Estilos de primeros 100 días: Mujica y Batlle son los más Imprevisibles

Gobiernos. Sanguinetti, Lacalle y Vázquez lo marcaron con proyectos clave

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EDUARDO DELGADO

Para algunos un mito y para otros una verdad absoluta: en sus primeros 100 días un gobierno define su destino. En la "luna de miel" con la población, los presidentes buscan marcar su impronta, pero dependen también de la situación del país.

Lo cierto es que, en general, esos 100 primeros días de gobierno son un período en que los presidentes cuentan con un amplio respaldo de parte de grandes sectores de la población -en que hay miles que incluso no los votaron- y que buscan capitalizar a su favor.

Esta semana, el Presidente José Mujica cumplió sus 100 días de gobierno, marcados por su intensa actividad, apariciones públicas, señales a diferentes actores sociales, opiniones sobre los más diversos temas y por escasas medidas concretas. Todo esto pautado por una economía en crecimiento y una tasa de desempleo en baja.

El Presidente marcó uno de los objetivos fundamentales de su administración: reducir la pobreza a un dígito y eliminar la indigencia. También habló en reiteradas ocasiones de la reforma del Estado, mejoras en la calidad educativa y de un plan de vivienda para los más pobres. Asuntos que, por el momento, no cuentan con medidas de fondo para su concreción.

Otro de sus temas recurrentes fue el de la necesidad de que militares y civiles mejoren su relación, lo que dijo se puede lograr sobre objetivos comunes de futuro. La seguridad pública es un tema en que hay un cambio de impronta.

En lo que refiere a política internacional, dejó en claro que la región -en especial Brasil, Argentina y Venezuela, en ese orden- son la prioridad. Hizo grandes esfuerzos para recomponer las relaciones con el gobierno de Cristina Fernández, como no vetar la candidatura a secretario de Unasur de su esposo, Néstor Kirchner.

Las búsquedas de acuerdo en grandes temas con la oposición fueron otra seña de identidad en lo que va del gobierno de Mujica, que tuvo como punto alto la integración de representantes de los demás partidos políticos en la dirección de instituciones públicas y en los organismos de contralor.

La tarea de legislar fue escasa. Son contadísimos los proyectos de ley enviados por el Ejecutivo; uno de los más relevantes fue el de emergencia carcelaria, aún en trámite.

los estilos. Dirigentes políticos consultados por El País observan similitudes entre los primeros 100 días de Mujica y los que vivió el ex presidente Jorge Batlle. Ambos electos en balotaje por más del 50% de los votos, generaron simpatía y expectativa en gran parte de la población y, si bien asumieron con realidades diferentes, tuvieron estilos parecidos -alejados de los de sus antecesores Tabaré Vázquez y Julio María Sanguinetti, respectivamente- pocos proclives a lo protocolar, acaparando cámaras de televisión, disparando ideas sobre varios temas a la vez y delegando poco.

En realidades económicas y políticas diferentes, Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), Luis Alberto Lacalle (1990-1995) y Vázquez (2005-marzo 2010), priorizaron en sus primeros 100 días de gobierno la adopción de medidas, coincidieron colaboradores de los ex presidentes.

Miguel Ángel Semino, quien fuera secretario de Presidencia en el primer gobierno de Sangunetti, recordó que en los primeros días "se trató de marcar diferencia total" con el anterior gobierno dictatorial (1973-1985) y por ello "se propiciaron las libertades públicas". De eso derivó el envío inmediato de un proyecto de ley para establecer "el recurso de amparo que daba garantías a libertades y derechos individuales" y "se propició la primera ley de amnistía para tupamaros".

Otro asunto que centró las tareas en esos primeros meses -rememoró Semino- fue organizar las tareas internas de la Casa de Gobierno, a la que regresaban autoridades electas democráticamente, conocer a los funcionarios y a qué se dedicaban.

El retorno de la democracia incluyó que representantes de los partidos de oposición integraran organismos estatales.

En 1989, con la ley de lemas vigente y por ende con la posibilidad de presentar más de un candidato a la presidencia por partido, Lacalle ganó las elecciones. Asumió el gobierno el 1º de marzo de 1990 con un déficit fiscal del 7% del PBI, una inflación del 129% y la vigencia de la reforma constitucional que imponía ajustes cuatrimestrales de las pasividades.

