Complejidades de la legítima defensa

Caso. En el juicio del óptico procesado el martes "todos mintieron" concluye el tribunal

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RENZO ROSSELLO

Nuevamente la sinuosa línea entre la legítima defensa y el homicidio trae la polémica al tapete. La resolución del Tribunal de Apelaciones en el caso del óptico desmonta la teoría de la defensa propia. En este caso, concluye, "todos mintieron".

La primera constatación que hizo el Tribunal de Apelaciones en lo Penal de 2° Turno -que integran los ministros William Corujo, Alfredo Gómez Tedeschi y José Balcaldi- es que ninguno de los tres directamente involucrados "son sinceros en los relatos que brindan acerca del por qué y del cómo del incidente en autos, que culminó con la muerte de Fabián Juárez Chico".

De ese modo comienzan los considerandos de la resolución judicial que termina en el procesamiento del óptico Juan Mariño (58) por un delito de homicidio complejo. El desarrollo del fallo establece que: los cómplices de Juárez Chico mintieron sobre el origen de los disparos que hirieron a uno de ellos y dieron muerte al joven de 20 años; que el óptico mintió sobre la amenaza con un cuchillo y la supuesta existencia de otra arma; que pese a su condición de tirador entrenado no evitó disparar hacia centros vitales; que en la forma de alejarse de la escena del crimen revelaba ya su condición de culpable.

El fallo sobreviene luego del recurso de apelación presentado por el fiscal Ariel Cancela, quien nunca coincidió con la resolución de la jueza penal Fanny Canessa. Como se informara oportunamente, la magistrada luego de realizar la reconstrucción del hecho, resolvió sobreseer a Juan Mariño, al entender que había actuado en legítima defensa. Aún después del fallo en el tribunal de alzada que revocó su decisión la jueza se mostró convencida de su decisión de 2009.

Ahora el comerciante acusado de "homicidio complejo" pasó a estar alojado en Cárcel Central. Pasaron 26 meses desde aquella noche de enero de 2009 y la cadena de indicios que lo llevó a prisión parece ser firme para los tres ministros del Tribunal de Apelaciones.

MARIÑO. "Parto de la primera versión del indagado (Juan Mariño) que no es espontánea, extremo que no puedo pasar desapercibido: tras dar muerte a una persona y herir gravemente a otra, sin gritos ni pedidos de auxilio, se retira del lugar y no por el camino más normal, corriente y breve, sino que a fojas 10 declara que: `...Yo hice una manzana más porque no quería que me vieran...`, lo cual además de la pueril explicación, resulta un claro indicio de culpabilidad", razona uno de los tres ministros del tribunal.

A este primer indicio se agrega luego que Mariño recibe "alguna forma de asesoramiento jurídico, entre ellas, una funcionaria policial" antes de entregarse a la Policía.

Del análisis de esas primeras declaraciones del comerciante surgen otros elementos, tales como el haber sido atacado con un cuchillo al ser abordado por los tres jóvenes. Sin embargo se hace notar que "no presenta ningún rasguño". Y que luego su declaración cambia y sostiene que sólo blandía el arma y que el delincuente "lo agarraba del brazo".

En su testimonio Mariño sostiene que el atracador le puso un cuchillo de larga hoja en la cara. "Para mí, el tipo me cortaba el pescuezo", declaró. En el forcejeo con el atacante pierde el equilibrio, pero consigue tomar distancia y echó mano a la riñonera. Allí llevaba su revólver calibre magnum 357, un arma de alto poder de fuego. Con ella, declara Mariño, efectúa "un par de disparos intimidatorios".

Pero los jueces estiman que "si observamos las fotos de la reconstrucción y vemos la distancia que existía entre ellos, en realidad Mariño los ejecuta y certeramente, porque se trata de un sujeto acostumbrado al manejo de armas, con práctica de tiro, por más que quiera quitarle entidad a tal práctica".

"Lo realmente ilógico es que los atracadores lo dejen reaccionar si estaban armados de tal cuchilla y, para empezar ésta no aparece y contra todo pronóstico sí aparece el revólver de juguete, lo que resulta sospechoso porque de ocultarse los elementos utilizados, se hubieran llevado los dos", sostienen más adelante los magistrados.

El análisis desplegado por los juristas también descarta rápidamente las declaraciones de los otros dos implicados en el hecho, el delincuente que resulta herido por el disparo de Mariño y su cómplice. Se sostiene que "mienten descaradamente" sobre el origen de los disparos que, en sus declaraciones, atribuyen a "unos planchas" que los abordaron, pero que nunca aparecieron.

Parece claro, entonces, que los tres indagados ocultaban algo en sus respectivas declaraciones. De todos modos para el tribunal son las de Mariño las que concentran todo el interés, ya que fue quien efectuó el disparo que dio muerte a Fabián Juárez. Y allí entran en juego, otra vez, las propias declaraciones del comerciante.

