MADRID | El presidente del gobierno vasco, el socialista Patxi López, y el presidente del Partido Popular (PP) vasco, Antonio Basagoiti, llegaron a un diagnóstico: la izquierda abertzale (vasca) se está moviendo, se otea un horizonte de "esperanza" y es necesario mantener la firmeza. Además, certificaron que la alianza que mantienen en el País Vasco no peligra a pesar de las advertencias que lanzaran algunos dirigentes populares, quienes han amenazado con romper la unidad antiterrorista con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero si en las legislativas está Sortu (el nuevo grupo político formado por miembros del ilegalizado Batasuna -pertenecientes a la izquierda abertzale-, que en una declaración histórica condenó la violencia de ETA).
También se entrevistó López con el presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) Iñigo Urkullu, fuerza política que defendió en la víspera en el Parlamento europeo que Sortu sea legalizada y participe en los próximos comicios porque "cumple todos los requisitos".
Si bien los contactos telefónicos entre los dos representantes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el PP son continuos, el encuentro cara a cara se llevó a cabo para pactar las discrepancias que, sobre todo, son formales y "de ritmo".
Cuando ETA anunció su actual tregua el pasado 10 de enero, López admitió que, aunque insuficiente, era "un paso". "Hemos oído cosas que no habíamos escuchado antes", dijo quien durante el último comité nacional del Partido Socialista de Euskadi (PSE), realizado hace una semana, trasladó a los miembros del partido su convencimiento de que "esta puede ser la buena", por ello los socialistas vascos apuestan por lanzar un mensaje de "esperanza" a la sociedad.
Sin embargo la modulación que ha registrado el mensaje del PSE y del Ejecutivo autonómico a medida que han sucedido los acontecimientos no se ha producido aún en el PP, en cuyas filas el alto el fuego fue recibido con bastante recelo. Basagoiti, desde un primer momento, rebajó el entusiasmo al recordar que la izquierda radical no ha condenado los cerca de 900 asesinatos de la banda. Daniel Beltrán Rohr, corresponsal