan: "Cuando terminamos, siento que corrí una maratón. Es como si me quedara sin baterías".

Sin embargo agrega: "Creo que es algo así como tener un hijo. Uno se olvida de la náusea y los malestares matinales y los dolores del parto. Lo que queda son las reacciones químicas, la euforia y la sobrecarga de endorfinas".

"Ahora estoy aquí", sostiene con una sonrisa relampagueante. "Y pienso que puedo tener el siguiente".

Scarlett. El futuro se encuentra ocupado por el cine

Scarlett Johansson no se dispone en lo inmediato a comenzar una nueva película, pero hay un personaje que parece habérsele pegado y que probablemente repita en tiempos no muy lejanos.

Se trata, de hecho, del personaje en el que se la puede ver actualmente en pantallas montevideanas: el de Natasha Romanoff, alias La Viuda Negra, en Iron Man 2, la contrafigura de la rubia y heroína Pepper Potts interpretada por Gwyneth Paltrow.

Aunque todavía circula a nivel de rumor, todo indica que Scarlett encarnaría primero a Natasha en Nick Fury, otra traslación de un personaje de cómic de Marvel creado por Stan Lee y Jack Kirby, y que sería protagonizada por Samuel L. Jackson. Las mismas fuentes aportan el nombre de Clark Gregg para el papel del agente Phil Coulson.

Es más fuerte empero el rumor de que Scarlett encarnaría también a Natasha en The Avengers, otra adaptación del universo del cómic que está siendo escrita por Zak Pen, sería dirigido por Joss Whedon, y reuniría aparentemente a buena parte del equipo estelar de la Marvel: Iron Man (interpretado una vez más por Robert Downey Jr.,), Thor (Chris Hemsworth), el Capitán América (Chris Evans). Hulk (Edward Norton), Nick Fury (Samuel L. Jackson) y algunos superhéroes y supermalvados más.

Johansson debe ser consciente que se está arriesgando a convertirse en un personaje de historieta (no le fue muy bien en El espíritu), y de ahí que haya decidido claramente diversificarse. Su actuación en teatro, y en una pieza de Arthur Miller, es solamente una de sus opciones.

También tiene en carpeta un par de proyectos que la alejan del universo de Marvel. Uno de ellos es Brilliant, una película de acción en la que interpretará a una ladrona de joyas que busca realizar el robo más grande y brillante de la historia. El film será dirigido por Barry Levinson, y el rodaje comenzará a finales del próximo mes de septiembre en Los Angeles.

El otro proyecto es más inesperado: Lunatic at large, una historia escrita por Stanley Kubrick y Jim Thompson, que Kubrick nunca llegó a filmar. Actuaría también Sam Rockwell, bajo la dirección del debutante Chris Palmer.

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