"Él no me hizo nada, parecía como un espectador", declara Mariño al referirse a Juárez. Al describir dónde se encontraba y en qué actitud dice: "si bien no distinguí arma, vi que él estaba atrás, me apuntaba con un cañito gastado". Luego aclara que no lo hacía con el "brazo extendido".

"La pregunta es ¿qué riesgo inminente corría su vida como para dispararle a Juárez un tiro, si estaba detrás y parecía un espectador?", cuestionan los magistrados. De todos modos, el Tribunal precisa que no comparte ni la decisión de la jueza Canessa ni la posición del fiscal Cancela, que pretendía en su alegato que ni siquiera se probó que los jóvenes fueran a cometer una rapiña. "Lo cierto es que resultaría un absurdo y una situación inexplicable el ataque a tiros por nada", argumentan.

MIEDO. Nelly Zurdo, la esposa del comerciante ahora encarcelado, se mostró convencida de la injusticia del fallo del Tribunal de Apelaciones.

Mariño comenzó a cumplir su pena de reclusión en Cárcel Central, aunque su abogada defensora ya alegó su voluntad de buscar su excarcelación en razón de los problemas cardíacos que arrastra el comerciante.

"Es un hombre de bien, honrado. Nunca le ha hecho mal a nadie", dijo la esposa de Mariño en declaraciones recogidas por Subrayado.

Los vecinos y conocidos del comerciante manifestaron su rechazo al encarcelamiento también. El vicepresidente de Cambadu, Daniel Fernández, también expresó su simpatía con el óptico y recordó la vulnerabilidad a la que están expuestos los comerciantes, frecuentes víctimas de violentos atracos.

"Es un hombre correcto, buen padre, compañero, excelente amigo de todo el mundo. No hay persona que no lo quiera", dijo la esposa de Mariño.

Nelly Zurdo recordó que su esposo siempre había tenido una conducta recta, que ni siquiera poseía "una infracción de tránsito". La mujer recordó que, después del episodio ocurrido en la noche del 16 de enero de 2009, vivían con temor. "No salíamos de noche porque tenía miedo", recordó la mujer.

Si bien el caso parece laudado con la resolución del Tribunal de Apelaciones -desde el punto de vista jurídico queda la instancia de un tribunal de casación en la órbita de la Suprema Corte de Justicia para rever el caso de manera definitiva-, la abogada defensora de oficio de Mariño manejó la posibilidad de ir por su excarcelación.

En tal sentido la abogada Claudia Amoedo dijo a El País que se dispone a pedir la excarcelación de su defendido aduciendo "problemas de salud, su edad y que verdaderamente no representa un peligro para esta sociedad".

La cifra

26 meses y cinco días después la Justicia revocó un fallo y decidió enviar a prisión a un comerciante que mató a un joven e hirió a otro.

Polémico caso de legítima defensa

El caso del comerciante Jesús Dávila guardó algunas similitudes con el del comerciante ahora encarcelado. Como se recordará, Dávila disparó y dio muerte a dos jóvenes el 30 de septiembre de 2010, al entender que estaban entrando a asaltarlo a su local en la zona de Tres Cruces. En este caso el juez Daniel Tapié entendió que había obrado en legítima defensa y lo sobreseyó. Sin embargo, el abogado de la familia de uno de los jóvenes abatidos, Lewis Texeira, intentó sin éxito revertir ese fallo. El abogado Fernando de los Santos sostuvo que, en este caso, el fiscal Eduardo Fernández Dovat priorizó elementos subjetivos por encima de elementos objetivos. "Los muchachos estaban desarmados y uno muere por un disparo por la espalda. Además la pericia es contundente y no se analiza. Yo he visto que ha habido casos de legítima defensa, pero que la fiscalía se toma el tiempo para recibir la pericia y analizarla", sostuvo De los Santos al ser consultado cuatro meses después que su pedido de reapertura del caso fuera rechazado. En su defensa, el comerciante Dávila sostuvo que los presuntos delincuentes lo habían amenazado con un arma que, luego se vio, era de juguete.

Últimos casos en la Justicia

HOMICIDIO COMPLEJO Se trata de una "figura doctrinal", no propiamente de una tipificación establecida en el Código Penal vigente. La imputación alude a dos delitos, en el caso del óptico: un delito de homicidio y uno de homicidio en grado de tentativa.

HOMICIDIO CULPOSO Se trata de un caso donde el imputado es autor de una muerte que sobrevino como resultado de una acción "que, pudiendo ser prevista, no lo fue, por imprudencia, impericia, negligencia o violación de leyes o reglamentos". Un ejemplo es el caso de accidentes automovilísticos, donde el conductor es responsable de la muerte de un tercero al ser embestido o chocado por su vehículo.

HOMICIDIO "El que, con intención de matar, diere muerte a alguna persona, será castigado con veinte meses de prisión a doce años de penitenciaría", según el Artículo 310 del Código Penal.

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