La ruptura de relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela activó los mecanismos regionales de resolución de conflictos, con la reacción de varios gobiernos y el anuncio de mediación del bloque Unasur, que ya convocó una cita de cancilleres para abordar la crisis.
Un día después que Venezuela rompió relaciones con Colombia, la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) anunció el viernes que su secretario general, el ex presidente argentino Néstor Kirchner, se reunirá el 5 de agosto en Caracas con el presidente Hugo Chávez y luego en Bogotá con el saliente mandatario Álvaro Uribe y el electo Juan Manuel Santos.
El mismo jueves el gobierno venezolano solicitó a Ecuador --que ocupa la presidencia pro témpore de Unasur-- una cumbre "de emergencia" que reuniera a los cancilleres de la región, la que finalmente fue convocada para la próxima semana en Quito.
De acuerdo con los especialistas, la mediación en esta crisis es una oportunidad del bloque para fortalecerse.
Según el analista de asuntos internacionales Félix Arellano, la "Unasur se suma un punto con la mediación, porque es una institución eminentemente política y su labor debe ser precisamente promover el diálogo".
"La mediación será un gran reto para el secretario general Néstor Kirchner, que tiene en sus manos la gran oportunidad no sólo de fortalecer al bloque sino de limpiar el descrédito que ha caracterizado a su gestión desde un principio, cuando incluso se llegó a vetar su postulación", apuntó.
Además de la Unasur también alzaron sus voces varios gobernantes de la región. El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, llamó a Chávez el jueves para mostrar su preocupación por la crisis, acordando que continuarán la discusión sobre el tema cuando visite Caracas el próximo 6 de agosto.
El mandatario dominicano Leonel Fernández dijo estar dispuesto a contribuir en el restablecimiento de los lazos entre Bogotá y Caracas.
Además, el presidente de Ecuador Rafael Correa había ofrecido sus buenos oficios mientras que el gobierno de Bolivia abogó "para que en el ámbito de Unasur se pueda dialogar a profundidad sobre el conflicto desatado entre los dos países hermanos".
De esta manera, señalan analistas, estas iniciativas individuales terminarán confluyendo alrededor del bloque regional.
"Tras la iniciativa de mediación de Unasur obviamente está la mano de Brasil, que puede ayudar a que el resultado sea más positivo", señaló Arellano a la AFP.
La internacionalista Elsa Cardozo, sin embargo, destaca que la estrategia de la Unasur apunta a promover el "descrédito de la OEA".
El jueves, Ecuador responsabilizó al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, de la ruptura diplomática entre ambos países al no evitar la cita en la que Colombia insistió en sus denuncias sobre la presencia rebelde en Venezuela, vetándolo como mediador en la crisis.
Insulza negó tener responsabilidad en el conflicto y aseguró que no pudo postergar la reunión.
Chávez, por su parte, aseguró el viernes por la noche que su país no se quedará "de brazos cruzados" en caso de un ataque armado por parte de Colombia, un escenario en el que ha insistido constantemente aunque no hay ningún indicio de que Bogotá tenga intención de lanzar una ofensiva.
"No podemos subestimar lo que está ocurriendo", comentó Chávez quien, sin embargo, matizó con que "lo último que pudiera ocurrir acá sería una guerra".
Chávez es un firme opositor a Estados Unidos en la región. Hace un año ya había congelado las relaciones con Colombia a raíz de un acuerdo de cooperación militar entre Bogotá y Washington.
El gobierno colombiano, por su parte, consideró el viernes que la "respuesta" de Venezuela a sus denuncias fue cortar los lazos bilaterales, cuando lo que se requiere es "un mecanismo específico para que se resuelva el tema de fondo y haya cooperación eficaz en la lucha contra el terrorismo".
Chávez rompió relaciones diplomáticas con Bogotá y puso en alerta a las fuerzas armadas el jueves después que el gobierno de Uribe acusara a Venezuela, durante una cita de la Organización de Estados Americanos (OEA), de albergar en su territorio a unos 1.500 guerrilleros.
AFP