Lacalle dijo a El País que el 5 de diciembre de 1989 comenzó a trabajar con su equipo en el Parque Hotel, donde aproximadamente el 10 de febrero "terminamos de preparar todo el gobierno".

"Es decir, personas para los cargos, acuerdos políticos, proyectos de ley y de decretos". Debido a ello "las leyes entraron enseguida al Parlamento".

Antonio Mercader, primero asesor de Lacalle y luego ministro de Educación, expresó que "con ese déficit, una inflación galopante y la actualización de pasividades, lo primero fueron medidas de ajuste frente a esa situación", lo que implicó recorte de gastos, veda para ingresos al Estado, recortes en las renovaciones de contratos y renegociación de la deuda externa.

Con el sistema vigente en ese momento, Lacalle fue electo con aproximadamente un 20%, y enfrentó una dura resistencia sindical desde su primer día de gobierno.

Lacalle alcanzó un acuerdo con el Foro Batllista, sector liderado por Sanguinetti, y que permitió -además de que Alfredo Solari fuera ministro de Salud Pública-, la aprobación del presupuesto quinquenal.

Sanguinetti volvió a la presidencia en 1995. Sobre la base de su programa de gobierno "El Uruguay entre todos", logró acuerdos con el Partido Nacional, que integró el Ejecutivo con dirigentes de peso.

En los primeros meses buena parte de la gestión se enfocó en la elaboración del presupuesto quinquenal. Una de las iniciativas de mayor importancia para el período fue una ley de seguridad ciudadana que endureció las penas de varios delitos.

tras la reforma. En 1999, Batlle fue electo presidente con el nuevo sistema electoral que preveía la segunda vuelta si ningún candidato llegaba al 50% de los votos en octubre de ese año. En sus primeros 100 días de gestión contó con una aceptación superior a la cantidad de sufragios que obtuvo.

Batlle asumió con un discurso que mostró un cambio radical en la política de revisar el pasado reciente y las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

La creación de la Comisión para la Paz con representantes de organizaciones sociales y de los partidos políticos y aclaración de la identidad de Macarena Gelman (nieta del poeta argentino Juan Gelman, secuestrada al nacer) fueron los hitos más relevantes en ese sentido.

Batlle se encontró con los efectos de la devaluación del real de enero de 1999 y envió una ley de urgente consideración con el fin de reducir gastos y que entre otros puntos, creó el ministerio de Deportes.

En sus apariciones en los medios de comunicación, la necesidad de reformar el Estado era un tema reiterado, en especial los cuestionamientos a las iniquidades salariales entre funcionarios públicos. Algunos de los que tuvieron cargos de jerarquía en su gobierno recordaron que les costaba mucho delegar e intentaba que todos los temas pasaran por él.

En 2005, Tabaré Vázquez fue el primer dirigente del Frente Amplio en acceder a la Presidencia. En sus primeros meses de gobierno llevó adelante medidas que marcaron su gestión, como la creación del Ministerio de Desarrollo Social y el Plan de Emergencia.

Impulsó la ley de Humanización de Cárceles, que implicó la libertad de cerca de mil presos primarios y, tras recolectar información, ordenó excavar en unidades militares en busca de restos de desaparecidos. También enfrentó la crisis de la cooperativa Cofac.

En el campo internacional, la primer medida de Vázquez fue restablecer relaciones diplomáticas con Cuba, que se habían roto durante el gobierno de Batlle. También comenzó el distanciamiento con el ex presidente argentino Néstor Kirchner, dando inicio al conflicto por Botnia que terminó marcando toda su gestión.

Mujica y Vázquez por Astori

Protagonista en los primeros 100 días de los dos gobiernos del Frente Amplio, el vicepresidente Danilo Astori señaló diferencias entre ambos. Los primeros 100 días de Mujica fueron distintos porque el segundo gobierno de izquierda "se encuentra con un sendero de reformas trazado" por el primero, dijo. Agregó que más allá que Vázquez y Mujica tienen personalidades diferentes "y eso sin duda juega", hay cambios que son fruto del "terreno preparado" por la anterior administración. Puso como ejemplos que Vázquez comenzó con un gabinete "fuertemente político" y Mujica "articula esa característica con la apuesta a la profesionalidad". También que la reforma tributaria se hizo en el anterior gobierno y que el actual busca mejorarla.

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