Con una carrera de más de setenta años en el cine, cruzando de Cinecittá a Hollywood y colaborando con una inmensa variedad de directores, Dino De Laurentiis falleció ayer a sus noventa y un años. El mundo del cine se vio conmovido.
Célebre por su enorme olfato para intuir talentos y tendencias dentro de la industria, Agostino De Laurentiis, como era su nombre de nacimiento, construyó una carrera única en el mundo del cine. Hizo posible numerosas grandes obras del cine italiano, entre ellas La Strada y Noches de Cabiria, de Federico Fellini, pero también fue responsable de enormes apuestas de Hollywood a partir de los años setenta.
Hijo de fabricantes de pasta, nació el 8 de agosto de 1919 en Torre Annunziata, cerca de Nápoles y estudió en el Centro Experimental de Cinematografía en Roma, con la intención de ser actor, hasta que la Segunda Guerra Mundial interrumpió sus planes. Eso no le impidió meterse en el mundo del cine y producir su primera película en 1941, L´amore canta, de Ferdinando María Poggioli. Con los años armó una de las trayectorias más variadas del siglo XX, en la que aparecen tanto grandes espectáculos (La guerra y la paz, La Biblia) como obras de autor.
Residía en Estados Unidos desde los años 70, cuando quebró su compañía productora italiana Dinocitta. Empezó su carrera con sólo 20 años, convirtiéndose en uno de los puntales del renacimiento cultural italiano de la posguerra y del neorrealismo. En los años 50, trabajó con los más grandes directores italianos, produciendo, además de obras de Fellini, Arroz amargo de Giuseppe de Santis, películas de Roberto Rosselini, Eduardo de Filippo y Mario Monicelli. En su filmografía figura asimismo El huevo de la serpiente (1977) film en el exilio del maestro sueco Ingmar Bergman.
En Estados Unidos produjo Los tres días del Cóndor de Sydney Pollack con Robert Redford, la remake de King Kong dirigido por John Guillermin en 1976, El motín del Bounty de Roger Donaldson con Mel Gibson en 1984, y Hannibal de Ridley Scott en 2001, entre muchísimas otras.
Considerado una leyenda del cine, produjo o coprodujo más de 500 filmes, de los cuales 38 fueron nominados o ganadores de Oscar, entre ellos La Strada. En el 2001 recibió en Los Angeles el premio Irving Thalberg por el conjunto de su carrera y por su "creatividad como productor" y "la alta calidad" de su cine.
"El cine pierde a uno de sus grandes viejos", reconoció el ex alcalde de Roma, Walter Veltroni, conocido cinéfilo, quien elogió su capacidad de producir cine de autor (Fellini, De Sica, Monicelli, Comencini, Petri, Soldati, Scola) y de películas taquilleras. Trabajó a menudo en cooperación con el productor Carlo Ponti, marido de Sophia Loren, despertando la curiosidad de la prensa mundial ya que los dos estaban casados con las mayores divas italianas del momento.
Tras radicarse en Estados Unidos al inicio de los 70, De Laurentiis produjo verdaderos éxitos como Barbarella y Conan el bárbaro a la vez que producía míticos films de autor como Terciopelo azul de David Lynch. En los últimos años prefería producir adaptaciones de libros exitosos y gracias a su buen ojo alcanzó un notable éxito con Hannibal, el origen del mal (2007) y Dragón rojo, un remake de Manhunter en 2002.
(BASADO EN AGENCIAS)
Una familia para el cine
De Laurentiis se casó en 1957 con la bella actriz Silvana Mangano, de quien se divorció en 1988, un año antes de la muerte de ella. Con Mangano, el gran amor de su vida, a la que descubrió cuando produjo uno de sus mayores éxitos, Arroz Amargo, tuvo cuatro hijos. Una de ellas fue Raffaella De Laurentiis, quien también se dedicó a la producción, aunque más enfocada a la clase B y a la fantasía, con películas como "Kull el conquistador", "Corazón de dragón", "Duna" y "Conan". Su padre productor se casó por tercera vez con la exuberante rubia Martha Schumacher, también productora, con la que tuvo dos hijas.