El presidente José Mujica dedicó su audición radial a la situación carcelaria y a los hechos que rodearon el asesinato del violento recluso conocido como "El Rambo".
El mandatario dijo que el crimen dejó al descubierto una realidad que no era desconocida pero que fue gracias a un "asesinato a tiros" dentro de una cárcel de máxima seguridad que el país pudo ver en forma gráfica que existía la posibilidad de que un preso tuviera un arma poderosa en su poder.
"En realidad sabíamos de alguna forma que estas cosas pasaban", que se tenían indicios de que entraban armas y drogas a las cárceles, afirmó Mujica.
"Sabíamos con pruebas más que concluyentes que entraba droga y circulaba, y sabíamos que el peso de estos hechos no puede achacarse livianamente a los sistemas de visitas, a los familiares. Teníamos la clara certidumbre que un cuerpo tan grande como la policía, y digno en términos generales, podía tener en su seno, como pasa en cualquier organismo grande, alguna falla en alguna persona, en algún funcionario, alguna excepción", afirmó el presidente.
"Es obvio que si entran armas y drogas, lo hacen por la puerta. No es el espíritu santo que se cuela en las cárceles. No podemos, además, estigmatizar a los familiares ni al conjunto de la policía. Acá hay una falla de carácter individual para la que no hay receta conocida", agregó.
Mujica mencionó la recomendación que varias veces se realizó al Ministerio del Interior del que el acceso a las cárceles fuese controlado por las Fuerzas Armadas. "Que el acceso de las personas pudiera ser, eventualmente, controlada por parte de las Fuerzas Armadas, otro cuerpo con otra disciplina", afirmó y aclaró que esto no significa que la policía pierda "soberanía".
Entendió las resistencias que se generan en torno a esta propuesta, de la propia policía, de las Fuerzas Armadas y de la población. Dijo que son comprensibles y hasta una garantía.
"Pero nosotros estamos ante una emergencia que tenemos que encontrar la forma de derrotarla y no hacernos los tontos", enfatizó.
ROTACIÓN. Mujica dijo que es necesario rotar el personal policial en las cárceles porque la "vocación de carcelero" es algo que no existe en el mundo.
Trabajar mucho tiempo en estos lugares, dijo, "tiende a alterar a cualquier persona normal".
El mandatario dijo que no se puede "condenar" a alguien por décadas a esta tarea. "Ese es un error de no entender lo que es la naturaleza humana. Por eso tiene que ser un servicio de carácter rotativo", puntualizó.
Mujica dijo que cuando la "rutina, el tiempo y la estabilidad se combinan con alguna excepción de la debilidad humana, la tentación a la corruptela (sic) es grande. Y la falla de alguno se puede arrastrar por mucho tiempo y termina sepultando todo lo correcto que pueda tener un sistema".
El presidente entiende que el problema carcelario "es uno" y que en el Estado son concientes del "lamentable" estado de las cárceles uruguayas. "Y por eso estamos invirtiendo a toda máquina y hay una verdadera remodelación".
Dijo que los problemas son parte de una realidad que la sociedad debe enfrentar sin respuestas fáciles.
Finalmente Mujica reconoció que la causa general del delito radica en "ciertas condiciones sociales" y no aceptó la visión de que haya barrios o zonas donde la policía no pueda entrar.
"No acompañamos la idea de que existan barrios donde la Policía no pueda entrar, o territorios dominados. No acompañamos esa visión ni estamos dispuestos a ceder terreno en esa visión, eso hay que tenerlo claro", apuntó.