Los 33 mineros ya están a salvo

Chile vive el milagro. "Misión cumplida", escribieron los rescatistas bajo tierra cuando todos los trabajadores estuvieron a salvo Euforia en la mina y en Copiapó al concluir histórico operativo

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Raúl Mernies | Enviado a Copiapó

"Ustedes no son los mismos, ni el país es el mismo", dijo el presidente Piñera a Luis Urzúa, el último de los 33 mineros rescatados ayer en un operativo sin precedentes en el mundo, que desató la euforia en todo Chile.

Entre efusivos reencuentros familiares, bocinazos y festejos en todo Chile, culminó exitosamente anoche el histórico rescate de los mineros, con la salida del jefe de turno y líder de los 33 trabajadores, Luis Urzúa. Faltando 5 minutos para las once de la noche, y luego de recorrer el ducto de 622 metros y 66 cm de diámetro, Urzúa llegó a la superficie y fue recibido por su hijo, que no logró contener la emoción.

"Le sirvo el turno como habíamos acordado el día en que tuvimos la primera conversación. Espero que esto nunca más vuelva a ocurrir. Gracias a todos", dijo Urzúa al presidente Piñera que lo esperaba sonriente a la salida del ducto.

"Recibo su turno y lo felicito porque cumplió con su deber, saliendo el último como un capitán. Nos sentimos orgullosos de todos y cada uno de los mineros", le respondió el mandatario chileno.

El jefe de turno recordó los primeros días de encierro y la falta de comida: "Al último estábamos comiendo cada 48 horas, para dejar algo para más adelante". De todas formas, sostuvo, nunca perdieron la fe, aunque sus intentos por salir fracasaron y el contacto con el exterior demoró 17 días.

Piñera le explicó la preocupación que se vivió en Chile porque "perforábamos pero no sabíamos dónde estaban, si estaban vivos o muertos".

Los festejos en el campamento Esperanza comenzaron inmediatamente tras ver salir a la luz a los "héroes del bicentenario", como todos los llaman en Chile, pese al agotamiento generalizado de sus habitantes, luego de haber pasado dos noches en vela esperando el desenlace del operativo.

Las autoridades, los rescatistas e ingenieros se fundían en abrazos interminables, mientras se escuchaban gritos permanentes de "Viva Chile" y llantos emocionados. Los familiares organizaron una marcha, pues parecían no tener espacio en sus carpas para tanta alegría y querían agradecer en el lugar donde oraron estos dos meses: la zona más alta del Campamento Esperanza.

Tras el rescate de los 33 mineros, quedaron adentro de la mina San José los seis socorristas que descendieron para ayudar a los trabajadores en el proceso de ascenso y que comenzaron a ser evacuados. Manuel González, el primero en descender en la madrugada del miércoles, será el último en dejar el lugar del derrumbe.

"Misión cumplida Chile", escribieron los socorristas en un cartel que desplegaron en el fondo del yacimiento para expresar su alegría al saber que el último de los 33 mineros estaba ya a salvo.

ÚLTIMO DÍA. La jornada fue casi perfecta. La única dificultad presentada en la compleja e inédita operación fue que al instalar la puerta de la cápsula Fénix se produjo una torsión que dificultó el cierre, pero las autoridades le quitaron gravedad al asunto de inmediato.

"Cada cierto número de viajes revisamos todo, se establecen los controles adecuado para asegurar el funcionamiento de la cápsula, pero está en muy buenas condiciones", dijo el ministro de Minería, Laurence Golborne

A pesar de ese detalle, el rescate programado para extenderse unas 48 quedó completo en la mitad del tiempo previsto.

A medida que avanzaba el día la cápsula bajaba y subía cada vez más rápido: "Se va dando una curva de destreza y tanto el que opera abajo como el que opera arriba van adquiriendo una mayor habilidad en la operación, en la preparación del minero antes de subirlo, en la salida del minero antes de bajarlo en la superficie, y obviamente eso va generando algunas mejoras en los tiempos de ejecución", dijo un rescatista.

