MATÍAS CASTRO
Kirsten Stewart culpó a sus admiradores porque no puede ser feliz. De hecho, según el sitio web británico Showbiz Spy, los odia. Para profundizar un poco más en estos temas tan importantes, la web afirma que se está enloqueciendo y que la presión de los fanáticos que la siguen la hace vomitar. No es la primera vez que se da cuenta de la esquizofrénica relación amor-odio de un famoso con quienes los (per)siguen. Lo más frecuente es lo que se genera entre el famoso y la prensa, cosa bastante entendible.
"Eres preciosa, Lindsay", es la exclamación que más se escucha en el video que muestra a Lindsay Lohan llegando al aeropuerto de Los Angeles, hace diez días, para asistir a una polémica audiencia judicial. Lindsay Lohan aparece de lentes negros y mirando al piso, caminando rápido con sus guardaespaldas hacia el auto que la esperaba. ¿Cuál era el problema acá? "Eres preciosa", no era un elogio de los fanáticos que la esperaban, sino un anzuelo, una frase tramposa que le arrojaban los paparazzi agolpados en el lugar mientras intentaban captar su mirada. El acoso de los medios y los fotógrafos es, notoriamente, algo enloquecedor y gracias a la existencia de portales como You Tube, e incluso de los videos que ponen las webs faranduleras como Tmz.com, uno puede ver cómo se da. Y ahí se puede entender porqué alguien puede salirse de las casillas y golpear a un fotógrafo, como ocurrió con Britney Spears e incluso con Charly García (aunque este último es un mundo aparte). Los paparazzi necesitan a los famosos. Las celebridades necesitan salir en los medios para seguir siendo famosos. Pero se odian.
En una entrevista Samuel Jackson había dicho que le molestaba que la gente le pida para tomarse fotos con él. "¿Qué me dan ellos a mí?", decía. ¿Pagan la entrada para ver tus películas?, habría sido la contrapregunta para formularle. Esta relación esquizofrénica, que implica mucho frenesí de las dos partes y poca comprensión, no tiene mucha solución.