HUGO GARCÍA ROBLES
El pasado jueves 21 de abril, José Carreras, actuó en el Hotel Conrad, acompañado por la Orquesta Sinfónica Punta del Este, dirigida por David Giménez Carreras. El hotel se ha convertido hace ya tiempo en el más importante animador cultural del balneario esteño. Con acontecimientos de muy distinto carácter, sistemáticamente a cargo de figuras de alcance internacional, no deja de vestir los atractivos naturales del balneario con otros, tal como sucede en los equivalentes centros turísticos.
El recital de José Carreras se cumplió con la sala colmada por un público entusiasta que incluyó varias figuras muy conocidas del medio artístico, televisivo, empresarial y gastronómico, nacionales y de países vecinos. El tenor catalán cantó un repertorio de temas de la vertiente popular. Varias "canzonette" napolitanas, en inglés Man de La Mancha de Mitch Leigh más un aria de South Pacific de Rodgers y Lejana tierra mía junto con El día que me quieras ambas con música de Carlos Gardel, concluyendo con Granada de Agustín Lara. Pero el aplauso reiterado y sostenido obligó a Carreras a cinco extras que incluyeron boleros para concluir dentro del espectro latinoamericano.
José Carreras cantó acompañado por la estupenda actuación de la Orquesta Sinfónica Punta del Este, dirigida por el maestro catalán David Giménez Carreras, sobrino del tenor que impresionó como un director muy dotado. Su carrera así lo demuestra, con una particular inclinación por los espectáculos de ópera. Su batuta muy atenta y flexible como acompañante del tenor, se lució en los tres fragmentos instrumentales que alternaron con las intervenciones de Carreras, en una fórmula bien pensada, que otorgó diversidad al recital que se desarrolló sin pausa, con la variable señalada de intervenciones puramente orquestales y las que contaron con la voz del ilustre tenor.
Después de la grave enfermedad que felizmente Carreras ha superado totalmente, la voz del tenor luce con esplendor y sin signos de estar tocada por una larga carrera que comenzó en 1970. Es fresca, de un volumen no necesariamente poderoso, pero capaz de matices expresivos que hablan además de la inteligencia interpretativa que ha sido siempre una de las virtudes más notorias de Carreras.