El programa de libertad asistida da buen resultado, según evalúa INAU

Maikol O. Será uno de los 100 muchachos internados con 18 años o más

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RENZO ROSSELLO

Según las evaluaciones del equipo de libertad asistida del INAU algo menos del 2% de los casos derivan en un "fracaso". El caso "Maikol" forma parte de ese porcentaje. Una minoría problemática que desafía al sistema penal juvenil.

El Programa de Medidas Socioeducativas de Base Comunitaria (Promesec), es más conocido simplemente como el "Programa de Libertad Asistida". Una evaluación reciente del equipo del Promesec concluyó que de 55 casos atendidos en los últimos tres meses, en sólo uno se registró incumplimiento de las condiciones de libertad asistida. La directora del programa, Fernanda Albistur estima que estos parámetros demuestran la alta eficacia del servicio. Pese a ello reconoce que, como en el caso que conmocionó a Paysandú, implica un fracaso para el trabajo de varios meses.

"A veces, como en este caso (el de Maikol) la alarma pública es mayor en el interior que en la ciudad, y ocasiona mayor rechazo debido a que el medio es más chico y las personas se conocen entre sí", señaló la directora del Promesec, aunque evitó referirse a pormenores del sonado caso.

"Maikol", como se informara oportunamente, fue derivado al programa donde concluyó el ciclo unos seis días antes de cometer el nuevo delito que lo pondría de vuelta en la palestra. No es la única complejidad que guarda su caso. En pocos días el joven cumplirá los 18 años y aunque cuente con la mayoría de edad deberá continuar cumpliendo las medidas de privación de libertad en INAU que dispuso el juez letrado en Paysandú. No es una situación exclusiva.

El vicepresidente de INAU, Jorge Ferrando, reconoció ayer durante una entrevista concedida a radio Carve que en esta situación se encuentran unos 100 jóvenes que cumplen medidas en dependencias del instituto y cuyas edades van de los 18 a los 23 años. En algunos casos, incluso, se trata de jóvenes que fugaron de INAU, cometieron delitos como mayores de edad y que, luego de cumplir la pena en cárcel de adultos, vuelven por orden del juez a completar medidas en el instituto.

"Esto produce una distorsión muy grande en los centros, obviamente, incorporar a la experiencia que cada uno de estos muchachos tiene la experiencia de jóvenes que vienen de la cárcel de adultos produce una distorsión muy importante", reconoció Ferrando.

En muchos casos, y también el de Maikol puede ser uno de ellos, los técnicos del Promesec comienzan a tomar contacto con el infractor aún mientras cumple medidas de privación de libertad, con vistas a preparar el terreno para una futura etapa dentro de este régimen.

Un camino complejo, a veces accidentado, donde casi nunca existen las certezas.

CONTROLADO. Los chicos llegan al equipo del Promesec si un juez de Adolescentes -en el caso de Montevideo, en el interior suelen ser jueces letrados que entienden tanto en materia penal como de menores- dispone que en vez de privarlo de su libertad se le aplique algún tipo de medida socioeducativa.

"Lo primero que hacemos es revisar la causal de ingreso y evaluar el tiempo de atención que necesitará el adolescente", explicó Albistur.

La primera meta del equipo será que el adolescente "asuma la responsabilidad por el hecho que cometió".

Desde los primeros contactos del equipo -que está compuesto por psicólogos, asistentes sociales, educadores de diferentes niveles- se comienza a sondear las inquietudes del chico con el fin de orientarlo a un proyecto educativo.

"Generalmente procuramos generarle, a través de redes sociales con las que trabajamos, un espacio de inclusión", explicó la responsable del programa.

La otra prioridad del equipo es la de revincular al joven con su familia. Integrantes del equipo realizan visitas periódicas a la casa del joven, "la idea es tratar de involucrar a la familia en el proceso socioeducativo".

A lo largo de la serie de encuentros semanales, visitas y entrevistas con técnicos, el equipo del Promesec intenta determinar cuáles son los intereses, las motivaciones del joven para encauzarlas en algún proyecto. "En esto hay que ser cuidadoso, hay que escuchar al adolescente, atender sus planteos salvo que esté expuesto al fracaso, como si por ejemplo plantea que quiere aprender inglés cuando ni siquiera domina el español", explicó Albistur.

Estas etapas, por último, son evaluadas por el juez competente quien determinará por cuánto tiempo más se continuará aplicando el programa.

"Muchas veces somos nosotros los que le decimos al juez: este joven ya pasó tres veces por el programa y no hemos logrado mantener un proceso consolidado", precisó Albistur.

MEDIDAS ESPECIALES. De todos modos, Maikol no tendrá, por ahora, cabida en el programa de libertad asistida.

El adolescente infractor se encuentra internado en el hogar Puertas de INAU en Montevideo, bajo medidas especiales de seguridad, según confirmó ayer el vicepresidente del organismo, Jorge Ferrando.

"Está en un lugar con las medidas de seguridad correspondientes a cuando se trata de situaciones como esta, no hay situaciones de aislamiento en el centro", indicó Ferrando, quien aludió a las denuncias formuladas el año pasado por un representante de Naciones Unidas que cuestionó severamente el estado de los centros donde se encuentran los adolescentes privados de libertad.

Movilizados para apoyar a la familia

Si la ciudad de Paysandú aún no se repone de los hechos desencadenados por el adolescente infractor, el entorno más cercano a la víctima continúa movilizado.

Alumnos y profesores del liceo donde trabajaba la profesora de literatura Romina Severo Pérez (27) piensan en alguna forma de ayuda para quienes la sobrevivieron: sus tres hijos y su esposo.

Allegados al grupo de alumnos y profesores comentaron ayer a El País que la idea era discutida ayer, incluso anoche los docentes se reunieron para evaluar cuáles serían las mejores alternativas. Una primera medida fue la apertura de una cuenta bancaria en el Banco República, a nombre de Zulema Pérez, madre de la docente, N° 036 02 30 902 .

Entre los docentes se analizó la posibilidad de establecer un mecanismo mediante el cual se les descuente cierta cantidad a sus sueldos, que sería luego volcado a un fondo. Por esta vía se le haría llegar un apoyo económico a la familia de la docente fallecida, que vivía ya en una apretada situación económica.

Romina Severo Pérez era madre de tres niñas: una bebé de dos meses de edad y dos pequeñas de 4 y 6 años, ahora al cuidado de su esposo. (Sandra Kanovich)

Robo fatal

El caso sacudió a la ciudad de Paysandú sobre la hora 20 del martes 24 de agosto. Esa noche, la esquina de Soriano y Guayabos fue el escenario de un violento robo. La profesora Romina Severo Pérez (27) regresaba en moto a su casa cuando fue interceptada por otros dos jóvenes que circulaban en otra moto. Quien iba como acompañante forcejeó con ella para robarle la cartera. La joven cayó al pavimento. Un ómnibus la arrolló y perdió la vida de inmediato.

El adolescente identificado como "El Maikol" -largamente conocido por sus andanzas en Paysandú- fue señalado como responsable del hecho.

Una multitud se agolpó frente al juzgado el viernes y un grupo de manifestantes arrojó piedras contra la sede y pretendió hacer justicia por mano propia.

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