EDUARDO BARRENECHE
La convicción de que la delincuencia juvenil tira por tierra los planes policiales de seguridad y que la Justicia no penaliza las agresiones que a diario sufren los policías, son las principales preocupaciones de la Jefatura de Montevideo.
A las 11 de la mañana de hoy, Bonomi e integrantes del Comando de la Jefatura de Montevideo se reunirán con compañeros de la Seccional N° 21 del agente de primera Juan José Morales Lacuesta (36), quien fue asesinado el martes 8. La Policía sospecha de dos adultos -hoy volverán a declarar ante la Justicia- y de un menor que quedó en libertad.
Morales Lacuesta acababa de finalizar su turno en la comisaría cuando fue sorprendido por los agresores a tres cuadras de su casa, en Carlos Arocena y Charles Dickens. El agente recibió disparos en el hombro y en el hígado.
En la reunión de hoy, los compañeros de Morales Lacuesta solicitarán a Bonomi un mayor respaldo y plantearán su congoja por la pérdida del colega asesinado, quien fue recordado como buen compañero y un policía con una excelente foja de servicios.
Para las jerarquías policiales, la falta de retención de los menores infractores por parte del INAU pone en jaque cualquier plan de seguridad, ya que estos cometen una rapiña, son atrapados, llevados al INAU y a los pocos días están delinquiendo otra vez. En cambio, los delincuentes adultos que protagonizan una rapiña son capturados y luego encarcelados en una cárcel durante cuatro o cinco años dependiendo de la gravedad del delito.
Al finalizar el sepelio de Morales Lacuesta, el director de Seguridad de Montevideo, Miguel Iraola, señaló que el sistema político uruguayo aún no se puso de acuerdo "sobre qué hacer con los menores infractores que asuelan a todos", en particular sobre si mantener o no sus antecedentes.
Iraola dijo que aplicar medidas contra este tipo de delincuentes no debería "demorarse mucho más" y se cuestionó "cómo llegamos a este punto".
En un editorial publicado en la página web del Ministerio del Interior en enero de este año, Bonomi expresó que entre 1995 y 2006 el número de menores internados por rapiña creció 234%. Agregó que, en el mismo período, el número de mayores procesados por este delito creció 87%.
Citando fuentes policiales, Bonomi indicó que, de enero a noviembre de 2010, los menores intervinieron en el 43% (5.350) de las rapiñas. En ese período del año pasado, se cometieron 12.442 atracos.
CRíTICAS. A las 9.50 horas de ayer, el director Iraola leyó un discurso de despedida frente al cuerpo de Morales Lacuesta a pocos metros del Panteón Policial del Cementerio del Buceo. En el acto se encontraban Bonomi, el subsecretario Jorge Vázquez, el jefe de Policía de Montevideo Walder Ferreira y familiares del policía ultimado.
"Nos parece notar desaprensión cuando a diario y de forma constante, los desacatos y las agresiones a los policías parecen no ser actos punibles sino `parte del paisaje`", dijo Iraola en clara alusión a una inacción de la Justicia Penal ante las agresiones que sufren a diario los policías.
En otra parte del discurso, Iraola indicó que "notamos esa indiferencia (de la Justicia) cuando un policía que cumpliendo con su deber detiene a alguien que desacata el mandato de la ley y desafía la autoridad, agrede con o sin armas".
Dijo que cuando este efectivo "llega al templo de la ley (Juzgado) que juró defender, se encuentra con ese purismo envidiable de quien vive en torre de marfil y hace responsable penalmente al policía de un raspón, de un revolcón, quizá por haber caído al suelo luego de un forcejeo".
Juan Morales "simboliza a la policía en su lucha desigual", advirtió Iraola. Es que para él hay "una crisis de respeto" hacia la institución policial y "ciertas diferencias" a la hora de juzgar sus acciones por parte de la Justicia. Agregó que si un policía "pierde un diente en una refriega, es solo un gaje del oficio. En cambio si algo le pasara a un delincuente con antecedentes criminales, habría otras consecuencias".
Ayer, a la salida del Consejo de Ministros, Bonomi dijo que a Morales Lacuesta "lo mataron por ser policía".
Recordó el caso de un agente de Durazno que sufrió la rotura de varios huesos durante un incidente y a su agresor la Justicia solo le impidió concurrir a ver al Carnaval. "Si eso hubiera pasado con un policía, este estaba preso", dijo.
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Leslie Van Rompaey, indicó a El País que no conocía ninguna situación donde algún juez no haya dictado procesamiento cuando estuviera probado un delito contra un policía. "Nunca hemos recibido un planteo en ese sentido", señaló.
El martes 8, en Maldonado, un sujeto de 22 años se desacató luego de ser detenido cuando salía de una vivienda. Durante el forcejeo, provocó lesiones a un agente. Hoy el policía declara ante la Justicia por ese hecho.
También su padre
Durante el entierro de Juan José Morales Lacuesta, el director de Seguridad de Montevideo, Miguel Iraola, recordó que el padre del policía ultimado por tres delincuentes en la madrugada del martes había muerto en una acción de servicio. "Tuviste la misma dignidad de tu padre, el que en 1977 también ofrendó su vida por sus conciudadanos", dijo.
Según fuentes policiales, el padre de Morales Lacuesta murió cuando intentaba rescatar personas durante unas inundaciones ocurridas en el interior del país.
Morales Lacuesta tenía dos hijos pequeños y vivía en Paso de la Arena. Ingresó a la Policía el 14 de julio de 2003 y el 20 de junio de 2007 pasó a la comisaría N° 21.
Círculo: agresiones son viejos problemas
El Círculo Policial afirmó ayer que las agresiones físicas e insultos a policías ocurren en forma diaria y se arrastran desde hace tiempo.
Según fuentes de esta agremiación, la mayoría de estos incidentes son padecidos por personal de patrulleros que arriban a lugares donde ocurrieron homicidios, accidentes o en apoyo de un operativo antidrogas.
Los policías que integran dichos cuerpos deben lidiar con detenidos que se desacatan o delincuentes que protagonizan ilícitos y luego huyen hacia cantegriles, según el Círculo.
Cuando la Policía intenta perseguirlos dentro de los asentamientos, enfrentan la resistencia de vecinos que protegen a los malvivientes.
En este momento, la sociedad uruguaya sufre una pérdida de valores, sostiene la agremiación que nuclea a oficiales policiales en actividad y retiro.
Los directivos del Círculo Policial consideran que la Policía sufre la misma inseguridad que la población, "ya que ningún uruguayo está libre de ser rapiñado por un delincuente adicto a la pasta base o un menor". También advierte que los agentes policiales están muy expuestos por portar un uniforme que los transforma en un blanco directo de delincuentes.
Los gremios policiales, que defienden mayoritariamente al personal subalterno, señalaron que, en este momento, la Policía "está siendo amenazada" y reclamó una reunión al ministro Bonomi para tratar el tema.