Manuel Alvarado, miembro del directorio de la Asociación Chilena de Seguridad de Atacama, y encargado del equipo de rescatistas, dijo a El País que, durante todo el día, se realizó un intenso monitoreo de la salud de los mineros bajo tierra y se los estabilizó al salir.

Cuestionado sobre el buen estado físico y anímico con que se ve a los mineros al emerger de la cápsula respondió: "No me sorprendió porque ya sabíamos que nuestro psicólogo, Alberto Iturra, regulaba diariamente, con las cámaras de TV, todo lo que sucedía abajo, ya los conocíamos muy bien y sabíamos que estaban fuertes".

Las cifras

22,5 Son las horas que duró el rescate de los 33 mineros, desde que descendió la cápsula hasta que subió Luis Urzúa, el último.

9,25 Son los minutos que duró el ascenso del último minero, Luis Urzúa. El viaje del primero, Florencio Ávalos, tomó 20 minutos.

Viven las últimas horas del Campamento Esperanza

RAÚL MERNIES Desde la mina San José

El campamento Esperanza, que hoy comenzará a desarmarse con la huida de la prensa internacional hacia la ciudad de Copiapó -más precisamente al Hospital Regional -, tuvo un último día peculiar, pero que fue fiel reflejo de lo que se vivió en las últimas jornadas.

Una señora con una pierna de menos sube la pendiente en una silla de ruedas de la que cuelga una bandera chilena, seguida por tres periodistas coreanas. A Bernardita le falta una pierna desde los 9 meses, cuando fue víctima de un incendio. Hace 21 años comenzó a correr en carreras para atletas con capacidades diferentes; hoy tiene 52 años y llegó al campamento sin nada, sólo para "apoyar a los mineros". Se hizo famosa luego de haber sido encontrada por la policía en medio del desierto de Atacama, mientras se esforzaba por subir con su silla de ruedas una empinada pendiente, rumbo a la mina.

A un lado de las vallas que marcan el camino, dos payasos hacen malabares y Osvaldo Sepúlveda toca la guitarra, canta y regala cd con el tema que él compuso para los mineros. El hit, que según el cantautor está batiendo récords en youtube, tiene el original título "Fuerza Mineros".

Del otro lado, cuatro pescadores recién llegados del sur con 4.000 postas de merluza "de regalo, para compartir con los familiares", bañan las presas en harina y cerveza para luego freírlas en grandes paelleras repletas de aceite.

En medio de esta mezcla de olores, sonidos, temperaturas, humedades y sequías, los medios del "primer mundo" se instalaron aparte, separados por una gran pila de rocas, y construyeron pequeños "estudios de campaña", provistos de comida envasada, postres deshidratados y baldes de protector solar.

Ayer, este mismo panorama fue testigo del último anochecer del histórico rescate, que sólo se detuvo en horas del mediodía para hacerle mantenimiento a la cápsula Fénix -que a medida que avanzaba la jornada sufría cada vez más las bajadas raspando la roca viva- y para relevar a los rescatistas que trabajaban en la superficie desde las primeras horas de la noche del martes.

Momentos

El capitán.

Luis Urzúa, el jefe de turno, fue el minero que estuvo más tiempo bajo tierra. Al subir le cedió su puesto al presidente Piñera. "Nos sentimos orgullosos de todos y cada uno", le respondió el mandatario.

¡Chile, mierda!

Piñera no aguantó la emoción y, junto al último minero, lanzó un "¡Viva Chile, mierda!" antes de cantar con fuerza el himno.

Homenaje.

Cuando los 33 mineros fueron rescatados, sus familiares subieron a la zona del Campamento Esperanza donde estaban las banderas que los representaban.

En la ciudad.

"Nuestros 33 niños han emergido de nuestra tierra", gritó una señora en Copiapó, donde festejaron con bocinas, sirenas y caravanas.

Primera emoción.

El abrazo de Byron a su padre Florencio Ávalos fue el primero de una serie de emotivos encuentros de los trabajadores con sus mujeres, hermanos, padres e hijos.

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