Cuba duele

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Lo que alguna vez fue una revolución que muchos celebramos, porque representaba el final del corrupto régimen de Batista, hace ya demasiado tiempo que se ha transformado en una tiranía genocida e inmoral, donde unos pocos señores se enriquecen y viven como reyes a costa de un pueblo humillado y cada día más empobrecido, al que ni siquiera se le permite opinar acerca de si desea que estos bribones, que se llenan la boca hablando de socialismo, sigan llenándose los bolsillos a costa del sudor y el sufrimiento ajeno.

Cuba duele. Lastima verla indefensa, mandoneada por dos gerontes que se resisten a admitir que su tiempo ha pasado y que sus promesas de libertad murieron al nacer. Hiere cuando agacha la cabeza frente a una dictadura canalla que llegó prometiendo libertad y hace mucho que sólo ofrece opresión.

Hay que ser muy ciego para no ver lo que pasa en la isla. Hay que ser muy hipócrita para enarbolar la bandera de los derechos humanos en cualquier rincón del mundo y no levantar la voz contra un régimen que no permite que los que piensan diferente abandonen la isla. Y que tampoco les deja expresar su disconformidad. Al que se fue, le persiguen a la familia. Al que protesta, lo meten preso, tan lejos de sus seres queridos como sea posible, para que no contagie al resto.

Cuando sus mujeres, cansadas de pedir la libertad de sus seres queridos, salen a la calle a pedir libertad con una flor en la mano, la policía de los Castro las empuja, las golpea, las tira al piso y hasta amenaza con apresarlas a ellas y perseguir a sus familiares.

Y pese a todo, la humanidad sigue soportando. Y hasta hay quienes, cuando los hermanos Castro parecen rodeados, corren en ayuda del régimen cubano, que necesita desesperadamente convencer a Europa de que está en condiciones de hacer los deberes.

¿Hace bien el gobierno socialista español en tender esta mano al régimen de los Castro? ¿Representa la anunciada liberación de 52 de los más de doscientos presos políticos en la isla una señal de compromiso de respeto a las libertades públicas por parte de la dictadura cubana?

Cuesta creerlo. Más bien parece, desde fuera, que los Castro estaban sintiendo la presión internacional y necesitaban mostrar rápido una cara más amable. Pero sólo por un tiempo, mientras toman aire y vuelven a las andadas. Porque así son los Castro. Dictadores inhumanos que se servirán de su pueblo hasta el último aliento.

Pobre de Europa si se cree el cuento de que los hermanitos serán buenos de ahora en adelante. Liberarán estos señores a 52 presos políticos (a los que ordenarán abandonar el país) y en un año y poco habrán tomado prisioneros a otros, que quedarán detenidos por el delito de pensar diferente.

Pobre de los cubanos si abandonan su lucha.

Y pobre de aquellos uruguayos que sigan defendiendo el régimen cubano. O los que miren para otro lado, mientras en ese pueblo hay gente presa por pensar diferente. Porque estarán mostrando su poco o ningún apego a la democracia y a los derechos humanos.

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